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jueves, mayo 07, 2015

Venezuela y las películas de "terror"

 Siempre me ha llamado la atención el cine, últimamente he estado atento a esa relación entre la película y sus espectadores, por ejemplo, con el asunto ese de las 50 sombras casi me caí de espanto, sobre todo por ver cuanta mujer “normal” se declaraba sumisa y fan del fulano libro, me dio por pensar en cuanta tinta, papel, gritos y consignas han perdido las feministas durante el siglo XX para que en el siglo XXI la acefalía haga explosión, así, sin vergüenza ni reconcomio, muy al contrario, con mucha honra.

Otro fenómeno son las fulanas películas de “terror”, esas donde los malos hacen picadillo a los buenos de las maneras más crueles, de verdad me espanta ese tipo de cine pues no le encuentro explicación al morbo de disfrutar las miles de maneras de matar a un semejante, sobre todo porque al minuto 10 ya puedes saber como terminará y de los cientos de clichés con las que esas películas están construidas. Tengo la creencia de que quienes van a los cines a ver ese tipo de filmes lo hacen pues se sienten ajenos a esas realidades, es decir, no hay ninguna posibilidad de que le sucedan a ellos esas cosas espantosas que los argumentos narran.

Ahora bien, he visto con curiosidad que esas películas no las pasan en las salas de cine nacional, no es que la gente ahora piense más o se hagan menos películas de ese genero pues en cualquier puesto ambulante de películas piratas se pueden ver cientos de títulos por ese estilo, yo creo que las han retirado de las carteleas locales pues ya no so realidades ajenas en este país.

Si a eso le sumamos que ya la gente no va mucho al cine pues andar en la calle a las diez u once de la noche es una temeridad que pocos cometen, no creo que a nadie le guste mucho recordar que en cualquier esquina te pueden destripar y que ese fulano destripador siga impune hasta que alguien le haga eñ favor de destriparlo a él (o ella) .

Quizás exista una comisión de censura que procure limpiar las carteleras para que nadie recuerde la maldad imperante en este territorio, aunque nadie me ha contado nada similar es perfectamente factible esa posibilidad. Así como nadie habla de la guerra entre algunos estados del occidente de Venezuela que se puede sentir cada vez que pasas frente a alguna empresa de encomiendas donde hay anuncios que prohíben terminantemente enviar medicinas, productos de cuidado personal y alimentos a esos estados, alegan que ni escondidos o camuflados pues las fuerzas del orden hacen requisas constantes en las encomiendas con ese destino y quienes al final pierden son las empresas pues entre multas o cierres fácil pueden ir a la quiebra, tampoco se habla mucho de la públicamente expuesta relación entre los grandes jerarcas del crimen en Venezuela, los Pranes, y el estado, pues en los últimos años se ha construido todo un imperio criminal que es manejado desde las cárceles de máxima seguridad, ahí se manejan desde los asesinatos por encargo hasta los secuestros, extorsiones y según me cuenta gente de mi absoluta confianza los custodios hacen de mandaderos, todo eso a plena luz del día y en muchos casos ante los acordes de “artistas” de moda que son contratados para dar conciertos privados o en las discotecas que existen allá donde la compañía femenina es pagada en efectivo y manejada como agencia de acompañantes de alto nivel.

Total, cualquier película de terror se queda corta ante la realidad nacional, el cine es para perderse en la ficción durante un rato, sabemos que se acaba al encender la luz y abrir las puertas, comer cotufas, olvidarte de cualquier atisbo de realidad, hasta es una excusa perfecta para apagar el teléfono sin que exista alguna consecuencia pues todos aceptan eso de “estaba en el cine, disculpa pero tenía el teléfono apagado”, sin embargo ante lo que sucede en las calles, cuando reúnes dinero y valor para ir al cine (preferiblemente acompañado) no creo que nadie quiera ir a confirmar que las fantasías más espantosas de los guionistas se quedan cortas ante la maldad que este siglo XXI nos ha legado en esta esquina que alguna vez aspiró a ser del primer mundo, que sin embargo se ha degradado a ser un pedacito del inframundo del que solo se sale en avión y con visa.
José Ramón Briceño, 2015

@jbdiwancomeback


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