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jueves, noviembre 21, 2019

Crónica de un día cualquiera en Venezuela



Cuando tenía once años, en alguna de las vacaciones escolares, estaba de visita en una casa que tenía mi padre cerca del mar, aquella residencia  tenía un amplio patio, tan grande que comunicaba con la calle de atrás por donde invariablemente salían los vehículos estacionados. Había ido con mi abuela que si bien era una buena mujer sufría de manía organizacional que usualmente iba mezclada con un muy débil manejo de la ira súbita que brotaba ante el primer intento insurreccional de quien fuese, y yo no era una excepción, aquella casa vacacional tenía un amplio patio trasero que fungía como estacionamiento  cuyo suelo no estaba asfaltado ni con construcción alguna, aquella mañana cayó una profusa lluvia que había dejado empantanado todo el patio, por lo que andar hasta el carro sin terminar sucio era toda una proeza. Como es normal en el trópico y tanto más cerca del mar, andaba descalzo, al salir al patio había dejado mis zapatos en una ventana con el agravante de haber dejado los calcetines usados dentro del calzado, razón por la cual mi abuela ordenó que las sacase para que no oliesen mal.

Eran tiempos en los que no existía la televisión por cable ni la satelital, cuando menos no para gentes de clase media tirando a baja como nosotros, por lo que la única opción de entretenimiento era lo que hoy llamaríamos televisión de señal abierta, en aquella casa había un aparato que tenía una larga antena aérea en el patio trasero, que a su vez era sostenida por unos alambres que evitaban que se balanceara mucho cada vez que hacia viento , uno de esos alambres pasaba justo por encima de un cable eléctrico con el que hacia contacto pero al cual nadie había puesto atención bajo el supuesto de que todos sabían y evitaban tocar nada de aquel aparato, bueno, nadie me avisó y al ir a buscar los zapatos quise evitar pisar un charco que circundaba la base agarrando la antena para saltar, recordemos que llovió toda la noche, estaba mojado el piso y andaba descalzo, lo último que sentí fue esa desagradable sensación de la descarga eléctrica fluyendo por mi cuerpo sin alivio posible, abrí los ojos en un hospital de pueblo rodeado de caras asustadas mientras un médico hacia lo que después supe eran 15 puntos de sutura por donde (según los entendidos) salió la electricidad, ahí supe que había estado muerto algunos minutos y que ese equipo médico me trajo a la vida.

Cuarenta y tantos años más tarde
Hay madrugadas, mientras me preparo para ir a trabajar, cuando pienso que morí en aquel accidente y por algún movimiento karmático me tocó el infierno venezolano ya que a los once años difícilmente pude haber cometido algún acto que mereciera tal castigo. Quizás fue la vez aquella en la que luego de una fiesta me quedé dormido en una esquina cualquiera de un barrio peligroso y cuando desperté estaba frente a mí un fulano con un pico y una navaja preguntando por otro que le había robado algo de casa, a lo mejor por uno de esos misterios del universo parte del castigo es recordar esos episodios de casi muerte (o 10 minutos de muerte en el caso de mi accidente infantil) como para que la duda perviva cada mañana mientras me preparo para ir a un trabajo que dista dos horas o más de distancia por un sueldo que  alcanza si acaso la subsistencia mínima, tanto es el drama que hasta sufro una crisis gástrica por estrés.

A pesar del mal humor matutino por la idea del viaje al trabajo, cuando salgo a la calle evito detallar el terrible entorno urbano en el que resido para  distraerme con los colores y la forma de los cielos desde la montaña en la que vivo, siempre son una maravilla, tanto que muchas veces me pierdo en pensamientos menos trágicos al amparo de la ensoñación matutina del amanecer, todo más o menos bien hasta que llego a la estación del metro de caracas, vuelvo a pensar en la idea del castigo infernal.
En esas estaba pensando en la perfidia del diablo quien puede fácilmente hacer de Venezuela una capital infernal menor, honor que comparte con Siria , Afganistán, Irak, Corea del sur y otros países con similares esplendores de artificio infernal, de seguro entre los colaboradores del inframundo la cosa es como los empleos gubernamentales donde todos son expertos pero como nadie sabe nada se desviven en ser imprescindibles para los jefes adornándolos con cuanto halago se les ocurre , hasta serviles se vuelven para poder figurar. Los esclavos infernales han de ser algo así y los delegados por transformar Venezuela en un espacio idóneo para el solaz de Belcebú en persona , se esmeran en llevar la retorcida cuerda de la maldad hasta cotas insólitas que están al borde de dejarse descubrir, asunto importantísimo para el departamento de  defensa del infierno tropical #3 , que ha sido el designado para ejecutar la operación de dimensionado diabólico  bajo la expresa asistencia técnica por parte de varios miembros importantes de la corte de condenados modelo como el padrecito Stalin , el camarada Fidel y el comandante de sabaneta , quienes desde su insondable sabiduría maligna intentan reducir su pena diseñando infiernos a la medida de la exigencia que se espera de un consejo experto de tal talla.

Estos infiernos “menores” existen como una suerte de pre-castigo donde las almas condenadas hacen su pasantía y al morir, cuando pasen unos cuantos miles de años en la eternidad del castigo final, cuando el dolor y el miedo ya no tienen más espacio donde crecer para convertirse en una normalidad cualquiera que ya ni molesta de lo acostumbrada que está el alma castigada, en ese momento de aburrimiento, cuando busques las que por lo general deberían ser los recuerdos más felices, los de la vida. En ese instante el castigo sube un par de peldaños más en el momento en que caes en cuenta que estás mejor ahora en el infierno pues peor ya no hay, en cambio en vida, siempre hay capacidad para vivir de modos más infames.

Es un pensamiento terrible que mastico durante el tiempo que voy viajando en el metro, por lo menos los días en los que no tengo nada que leer para perderme hasta llegar a mi estación. Lo peor es que es absolutamente factible que así sea, lo que no vuelve menos aterrador el pensamiento debido a la  imposibilidad de validar alguna tesis , sobre todo desde que tomas conciencia de que si mi pc inventa miles de mundos   a partir de personajes casi humanos recreados en un laboratorio digital o en la sala de algún adolescente , quien quita , quizás pudiéramos ser entes creados para el disfrute de alguna civilización interdimensional , la locura e inconsistencia de la humanidad dan para pensar que tanta ridiculez que sucede en el planeta pueda formar parte de alguna realidad organizada por un ejército de resentidos sociales que fabrican las cosas más absurdas, dolorosas , espantosas y hermosas que hace la especie humana , todo eso hace complicado pensar que sucedan de gratis sin aplausos en alguna parte del cosmos, de otra entonces peor la sensación de saberse participante activo del eterno naufragio de la tierra que vive así quizás como trauma genético luego del seguramente espantosa inundación del diluvio universal que dios regaló como ofrenda a su muy querida obra , en este caso también vale criticar un poco a un dios omnipotente que hace mal su trabajo fabricando seres sin la perfección esperada de tan elevado espíritu (punto para la teoría infernal) a quien seguramente las matemáticas se le deben dar mal, quizás el dios sea la parte en combate con el verdadero creador más cercano al infierno que otra cosa, aunque aparentemente los celestiales del barrio elegante del inframundo se metieron por diversión a molestarle el oficio al sabio Lucifer quien por pura envidia pobló la tierra como campo de pruebas para castigos futuros en otros planetas y dimensiones , ese tráfago de colonizar la obra de satán terminaron por entrenar las legiones Romanas que luego mutaron las espadas por los misales para catequizar el mundo , así se metieron por todas partes y volvieron a construir un imperio más vasto que todo el conquistado por las espadas , parte de la diversión es hacerle creer a las pobres victimas que al morir van al paraíso cuando en realidad terminan en el infierno, una cosa macabra entre las entidades con las que me enseñaron a creer.
De todo eso es factible que esta dimensión sea una suerte de regalo de consolación que le entregaron a Luzbel en vez de pagarle la liquidación mil millonaria de varios milenios de servicio, le dieron en trueque la oportunidad de ser dios sin las complicaciones de la bondad. Recordemos las guerras, los asesinatos por causas raciales, religiosas o sexuales, los robos, violaciones, tiranías políticas donde todo lo demás es parte de su normalidad, además claro de las mil cosas extrañas que le suceden a uno mientras transita por ahí. Como todo el entramado religioso/católico/cristiano depende directamente del castigo como consecuencia de las maldades pero si tienes la suerte de tener un sacerdote cerca al momento de la muerte, con un acto de arrepentimiento el delegado celestial con poderes extendidos sobre todo el asunto espiritual de criaturas menores (como los humanos) , te da el perdón de todos los pecados cometidos en vida dándote un pase VIP al cielo sin castigo por tus maldades pero si caes al descampado hasta el beso que le robaste a la niña aquella con la que cursaste el primer grado C decidirá el tiempo que pases en el infierno pero si viste en función de media noche a Jane Fonda en Barbarela y tuviste sueños lúbricos con ella , te ganas un pase directo a la paila número siete por cometer el pecado de lujuria , el subconsciente es el verdadero YO de la personalidad múltiple que implica ser humano . tan perverso el panorama que en realidad pone en duda la historia del génesis cristiano, no es necesario ser filosofo para verle las costuras al personaje divino por lo que acrecienta mis sospechas de que en algún momento se traspapeló la cosa, si Lucifer es el verdadero creador, entonces lo malo es aquello que parece  ser bueno, eso explicaría la razón de ese placer sensual que les produce a muchos la maldad, si fuésemos una especie tan inteligente ser malvado seria la excepción y no la regla en esta calle tan enmarañada.

Todo pensamiento externo se borra en horario laboral, mis reflexiones están enfocadas a hacer mi labor con la mayor pulcritud posible, responder emails, publicar mis escritos de manera tan vedada que nadie sospeche que soy opositor acérrimo trabajando junto a una piara de fanáticos gubernamentales acompañados de sus hermanos mayores, los militares. Como consolación, justo al salir del metro y caminar las ocho cuadras hasta el edificio donde laboro , termino por pensar que todo esto de haber pasado a otra vida luego de alguno de los múltiples episodios de casi muerte (o muerte) por los que he pasado en mi vida , todo eso es una patraña para justificar una depresión con la que me he tenido que acostumbrar a vivir, una formula menos complicada para lidiar con esta cotidianidad aplastante de existir nadando apenas para no ahogarte pues la corriente no te deja remontar hasta la orilla por mucho que te esfuerces.

José Briceño 2019



martes, noviembre 19, 2019

Homenaje al revolucionario desconocido



Rafaelito Torres nació en un pueblo llamado “La VILLA”, sesenta kilómetros al sur de la capital del estado Aragua, creció en una parte de la pequeña ciudad donde el pueblo se funde con el campo, la periferia suramericana típica, una suerte de gemelo del Comala de  Rulfo . Mientras el niño crecía desarrolló una devoción por las teleseries norteamericanas donde los héroes usaban uniforme de guerra mientras matan al por mayor en nombre de la libertad y el rating, además veía con cierta envidia como el hijo del sargento Brígido era respetado por todos gracias al poder que emanaba el uniforme del vecino entre la comunidad, además que en contraste con el nivel de vida que se pueden dar sus padres con el sueldo de maestro , dos hijos y una abuela siempre en desventaja económica frente a la vida, estaban varios escalafones por debajo del lujo que llevaba el sargento que hasta carro del año cargaba mientras ellos estaban a pie, por las noches de desvelo soñaba con ejércitos que desalojaban a gente como el sargento para entregarle a él, todo el botín mientras  ve como el militar y su familia quedaran a una miseria parecida a la suya, en esos años parecía un arrebato imaginativo de un niño resentido, quizás un mal que con los años superaría hasta hacerse normal, como obrero con despensa ajena abierta y a discreción.

Toda la pasión por imitar al ejército norteamericano llegó hasta la madrugada en la que vio a Steve McQueen  escapando en moto del Stalag 17, ese domingo en Venezolana de televisión , a las tres de la mañana el niño desvelado descubrió (no sin sorpresa) que los Nazis eran más interesantes, esa prestancia que tenían los señores con sus uniformes de diseñador de alta moda, ese respeto que se tenían los hombres que se veían muy fuertes sometiendo a los prisioneros, de cómo tenían jodidos a soldados presos por el crimen de oponerse a la ideología que ellos imponían según el designio de un líder supremo, en el instante mismo que vio como los soldados alemanes trataban a sus prisioneros que de paso eran los héroes de la trama, lo sedujeron al nivel de que tuvo su primer orgasmo infantil por el delirio de poder que surgió en su retorcido pensamiento,  desde la noche siguiente se soñó como un emperador así costase la muerte y el sufrimiento de muchos, él quería ser Rafaelito, el Fiurer del mundo, no sería maestro ni pobre cuando fuese grande. Nunca lo confesó, pero su meta final era ser adorado y obedecido con servil felicidad a cada dicterio que dijese, por más atolondrado que fuese, era su sueño, el mundo tenía que regalárselo, la forma la inventaría más adelante.

También en La Villa vivía el viejo Klaus, un alemán que había caído bien en gracia en la zona por su simpatía, buen vecino, solidario y con don de gentes. Este señor, quien aparentemente tenía dinero pues nadie supo jamás de que vivía, daba trabajos ocasionales a los jóvenes de la zona, entre ellos estaba Rafaelito quien con apenas diez años se ayudaba limpiando jardines o haciendo cualquier otra tediosa tarea menor que por tediosa sus responsables preferían pagar. El mejor cliente del niño era Klaus porque al parecer le caía muy bien el niño y lo contrataba uno que otro sábado para limpiar el amplio jardín de su elegante casa, una tarde, el niño no se aguantó más y le preguntó al anciano si él sabía algo de los nazis, el hombre le pregunta a su vez la razón de tal pregunta a lo que el niño le cuenta lo mucho que le emocionaba el tema luego de ver aquella película en función de madrugada donde unos alemanes muy bravos mantenían prisioneros a varios gringos , que desde esa mañana quiso ser como esos señores altos y bien vestidos que dominaban con tanta confianza a los héroes de la historia , que cuando fuese grande seria militar para parecerse a esos. El anciano confundido por haber sido tomado por sorpresa  hasta que cayó en cuenta que el niño en su inocencia no se dio cuenta que a él le faltaban quince generaciones de cruces con teutones y valkirias para acercarse a ser un aceptable ario , sin embargo en vista de la oportunidad quizás hasta de iniciar un absurdo histórico que gana relevancia por lo exótico y dramáticos desenlaces en que terminan siempre las historias donde la lógica se pervierte con epidemias de fecalomas cerebrales  de esas a las que solo sobreviven ciertas genéticas pero las mayorías son contaminados como si de herpes se tratase.

Luego de una beatifica sonrisa lo inició en el ancestral saber de la maldad política vestida con eufemismos que pretenden hacer leves las atrocidades que cometen  en nombre de una muy bondadosa intención, pronto Rafaelito había sido iniciado el  concíabulo  político pues el señor Klaus le hizo jurar que guardaría el secreto de lo que aprendería, bajo acusación de que todo el cine de Hollywood era judío y se empeñaban en maximizar los cuatro muertos bajo la bondadosa mirada del Fhurer para convertirlos en seis millones con esa matemática tramposa de los perversos asesinos de Jesús, solo por haber perdido negocios en Alemania cuando se les confiscaron sus bienes mal habidos . La primera gran lección política, todos se creen cualquier cuento si te empeñas lo suficiente si generas impacto mediático, así que la verdad es siempre opcional en el oficio de los políticos, con el pasar  de los años el conocimiento llegó incluso a leer “Mi lucha” y aprenderlo cuan biblia, vio películas , fotos , documentales , uniformes y hasta el álbum familiar de Klaus quedando admirado de la foto donde el Viejo Klaus aparece junto al alto mando militar , ahí descubrió que Klaus , siendo teniente trabajaba como asistente de Hess , ese día se volvió su ídolo.
Mientras Rafael iba creciendo, su hermano mayor se fue a Mérida para estudiar ciencias políticas y a pesar de las muchas peticiones por parte de la familia para convencer a Rafael que fuese a una universidad , él más se empeñaba en querer ser militar, alegaba que como profesional tendría que trabajar mucho para ganar dinero, quizás hasta hacerse experto en alguna apestosa carrera donde no hay poder ni posibilidades de hacer sentir que tiene maneras de ordenar a subalternos , ser adorado era su meta , por tanto nunca estudiaría otra cosa que no fuera la milicia. Pasaron varios años y Rafael ya estaba por graduarse de bachiller, su hermano mayor en cada visita que hacía le contaba sobre el socialismo, de cómo sería el mundo con un socialismo donde nadie tenga plata para que todos puedan probar algo de esa pobreza que los tenía ahogados, aunque al principio le daba pena no contaba en su casa que allá en la universidad, a pesar de tener ya tres años no había pasado del segundo semestre de la carrera, luego fue a la familia quien comenzó a sentir pena y dejaron de preguntar por la universidad terminando por imaginar que en algún momento el muchacho se aburriría y se pondría a trabajar . Pero era el único prospecto universitario de la familia, por tanto era respetado, Rafael aprendía sobre socialismo y como era inteligente pronto descubrió muchos puntos  entre lo que había aprendido con Klaus y eso que le contaba su hermano quien además le enseñaba sobre la forma en que un ejército popular como el de los cubanos iba a ganar el poder a fuerza de balas y terror para ser emperadores socialistas hasta que la muerte se los lleve, en ese momento la grandilocuencia del Fhurer pasó a tener barba, uniforme verde oliva de comandante que hace generales , de gélida puerta de Brandemburgo le pareció poco al imaginar toda la riqueza del mundo a su disposición eternamente le hizo sentir otro orgasmo, esta vez muy silencioso para no tener que confesar su sueño al hermano mayor, el sueño se le hizo más cercano.

Llega el día de hacerse teniente, en su primera vacación se fue al pueblo donde se sintió admirado por todos, agradecía la orden de estar uniformado hasta para ir a la bodega pues en cada paseo se sentía un héroe aunque aún no sabía si algún día tendría el valor de blandir un arma para matar o ser muerto , ya para cuando  ascendió a capitán la vida de cuartel distaba de ser glamorosa , faltaban muchos años para ser general , no creía poder continuar con el mísero sueldo más las pequeñas cifras que ganaba sobre facturando las compras del cuartelucho que le habían dado a comandar, en vez de una guarnición apenas un batallón de paracaidistas como si él no tuviese la habilidad de comandar una base entera además allí las compras serían más grandes y podría tener más dinero para mantener a su hermano que por fin está a tres materias de graduarse en la universidad mientras él ya hasta hijos tiene. A los pocos meses de ser capitán habló con el futuro licenciado en ciencias políticas para solicitarle que lo introdujese en el mundo de la subversión con la excusa del falso desencanto sobre las elites políticas y militares más que todo por esa espantosa manía de pelearse el poder entre adecos y copeyanos cuando él ya tenía su ideología propia, una mezcla de soviet con esvástica.

Klaus le había enseñado la parte luminosa del nazismo , también le contó en que quedó todo , le confesó que a pesar de que los grandes habían caído en Núremberg, eran una legión regada por el mundo que no tardó en reagruparse protegidos por la unión soviética por tanto se fundieron con el comunismo por afinidad de pareceres. Si tuvieron una guerra con Alemania fue porque el fhurer era en extremo racista y los consideraba poca cosa, sin embargo una vez fuera Hitler  de la ecuación porque no murió hasta veinte años después de perder la guerra, como un anciano feliz en una playa de Rocha (Uruguay) pero la mentira era necesaria para reorganizarse en una inmensa red de tráfico de todo , al final los Rusos odiaban a los Judíos, soñaban con un dominio feroz sobre todos los que se empeñen en sentirse mal por nada, que la revolución es la felicidad por decreto, pensar o rebelarse es un pecado que se cobra a bala, cárcel o hambre (generalmente consideran que las tres juntas son perfectas) tal como hacia el partido durante el feliz periodo nazi de Alemania , la excusa de buscar fondos para someter al capitalismo por todos los medios posibles los involucró en ser la más peligrosa asociación global que generaba millones para todos menos los ciudadanos que la política es una cosa muy seria para ser administrada por el pueblo que debería  hacer feliz.   Rafael sabía que a historia había pervertido la realidad, al final los rusos asimilaron a los nazis permitiéndoles existir bajo el amparo del discurso socialista, permitiéndoles además generar ganancias bajo el compromiso de compartir ganancias , todo enmarcado por el más discreto silencio al respecto, el órgano que se inventaron para ser impunes políticamente correctos fue fundar la internacional socialista.
Bajo esos argumentos Rafael comenzó lo que pensaba era la ruta directa hasta el poder ,ya encontraría el momento para sublevar las tropas, su trabajo desde aquel día en que lo aceptó el partido comunista como miembro de la secreta logia que agrupa a los traidores con buenos sentimientos políticos con su familia al menos. Fue un tiempo de inmenso temor por caer detenido en algún momento, su labor dentro de la organización era la de ubicar militares afines, un compañero de promoción, un tal Hugo era el más interesado en el tema, con él discutía horas enseñándole toda la sabiduría que aprendió de su amigo Klaus y las muchas sesiones con su hermano el futuro politólogo que esperaba se graduase algún día, tan cercanos llegaron a ser que bautizaron su discurso político como el socialismo del siglo XXI, en aquellas reuniones clandestinas descubrieron que al final el asunto de las ideologías formales es la de dar un marco referencial legal al poder, al final todos somos iguales pero ellos son más iguales que otros y por tanto ganarían millones para alquilar un burdel , tener amantes, comprar casas , ser admirados, reverenciados, amados y defendidos como gentes de superior intelecto , casi dioses con poder de vida o  muerte, sus familias serian millonarias además de sus más cercanos lacayos, lo más cercano a la realeza en estos montes tropicales.

Llegó el Caracazo y hasta esa época tanto Rafael como Hugo competían para ser los líderes militares de la futura insurrección socialista, la competencia fue reñida, incluyó hasta llegar a la Habana sin ser detectados en ningún aeropuerto fue la gran prueba, con tan mala suerte que Rafael nunca pudo salir del país porque lo detuvieron en la frontera con un pasaporte falso. Perdió la razón, fue dado de baja por motivos médicos luego que , mientras estaba detenido, todas las noches daba un discurso político , lo más grave era que algunos los hacía en alemán y otros en su español pero con acento cubano , obligaba a todos que lo llamasen comandante , dormido soñaba con una tal Eva Braun , gritaba cosas a un tal Che, hablaba en Ruso y lloraba en venezolano con mentadas de madre incorporadas y dirigidas a un tal Hugo, maldecía los politólogos , gritaba jeil jitler respondiéndose a su vez que todos iban bien.

Un compasivo general, preocupado por la manutención de la familia del capitán Rafael, decidió suspender el juicio probando sin lugar a dudas que el hombre estaba loco. Han pasado veinte años de eso , entró en el manicomio el 4 de febrero del año 1989, mientras los transportaban , el enfermero escuchaba la radio cuando salió al aire la historia con aquella frase “por ahora” , en un acceso de rabia demente gritó ¡Hugo MALDITO, me has plagiado la idea!! Hasta caer desfallecido para quedar catatónico hasta el día de hoy.
José Briceño, 2019




viernes, febrero 15, 2019

Esa delgada línea entre la estupidez y la irreverencia

Uno de los impulsos primarios del ser humano es el de querer pertenecer a algún grupo, destacar para ser considerado brillante, osado, valiente y por supuesto políticamente correcto según las normas sociales que en estos primeros años de la inmediatez informativa del internet existe, misma que en no pocos casos ha producido carreras mediáticas instantáneas cuando alguno de ellos se convierte en eso que llaman “influencer” y que miles de seres lo siguen en las redes sociales, los publican , se vuelven material para publicistas, hacen marcas , forman tendencias. Sin embargo lo más pernicioso es quizás eso de las tendencias pues hay quienes se dedican a hacer política sin medir ni palabras ni consecuencias, apalancado en la  (ilógica) ignorancia de sus seguidores.

En ese aparte de la política nos encontramos con una gama de “opinadores de oficio” que sin saber muy bien del tema hacen ruido mediático, llegando incluso a expresarse de manera grosera sobre temas que en realidad manejan sobre bases equivocadas. Recientemente vi en Twitter a una fulana con nombre importado (@aran_tirado) y estampa de ser originaria de la madre patria quien publicó un video para burlarse del supuesto invento de la crisis venezolana, como era de esperarse los insultos le llovieron en pocas horas  como consecuencia natural de su acto, pues todos consideraron que sus expresiones estaban basadas en falsos positivos, al burlarse de una situación grave que sufren muchos tanto adentro de las fronteras de este país como desde el extranjero donde hay una población migrante bastante extensa que ha abandonado familia, amigos y hasta empleos profesionales haciendo oficios para los que no se prepararon en la universidad ni hicieron posgrados, gracias a la necesidad que vivieron acá y para poder enviar dinero a esas familias que dejaron con el fin de proporcionar cuando menos comida en las mesas de los seres queridos que dejaron.

Lo más impresionante del caso es que a las pocas horas de hacerse viral el fulano video, salieron algunos a defender la libertad de expresión de aquella muchacha alegando que se tiene que respetar la opinión de cada quien y que la libertad del internet radica en que cualquiera con acceso a ella puede decir lo que quiera sin temor a represalias. En principio eso es cierto, el problema se presenta cuando las opiniones deforman la realidad o hacen apologías sobre barbaridades con un fin determinado, en este caso (infiero) es el de defender la causa de la izquierda tan de moda entre los rebeldes jóvenes de muchas partes del planeta.

Esa tendencia a defender la izquierda puedo entenderla como un impulso natural por las causas justas, sobre todo cuando jamás has vivido una situación similar o crees a pies juntillas en las buenas acciones que recita la teoría marxista, a pesar de que exista una muy variada y extensa literatura que cuenta los horrores que ha cometido (y comete) la izquierda en distintas partes del globo, si no las has vivido siempre tienes a mano el recurso de negarlas como propaganda imperialista o cualquier bobera similar. Si le sumamos la intención de ser “irreverente” para resaltar entre su grupo afín pues se hace normal soltar estupideces apoyadas en argumentos fallidos pero que por algún misterio de la naturaleza les parecen muy coherentes a más de un catedrático generan situaciones como la de la joven.

No es que antes de la aparición del internet no existiera gente que diga tonterías, lo que sucede es que antes tardaba mucho más el llegar a la letra impresa y muy pocos tenían acceso al centimetraje, lo más normal es que las mayorías quedasen relegadas al olvido de panfletos con poca difusión. Llegado a este punto creo pertinente hablar de la delgada línea que separa la irreverencia de la estupidez, que es una materia que deberían estudiar muchos de los aspirantes a “influencer” de las redes sociales, entendiendo que hay fenómenos que hacen millones desde acciones que a fin de cuentas no aportan mucho como las Kardashian , los fanáticos del deporte o aquellos “extremos” que hacen proezas inútiles para lograr el aplauso de gentes que al parecer tampoco tiene muchas cosas interesantes en que ocupar sus vidas y que terminan sus días aplaudiendo cualquier cosa que les llame la atención, por más vacía que esta  sea sin que se produzca mayor problema por lo inocuo de los resultados, más allá de complacer a los anunciantes y ganar dinero basándose precisamente en la nada mediática que impulsan.

Ser irreverente está basado en apuntar al corazón de las tonterías que dan por sentado las masas para , de manera bastante educada casi que rozando la poesía por aquello de la retórica, exponer la idiotez de algunos temas o exponer ante el mundo una nueva visión que no esté atada a la “verdad” de ciertas mentes que se solazan en negar otras posibilidades, que es precisamente lo que hacen los científicos, artistas y demás seres pensantes que han sacudido el mundo trayendo nuevos conceptos a pesar de las burlas de muchos. Ahora bien, ser ridículo pensándose irreverente es otra cosa que por sencilla muchos hacen de manera impune, lo más grave es que tras de ellos hay miles (o millones, recordemos que  somos más de siete billones de terrícolas) que aplauden tales actos, muchos de ellos en la política pues la manipulación en esos temas está a la orden del día así como la desinformación generalizada ya que la percepción de las grandes masas está basada en lo visceral y no en la lógica de la investigación.

El pecado capital de muchos jóvenes influencers políticos está basado en esa falta de información, recordemos que la ignorancia es osada, como unos y otros se atraen pues tenemos como resultado eventos bochornosos como ese de tener que insultar a alguien que no se conoce solamente porque esa otra persona se expone de manera tan extrema a manipular situaciones con el fin de dar mensajes erróneos a un grupo determinado, tal como sucedió este día. Imagino que si yo opinase de manera abierta en contra de la lucha independentista de los Catalanes estos tampoco serian amables conmigo ya que como jamás he ido ni vivido allá  no puedo tener una visión clara de lo que les impulsa a la lucha más allá de las cosas que pueda leer desde acá. Por tanto y como consejo (inútil por demás ya que estoy seguro que nadie atenderá) debo decir a los jóvenes que por ese natural impulso de rebeldía que los lleva a militar  en la izquierda de lujo que tienen en otras latitudes, por favor investiguen, lean sobre las otras aristas de la situación, no se expongan al ridículo sólo por sus quince minutos de fama, dejen eso a los políticos que ellos para eso nacen, el ridículo les resbala y su fin es el de hacerse de una tropa de incautos que les permitan ganar lo que de otra forma no podrán, antes de postear, tuitear o publicar alguna cosa piensen por un momento si en verdad son irreverentes o son estúpidos, miren que ustedes son el futuro y quizás ese acto que perciben como inocuo termine siendo la piedra angular de alud que los dejará en el olvido o muy por el contrario lo que les dará de comer los próximos años.
José Briceño, 2019
@jbdiwancomeback  
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jueves, febrero 07, 2019

(J)oda sobre el Metro de Caracas



Antes de comenzar la disertación de hoy debo confesar que sufro de varias fobias incurables que una vez llegada  la adultez se han acentuado, entre las más graves se encuentra  una irremediable fobia a manejar un cualquier vehículo de motor, tanto así que creo ser uno de los pocos adultos mayores de cuarenta que no tiene licencia de conducir, como complemento y entre las cientos de contradicciones que pueblan mi psique también hay una moderada fobia a los desconocidos, especialmente acentuada con el transporte público que acá en Venezuela es insufrible , sin embargo en ese punto es difícil (para mi) saber si es que soy raro o es que los compatriotas son masoquistas pues entre las miles de incomodidades con las que uno se encuentra cuando aborda un autobús, tales como; ir empotrado en un pasillo donde difícilmente no tener roces en exceso con los vecinos, llegando incluso alguna vez el incómodo caso de tener mis partes nobles apacentadas en las de alguna mujer sin que pudiera hacer nada para remediarlo, también está como complemento del suplicio el gusto espantoso del chofer que gusta de compartir su abominable  selección musical tanto con los pasajeros como con los vehículos que pasan al lado del transporte, la cosa que me hace dudar es que tengo la impresión de que a los demás pasajeros les gusta el escandalo mientras yo practico mi fuerza mental a ver si el estúpido traste se funde, eliminando un tormento, lo que se agradece como una molestia menos, pero por mucho que lo intente no me sale la telequinesis.
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Desde hace poco más de un año he encontrado empleo en la capital del país por lo que parte del castigo se ha multiplicado pues toca pasar poco más de cuatro horas diarias (entre la ida y la vuelta) en el metro para llegar a mi trabajo, el “paseo” incluye 20 estaciones más una transferencia entre líneas. Hasta hace pocos años pensaba que los autobuses de rutas urbanas eran el único castigo infernal en este país y que con la natural resignación de quien no tiene más opción había podido minimizar su uso dando largas caminatas para trasladarme, pero ahora es no es posible, toca Metro.
A quienes viven en la provincia les parece que viajar en Metro es la cosa más cómoda del mundo, es que andar en un tren pareciera ser la cosa más cosmopolita del mundo y cuando es parte de cualquier paseo turístico hasta se puede tener como una experiencia para contar a los demás allá en el pueblo, pero cuando es parte de tu cotidianidad ni siquiera lo nombras (a menos que tengas la obligación) para evitar el incordio de recordar el mal trago diario. Yo, que provengo de una ciudad de provincia donde la temperatura promedio es de 30° centígrados consideraba que no podría existir peor castigo que estar encerrado en un aparato de esos (un autobús) a la hora pico “disfrutando” del calor humano que sumado a la música ambiental a niveles de discoteca, la temperatura tropical y el natural estruendo de las calles, pero nunca llegué a imaginar que existe algo peor, como si lo hubiese pedido me toca vivir cuatro horas o más de lunes a viernes en el Metro de Caracas.

Digámoslo así, si Dante hubiese nacido en estos tiempos al comenzar su Divina Comedia donde el personaje principal se llamaría José Ramón( imposible esperar menos), ganaría menos de 15 dólares al mes y de seguro empezaría como un imposible reto ; para buscar a Beatriz y traerla de la muerte primero deberás ir a las puertas del Pandemonium , la mítica ciudad conocida como Caracas donde siempre es hora pico, donde se encuentra la estación “Plaza Venezuela” , una vez allí deberás tomar el primer vagón que te toque en suerte, seguramente no tendrá aire acondicionado ni puestos pero igual abordarás so pena de llegar a destiempo a tu destino, el camino durará varias horas y no tendrás sosiego ni calma pues las otras almas te comprimirán hasta sacarte el resuello, tampoco podrás respirar, no habrá ventilación y dos horas más tarde, si tienes la suerte de que no se vaya la electricidad a medio camino de cualquier estación en la oscuridad absoluta de un túnel infecto al cual no saldrás porque el conductor se negará a abrir las puertas sin atender razones no dar más explicaciones que asegurar que pronto recomenzarán el camino , lo que dirá por el tiempo necesario que va de los diez minutos a las tres horas , mientras para bajarte la neurosis  coloca en los altavoces por enésima vez la misma pista musical que solo soportas las veinte primeras veces que la escuchas hasta llegar a odiar profundamente a los cantantes que hasta hacia poco admirabas como máximos exponentes del sentir vernáculo de tu país , todo aderezado con los peores aromas corporales que te puedas imaginar, eso solo si tienes suerte y nadie vomita debido a la intensa experiencia sensorial.

Sin embargo el demonio en su eterna sabiduría quizás te otorgue el dudoso placer de viajar en un tren con aire acondicionado y pensarás que vas ganando, sin embargo hay toda una pléyade de agentes satánicos que harán tu viaje miserable, desde pastores evangélicos que te obligarán a escuchar una sarta de boberas salpicadas con dudosas citas bíblicas, vendedores de todo que vocean a grito pelado lo maravilloso de sus chupetas, caramelos , tortas o galletas que venden a precio de trufa piamontesa en efectivo y sin pataleo, locos de toda calaña divulgando su extraña sabiduría política sobre las maldades de un imposible imperio que hace una absurda guerra económica hasta un fulano que carga escondido en un bolso el equipo de sonido con música tropical de la más rancia estirpe salsera quien de paso no atiende peticiones para bajar el volumen que seguro trabaja para Belcebú pues es imposible que en pleno siglo XXI no sepa de la existencia de los audífonos, lo más impresionante es que muchos viajeros parecen (inexplicablemente) disfrutar el escándalo, que sumado a la música de ambiente que sale por los parlantes del tren logran el milagro del desdoblamiento temporal, haciendo que cada minuto tenga la misma duración que una hora entera por lo que las dos horas desde Plaza Venezuela hasta la estación de transferencia se sienten como un mes si lo comparas con el viaje en  autobús de largo recorrido.

Luego de tal periplo, llegarás a la estación de transferencia y dirás, si este es el viaje al infierno, debo haber llegado ya, dándote cuenta no sin sorpresa que no te parecerá tan malo después de todo, pero al día siguiente volverás a repetir el viaje sólo para  descubrir que por vivir en Venezuela el infierno solo muta de forma para hacer más virulento él castigo y no tienes escapatoria a menos que suceda un muy raro milagro, dejarás de buscar a la tal Beatriz  y solo rogarás porque aparezca la forma de escapar del Metro de Caracas, o como lo conocen quienes ya están resignados, el maldito-Metro.
Ahora en serio, es tan mala la experiencia que cuando viajas en autobús de Caracas hasta Los Teques sientes como si fueses en ruta ejecutiva, descubriendo que estas tan jodido que te parece todo un lujo andar en bus.
José Ramón Briceño, 2019
@jbdiwancomeback