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jueves, mayo 21, 2015

Amigos y política

Algunos amigos me han reclamado pues a su vez tengo amigos que trabajan para el estado, algunos con cargos de cierta responsabilidad pero sin real poder político, la mayoría son gente a quienes trato desde hace varios años, en algunos casos desde antes de que la locura chavista se apoderase del país, de aquellos años en que la izquierda aún tenía el aura de inteligencia que hoy ha perdido.

Me niego a caer en el incómodo momento de dejar de tratar a la gente por sus ideas, aunque para ser sincero en muchos casos he dejado de tratar gente, pero eso es más por su cortedad de ideas que por otra cosa (hace años decidí que el único pendejo que trataría soy yo, de ahí en adelante paso), también es cierto que en este país y en todo el mundo uno debe mantener a los amigos, eso de andar solo por ahí, con un grupito de conocidos que solo son afines a las mismas ideas que yo, que no se discute mucho, donde todos coinciden en las mismas cosas y ni siquiera se esfuerzan por buscar argumentos para desmontar los discursos ajenos sin llegar al insulto, es muy aburrido.

En mi caso tengo una suerte de “pacto de no agresión” con los pocos oficialistas que trato, esos son mis amigos desde hace muchos años y creo que mi deber es mostrarles donde están equivocados, a los que trato sin ser mis amigos del alma, debo admitir que me divierte señalarle sus errores, los del gobierno que defienden y de su idiotez fanática, los hago verse en el espejo de su miseria solo para dejarlos descolocados de forma tal que sientan vergüenza por apoyar todo este circo. Claro, no siempre la cosa sale bien ni siguen siendo amigos, de hecho sé que hay gente que cruza la acera cuando me ve solo por no verse obligados a saludarme pues temen que de hacerme un desaire, alguna barbaridad diré o los dejaré en evidencia sobre algún tema como una suerte de venganza.

Si por casualidad algún amigo oficialista me lee sabe que lo que digo es cierto, además puedo acotar desde mi esquina mi preocupación porque no hagan ningún gesto de asco sobre la situación, tampoco que no se pronuncien sobre la payasada de las instituciones, que nadie levante su voz para señalar la porquería en la que nadamos, algunos sé que no tienen opción, otros pues que por sentirse importantes prefieren ser miserables con chofer, aprovechar sus quince minutos de gloria antes de volver a la piedra de donde salieron pues en un país normal ellos no tendrían oportunidades de nada ya que tampoco estudiaron nada, su empleo se lo deben a su buena memoria por saberse los textos chavistas además de las cuatro máximas de Marx, las mismas de Wikipedia.  Esos panas de verdad, prefiero no decir nada pues saben mi opinión y si no se han dado cuenta me pueden invitar unos tragos y se los explico con amplitud, no las invito yo pues mi sueldo de maestro no da para esos “lujos” de cerveza y conversa, así sea en la puerta de la licorería.

Mi reserva de odios siempre ha estado vacía, no creo en eso de perder el tiempo odiando gente que no sabe ni que existo, claro que resentimiento guardo bastante, esta esquina ha servido por lo menos para imaginar que mucha de la gente que detesto lo sabe, así que puedo odiarlos desde la premisa de que cuando menos saben quien soy y también me detestan, con el añadido de que la inteligencia no les da para mucho, por eso jamás borro los comentarios que hacen en mis post, ellos mismos se encargan de confirmar mi tesis sobre su idiotez.

Quizás soy en extremo idealista, me repugna eso de la segregación por los motivos que fueren, estoy claro que los países son como las familias grandes, no todos se soportan pero hacen el esfuerzo por que así sea y si nos ponemos en el mismo plan de ellos pues fracasaremos ya que repetiremos en el futuro las mismas estupideces de los actuales solo que sin la excusa de ser idiotas, creo firmemente que la inteligencia está de este lado de la historia, los del otro lado (muy pocos de verdad) son gente que después de haber militado desde su infancia en la izquierda se les hace difícil creer que están equivocados, es como si un católico se levantase una mañana y descubra que todo es una farsa, se lo negará hasta que las pruebas lo abrumen o simplemente ignorará todo pues quedarse sin dios ni ideas debe ser algo espantoso.

Amanecerá y veremos, cuando todo esto haga explosión, como sea que explote, nos necesitaremos todos para reconstruirnos como nación, seguirnos odiando de gratis no nos llevará a nada.

José Ramón Briceño, 2015

@jbdiwancomeback


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