Ayúdame con un click

jueves, febrero 06, 2014

No hay, tampoco nada pasa

Acabo de perder mi virginidad, hice 90 minutos de cola para comprar dos miserables kilos de leche en polvo, la verdad estoy asqueado, neurótico, molesto y el largo etcétera que describiría el osario de vivir en este país, ¿la razón de tal cola?, tengo una hija que necesita su leche así que toca tragarse el orgullo y hacer lo necesario, pero por mí ni de casualidad. La cola, amarga como todas, tuvo su lado amable, me encontré una señora mayor, de la edad de mi mamá más o menos (aunque yo diría que más) con la que compartí el carro del supermercado, atrás estaba una familia, un militar rodeado de hijos, hijas, esposa y nietos, supe que es milico pues por alguna razón sacó su billetera desde donde me miró por un segundo su inconfundible carnet del ipsffa, la credencial que todos usan a diario cuando andan sin uniforme, atrás de él, una pareja mayor, un señor con acento zuliano y estampa zamarra  junto a su esposa que tenía estampa de abuelita de postal, rubia, sonriente y con mirada viva.

Cuando mire a mi alrededor, estaba junto a la perfumería del súper, con más de la mitad de los anaqueles vacíos y a cada rato alguien pasaba preguntando por el jabón de tocador, el champú o el desodorante que ostensiblemente no había, ni del malo tan siquiera. Estando ya de mal humor por tener que hacer cola por una cosa tan común y silvestre como lo es la leche entera en polvo, así, de la normalita, escuché lo que decía el amigo zuliano y me despepité a hablar mal del gobierno y los milicos, la cola entera se puso en guardia, el vecino de la caja de al lado se me unió, el milico buscó unas bolsas, recogió todo y se mudó de caja rápidamente, espero que asustado, la gente se volvió en grupos, hablaba sin miedo, gritaba su malestar, no hubo motines, se portaron bien, pero ni un solo defensor tuvo la revolución, abajo del texto publicaré algunas fotos de mi celular, muy malas pero que orientan un poco de esa cola malvada que tuve que hacer.
Mientras todo sucedía hablé con la pareja de atrás y la señora que me tocó en suerte como compañera momentánea de infortunio, ellos no sabían nada de los problemas con las protestas, no habían visto ni una foto o comentario al respecto, estaban desinformados, que bolas, pensé, les conté lo que sabía. Anoche, mientras leía el tuiter, le pedí a la madre de mi hija que no llevase a la niña a la escuela, cuando me preguntó y le contesté, me dijo que ella no sabía nada, que dejara la vaina pues no pasaba nada.

Entre lo de anoche y lo de hoy, eso de que en el país no pasa nada, me he quedado de piedra, ningún canal público ni privado dice nada, resulta que no todo el mundo anda pendiente de las redes sociales y los que lo hacen al parecer no salen del chisme y la pendejada de la película del Facebook, la verdad ya mi país parece una canción de Rubén Blades, es más, todo el soundtrack del disco aquel donde salía la canción de Ligia Elena, lo recuerdo pues mi mamá me lo tuvo clavado como un año cuando era niñito, allá en los ochentas.

Volviendo a la cola, por primera vez me fijé en detalle, habían vecinos haciendo cola para otros, se llamaban unos a otros, todo un desfile de gente corriendo por los pasillos en busca de sus dos kilos, reclutaron hasta las abuelitas para la compra, nadie sonreía, nadie hablaba con ánimo, la bronca se podía cortar en el aire, hasta los empleados del supermercado tenían una caja y hacían su cola para llevarse el producto, que horror, dos kilos de leche completa, tratados como si fuese lomito de res a precio popular, una rebatiña para llevarse la cosa, hasta un tipo quiso venir a quitarme mi leche porque el alegaba que eso era de él pues lo había dejado allí, creo que mi cara, mis canas, mi calva y hasta el lunar de mi nuca le avisaron al joven pícaro que se dejara de cosas raras pues hoy no era día de andar con delicadezas de ciudadano civilizado, le podía salir mal la gracia, así que lo dejó de ese tamaño y se fue por donde vino.

Si tienen una fotocopiadora, hagan un periodiquito de una página, pidan resmas prestadas, difundan lo que pasa, métanse en las colas, arenguen a los que allí estén, explíquenle que el país está directo al foso y la mayoría no lo sabe porque va flotando en el aire, antes de darse el golpe de gracia, el “no creo, eso no pasa aquí” ya no cabe, está pasando pero nadie lo dice, la mordaza manda y hasta los milicos van de civil, no vaya a ser que los reconozcan, no se la calen que solo así volveremos a ser gente civilizada, de compra dominical, periódico en familia, paseo en la plaza para que los niños jueguen, en fin, aquello que fuimos pero que podemos volver a ser cuando los barbaros se vayan con sus cuentas en el exterior y los ciudadanos de a pie, seamos ciudadanos y no estos sobrevivientes que caminamos por ahí.
José Ramón Briceño, 2014

@jbdiwancomeback




1 comentario:

Unknown dijo...

Lo que sucede en Venezuela es una pesadilla de la que se espera despertar..! y la pesadilla es cada día peor. Lo de hoy en el Tachira es preocupante, pero a la vez en un buen síntoma, la sociedad esta reaccionando saturada del absurdo sinsentido en el que se ha convertido Venezuela; la imbecilidad que ha acompañado al país con Chavez y ahora con Maduro va llegando a su final, y la rebelión de los jóvenes es un buen síntoma de toma de conciencia, de que se puede y se debe luchar por una vida mejor que si es posible; lamentablemente habrá que luchar y derramar sangre porque los enquistados se resistirán a dejar sus privilegios de tantos anos, pero esa lucha vale la pena y tiene buenas perspectivas de ser ganada por las personas inteligentes y preparadas que están ahora al frente dispuestas a desterrar al chavismo/fidelismo que nada tiene que ver con los valores de los venezolanos. Son tiempos difíciles y duros, pero necesarios para liberar a Venezuela de esa casta de generadores de odio de clases, ignorantes e incapaces.