En
Venezuela (por fin) soplan vientos de cambio, luego de tantas decepciones,
tanta desilusión, hambre, dolor y rabia al parecer están a punto de morder el polvo
en Miraflores, debería estar feliz, aunque de verdad es una maravilla estar acá
para presenciarlo también estoy muy preocupado. La historia del gobierno
chavista y ahora madurista durante estos 20 años es harto conocida, por tanto,
sabemos todos que detrás de los políticos hay toda una estructura de crimen que
necesariamente debe ser limpiada a fondo, las instituciones replanteadas y en
fin, todo un cumulo de cambios telúricos pero necesarios en vista de la
situación nacional, eso es excelente, pero he ahí parte de mi angustia.
Si
se da de manera voluntaria, con del impulso de los militares locales
seguramente serán algunas escaramuzas de tres días y en un mes máximo se
reestablece la “normalidad”. Ahora bien, si como pintan los milicos venezolanos
solo sirven para matraquear acá habrá una intervención armada el asunto se
agrava, digamos que son los enviados del arcángel Miguel que van a acabar con
Satanás y sus secuaces , igual en medio de su santidad no sabrán exactamente a
quien disparar, detener o llevar a juicio , cuando menos no al principio,
mientras aprenden a establecer diferencias a partir de características específicas
, todos vamos a ser sospechosos por lo que aun sin querer deberemos ser
participes activos pues a los mirones los arrastran las balas. Por otra parte,
¿comeremos? ¿habrá trabajo o sueldos?, los que laboran como empleados de bajo y
medio rango en ese gran elefante blanco llamado administración pública ¿Cómo quedaremos?
¿seremos despedidos?
A
pesar de ser profesor no trabajo de tal por muchas cosas, pero entre todas
ellas la principal es salarial, donde laboro si bien no gano la gran cosa
cuando menos no es de sueldo básico y aunque NO tengo carnet de la patria y me
he negado a sacarlo, jamás he ido a una marcha chavista ni obligado, hay miles
de páginas escritas y firmadas por mi dónde explico mi fobia al gobierno y por
un milagro del universo no me han despedido (aun). Ahora bien, cuando se vaya
el desgraciado del presidente necesariamente viene un periodo de ajuste, como
todo ajuste será cataclismico, ¿Dónde quedaremos? ¿Volveremos a nuestros
empleos? ¿nos damos por botados? ¿Qué haremos ahora?
Sería
interesante que alguien levantase la voz, no para hablar pendejadas sobre cómo
van a acabar con la plaga roja por que eso ya sabemos que toca hacerlo con
urgencia, el asunto es que deberían hablarnos de como será la vida en el poschavismo.
Ok, tenemos muchas esperanzas, sabemos que van a volver muchas inversiones, que
luego de bajados los fuegos, después de acabado el plomo, como vamos a recuperar
nuestra vida. Estoy preocupado y esperanzado a partes iguales, veamos que sucede,
ojalá mis tenores sean infundados, que luego de pasada la ola pueda contar la anécdota
sin más lagrimas que las de los malos recuerdos de antes de que Maduro se
llevara toda su peste y que no se sumen las del proceso, que no se lleve a la
gente valiosa y que la otra pues desaparezca en un fogonazo de lucidez.
José
Briceño, 2019