Contrario
a lo que mucha gente piensa, yo creo que los dirigentes del partido de gobierno
no son brutos, quizás imbéciles pero en ningún modo brutos, de otra, ya hubiésemos
salido de ellos hace años y no tuviésemos este calvario de vivir en un moridero
de pobres. Algunas veces esa teoría tambalea (la de que no son brutos) sobre
todo cuando usan (para un aviso sobre lo buena gentes que somos los venezolanos
con los extranjeros) la imagen de un reportero que recién se bajaba del avión,
en su país de origen, luego de haber sido secuestrado y encarcelado por apenas
24 horas, claro, si nos ponemos en la mente del pobre hombre esas 24 horas han
de parecerle tres siglos en el infierno, si comparamos cualquier recinto
policial de allá (USA) con este acá tan espantoso, eso sin contar las amenazas
que ha de haber sufrido y la cosa terrorífica de los matones a sueldo junto a
los gratuitos, unos en las patrullas y otros tras los barrotes.
Ciertamente
los venezolanos siempre hemos recibido a los extranjeros con los brazos
abiertos, no en balde mi genética es un mezclote de españoles, africanos,
indios y hasta árabes, así mismo compartimos misma mezcla millones de
compatriotas, aunque muchos no entendían ni pio del asunto y se crean la gran
cosota hablando de la genealogía de un apellido insulso aunque musiú.
Sin
embargo en los últimos años hemos sido invadidos por los cubanos, bielorusos, chinos,
iraníes (en minúsculas por la opinión que tengo de su presencia) y quien sabe
que más fulanos, esos de paso no vienen en son de proveer nada ni de producir,
vienen entre otras cosas a chupar la sangre que les han ofrecido con extraños contratos
bajo unas excusas aún menos plausibles, si trajesen realmente algo de futuro yo
los tendría por bienvenidos, sin embargo no es así.
Jamás
he estado de acuerdo con la xenofobia, mis ancestros multiétnicos así lo
exigen, no creo en purezas de raza ni nada parecido, pero a estas alturas estoy
casi que por volverme xenófobo ultroso. A lo más que me ha tocado escuchar es a
los cubanos que se creen la tapa del frasco, sobre todo en esto de la cultura,
como los que andan en misión oficial cumplen su triple oficio de lo que sea que
hagan más instructores políticos y sapos por obligación, yo pues volteo mi
espalda y me voy para otra parte, no los soporto, de verdad quisiera que se
fueran de nuevo bajo la piedra de la que salieron y desaparezcan por siempre.
Una
de las razones es que mientras a los profesores y maestros, todos licenciados
en educación, con maestrías y demás, les pagan poco menos que a los obreros, a los fulanos cubanos les pagan una millonada anual
en dólares, así ellos no los vean pues su grandes jefesotes comunistas les
quiten más de 90% de ese ingreso para que alimenten sus lujos, mientras los
nacionales pelamos más que heladero en Alaska.
Mismo
trato le doy al resto de los fulanos que andan en sus diferentes misiones, me
niego a colaborar así sea con mi atención a esa tropa invasora, que de a poco,
silenciosamente y con la anuencia de los imbéciles del partido de gobierno y sus
acólitos han tomado mi país. Por cierto que con los militares va el mismo
trato, por colaboracionistas, mentecatos y poca cosa frente a eso.
No
me importan las razones que esgriman, creo que todo este pandemónium se pudo
evitar, nadie me venga con eso de “pobrecitos” o lo que sea que piensen, tengo
la certeza que debemos reaccionar y abrir los ojos, lo que nos viene es feo,
este país se ha acostumbrado a no producir nada, el estado acostumbro a muchos
que solo con jalar bolas se puede ser “alguien” en la vida. Ahora que no hay
millones para repartir todos los que pueden se van, abandonan como las ratas
que son pues saben que en cualquier momento la soga les apretará el pescuezo y
mejor delatan a sus compañeros de fechorías ante quienes de seguro les cobraran
las cuentas antes que caer presos o algo peor (la verdad creo que morirse es
más “benéfico” que estar preso) , en resumen, no son brutos, lo que son es más
malos que pegarle a una abuela con la correa y como todo malo es cobarde actúan
en consecuencia a su naturaleza.
José
Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback