Desde
hace rato leo en todas las redes sociales, prensa digital y grupos en internet
sobre la xenofobia que se cierne sobre mis paisanos en toda Latinoamérica. Cada
nueva información está invariablemente comentada por muchos en contra y otros
tantos a favor de ese pavoroso asunto de odiar de gratis al prójimo, de hecho
he oído también a paisanos hablando pestes de su gentilicio llegando incluso al
extremo de hablar a la perfección el dialecto local a fin de pasar
desapercibidos para evitar el maltrato por parte de los nacionales del sitio
donde viven.
El
tema da para todo, sin embargo aún no he leído en ninguna parte propuestas para
minimizar el efecto de la xenofobia, análisis certeros ni siquiera
someros sobre las causas del mal comportamiento de algunos de los paisanos que
están regados por todos lados pues seamos claros, los venezolanos han huido
hasta donde han podido para buscar mejoras en la calidad de vida. Entre la
multitud que cruza las fronteras hay de todo, desde profesionales hartos de mal
vivir, malvivientes buscando ganar más a fuerza de lo que sea, trabajadores
humildes que se deslumbran npor el espejismo de un sueldo mínimo que traducido
a Bolivares son millones allá pero que en otra tierra es como en todas partes,
el sueldo mínimo es ínfimo y apenas alcanza para medio vivir con un extremado
esfuerzo , sobre todo en las clases menos educadas hay la creencia que con solo
salir de Venezuela se acomoda la situación personal para formar parte de la
sociedad que te recibe, craso error que pagan con sus vidas en algunos casos y
en otros los obligan a sobrevivir a la mala pues como si fuese poco, ante la
tristeza venezolana muchos se van sin documentos y otros tantos lo hacen con
documentos pero las normativas locales limitan la regularización migratoria
volviendo títulos y experiencias recuerdos lejanos y si tienen suerte serán
parte de los millones de subpagados que sobreviven al borde de la miseria.
La
xenofobia tiene muchas caras y casi todas las he visto, desde el que te
maltrata apenas oyéndote hablar, el que te estafa con supuestos empleos que a
su vez son otra estafa pero que en tu condición de trabajador ilegal es
imposible denunciar, a su vez esa condición de subpagado hace que muchos
empresarios inescrupulosos contraten mano de obra barata antes que los
nacionales quienes (acertadamente) se quejan de que les quitan el trabajo. En el
caso de los malvivientes, de esos no se puede hablar mucho sin embargo el país
que los recibe debería cuando menos solicitar antecedentes penales o tomarse el
tiempo aunque sea de googlear al aspirante para privarle la entrada si posee
antecedentes penales, de los pobres de solemnidad que se vienen sin documentos
tampoco pues la ley es la ley, pero eso no es excusa para apelar a malas
conductas para sobrevivir. El último caso, el de los profesionales que cruzaron
la frontera con ganas de trabajar tampoco escapan a ser subpagados en empleos
donde malgastan sus habilidades, sin embargo muchos hasta agradecen pues fuera
hay oportunidad de comer tres veces al día aunque no de sueños de American
Dream.
Las
causas de la xenofobia van desde una natural animadversión a la vulgaridad de
muchos compatriotas que aún no se sacan el chip del barrio donde vivían en Venezuela
, a los malvivientes que andan estafando a diestra y siniestra que además roban
en las calles, como ya dije líneas arriba por que los empresarios
inescrupulosos ofrecen muy bajos sueldos que quien tiene hambre y desamparo lo
toma pues de otra la solución es volver a su tierra o morir de hambre en tierra
extraña, por último los profesionales que tienen la suerte de estar legales y
que por su superioridad académica logran cargos (igual subpagados si lo comparan
con sus iguales locales) llevándose por
encima a muchos locales que aspiran al mismo puesto de trabajo, si a todo eso
le sumamos la ridiculez y el amarillismo de muchos medios de comunicación hay
por supuesto el caldo de cultivo para que te odien por tu pasaporte sin saber
ni siquiera si eres mala o buena gente, el gentilicio te condena de una vez.
Soluciones
hay muchas, desde que el país receptor pida antecedentes penales a todos
aquellos que pretendan pasar hasta organizar a las fundaciones de acogida para
que levanten un petitorio a los gobiernos para agilizar visas humanitarias a
los que las soliciten, incluyendo claro programas de formación en áreas laborales
para los extranjeros que deseen tomarlos. Hay países que ya están tomando
medidas en ese sentido y se aplauden sin embargo hay otros donde las medidas
humanitarias parecen no tener impacto real en la cantidad descomunal de
emigrantes venezolanos que se cuelan por las fronteras permeables de cientos de
maneras aparte de la legal. Para mitigar la xenofobia los paisanos deberían hacer
sus propios medios de comunicación, solicitar a fundaciones que a su vez
demanden mesura a los medios pues francamente están haciendo fiestas semánticas
para avivar el asunto xenofóbico solo por tener más visitas en sus notas a su
vez hacer presión por todos los medios posibles para que los gobiernos de los países
que reciben a los emigrantes relajen un poco las medidas para permitir que los
emigrantes puedan regularizar su situación legal , solo así podrán dejar de ser
parias para comenzar a ser parte productiva del país que los acoge incluyendo
la generación de impuestos y la colaboración plena con la sociedad, a los molestes
pues nada, esos “amigos” deben ser deportados sin mucho ruido, no es posible
que ninguna nación reciba gentes con prontuarios policiales, pero la inmensa mayoría
no tiene ni siquiera un paseo en patrulla policial, son gentes de bien que
escapan del hambre pues en Venezuela hasta quien tiene trabajo pasa hambre.
Otra
cosa, ya basta de dar lástima diciendo lo miserables que nos sentimos por estar
pobres y desamparados en tierra extraña, toca ponerse los pantalones, ofrecer
soluciones y por sobre todas las cosas, dejar de dar razones para que los
locales nos odien, muy al contrario hagamos causa común para que nuestro
gentilicio sea bien recibido, organicemos a los profesionales y los que tienen
oficios para que den instrucción a quienes no a fin de capacitar para el
trabajo, denunciemos de manera organizada el maltrato laboral, la estafa y la
segregación que es un derecho humano contemplado por todas las naciones que
comprenden las convenciones internacionales, vetemos a los medios amarillistas
y seamos solidarios con el que lo merece.
José
Ramón Briceño , 2017
@jbdiwancomeback