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miércoles, septiembre 01, 2021

Arepa Weed (fragmento)

 AREPA WEED , una novela basada en el tema cannabico 

Lapesadilla

Lo que no sabía Iván era que Karina tenía mucha familia en Venezuela, al parecer su padre se había ido por alguna necedad de juventud y se quedó en aquel país de orden mientras que el resto de la familia florecía a la sombra del régimen, el clan familiar tenía desde generales hasta diputados en su seno, todos los que allá quedaban vivían directa o indirectamente de las prebendas políticas, la muchacha no hacía referencia jamás a esa familia pues el ambiente entre el que se movía la pareja era absolutamente firme ante el rechazo de cualquier  persona que directa o indirectamente trabajase con el gobierno de aquel país, por esta razón jamás usaba su apellido materno y su madre (a la usanza norteamericana) solamente utilizaba su apellido de casada, así evitaba levantar suspicacias entre la pequeña comunidad de migrantes venezolanos cuyo odio (más que fundado) por la nueva aristocracia criolla podía explotar a la menor provocación.

Al final a muchacha aceptó mudarse solo si se casaban, no había otra opción pues su familia era católica y ya es bastante con que permitan que vivan juntos, si se iban del estado debían casarse por la iglesia antes de concretar cualquier otro plan, en eso fue inflexible, en tres meses resolvieron todos los detalles de la boda, esta se realizó en la Iglesia del Sagrado Corazón y la recepción se hizo en el club Venezolano, todo amenizado por cuatro conjuntos de música criolla y una banda de merengue que se sabía todos los éxitos de Bonny Cepeda, mucho Ron, Tabacos Cumaneses , tequeños hasta de jamón serrano, vino y champaña para los invitados norteamericanos, hallacas , pan de jamón, asado negro, morcilla carupanera y para cerrar quesillo con bienmesabe de postre. La fiesta salió hasta en los periódicos debido a lo granado de la concurrencia, desde altos ejecutivos de la industria química hasta un par de congresistas departieron junto a los invitados criollos que resultaron ser dos clanes heterogéneos, donde habían desde indios de los llanos hasta un par de catires andinos, todos esgrimiendo títulos que al tercer trago ya sonaban a chiste negro , ante la inminencia del festejo ambas familias colaboraron (en contra de la costumbre gringa donde el padre del novio paga la fiesta) los parientes de Karina hicieron envíos masivos de licores desde el terruño y los demás hicieron batidas en todos los supermercados venezolanos, mexicanos y asiáticos de aquella ciudad para los ingredientes de la cena, dos días antes de la boda una tropa de cocineros contratados fueron capitaneado por una comisión mixta de abuelas (o señoras que ya podían serlo) pertenecientes a ambos clanes quienes trabajaron cocinando hallacas, asado negro en cuya preparación hubo casi un homicidio cuando un despistado cocinero expresó que el asado negro parecía un Borsh alemán, una de las abuelas que había bebido un poco de más le saltó encima gritando improperios propios de cualquier bar de Catia, haber comparado la excelsa cocina venezolana con alimento de los satánicos europeos , ante la situación esta abuela fue relevada de sus obligaciones y luego de darle una tizana con Valium durmió hasta tres horas antes del festejo , los postres fueron menos complicados . Esos mismos cocineros serian quienes prepararían toda la cena en la boda, los padres de Iván se ocuparon de la logística, pagar el salón, los gastos de la iglesia y la vestimenta de los novios, el señor Iván, previsivo,  supo desde siempre que era mejor gastar un poco más que desgastarse en aquel festejo pantagruélico que planificaban para la boda, así que escogió el lado más caro de la operación que fue dejar la  logística en manos de gente preparada para no tener sorpresas de último minuto.

Este fragmento forma parte de una nueva novela publicada en la App móvil Buenovelas. esto es solo el comienzo de una aventura que está basada en la posibilidad de que la pandemia del Covid no sea más que una cortina para ocultar otra epidemia de peores consecuencias y que el gobierno a la sombra ha decidido combatir con el invento de ArepaWeed, la creación de un ingeniero biomolecular venezolano, la globalización del uso del cannabis que trae como consecuencias situaciones hilarantes, solo posibles dentro del universo de esta novela.





miércoles, abril 05, 2017

En busca de un mundo perfecto (capitulo 14)

14
Me encontré con mi amigo venezolano, la señora se nos va a unir más tarde pues se ha quedado en el hotel para asistir a una sesión de yoga, una manía que tiene para eso de la vejez y la paz, no la entiendo, pero cada quien se rasca las pulgas como mejor le parece. Veo al amigo, los abrazos, los gritos acallados por lo solemne del espacio, las preguntas de rigor, los comentarios sobre la calva, la panza y las arrugas, las otras menos discretas antes que la mujer del amigo obligue mesura, en fin, el ritual de machos venezolanos que no se pierde ni con el exilio, más bien se resalta pues hay siempre el deseo inconfesado de volver a la adolescencia.
Nos fuimos al café venezolano, esta vez no pedí Grappa, pedimos una botella de un Ron Guatemalteco excelente, a falta del criollo bien vale uno de gran precio y excelente sabor, que no da resaca ni afecta el colesterol, como corresponde a los señores cuarentones, la primera hora la dedicamos a hablar mal del gobierno venezolano, de los militares y su extraño gusto por ser sodomizados por los cubanos, de la guerra soterrada de mi país o de como en otras latitudes se recupera la paz
Le confesé que hui buscándola, pero no la he encontrado ni con pastillas mágicas, le dije las razones de mi colapso nervioso que detonó en la orinada al ilustre obispo, la cárcel, el divorcio, el viaje y hasta mi tratamiento psiquiátrico con pastillas mágicas incluidas, que además, de vez en cuando combinaba con cannabis sativa para hacer más placenteras las tardes del ocio Romano, la yerba me la facilitaban un par de doctorantes latinos, los mismos con los que me metí en la fuente de Trevi el día que conocí a Ramiro.
Mi amigo me cuenta que en su exilio se ha vuelto si no adicto, si bastante regular consumidor de esa yerba, al final la esposa que era reacia a eso se consoló al saber que estando drogado era más dócil que de costumbre, además en una ciudad bella pero extraña, sin amigotes, sin espacios de distracción, era preferible que lo hiciera a que en algún acto de furia reventase toda la casa, hicieran maletas y se devolviera a Venezuela para encontrar un poco de distracción entre balas y miedos.
Me contaba que tenía un distribuidor que le llevaba yerba de la mejor calidad, había convencido a la señora para que hicieran el amor en estado alterado, ella le había tenido que confesar luego de una sesión particularmente intensa de sexo, que entre el yoga y la marihuana había encontrado nuevas cotas más allá de su imaginación, lo gracioso es que las drogas habían salvado su matrimonio mientras al mío lo había matado la virtud, que cosas tan graciosas tiene la vida.
Superado el tema hablamos de los amigos que se quedaron, los que andan regados por el mundo, el futuro y por supuesto, volvimos al pasado, el me habló de una mujer hermosa con la que tuve la suerte de salir, pero de mi casa a la de ella, todavía me pregunto por cual razón me escogió a mí.
Comentando con mi amigo llegamos a la conclusión de que fue porque era el que menos posibilidades tenía de inventarse nada serio, pero ella al verse cercana a otra cosa, se espantó y me dejó, sorpresivamente no hubo despecho ni llantos, fue tan abrupta la cosa que no me importó mucho, a decir verdad a ella tampoco, al poco tiempo se casó con un novio con el que volvió, según mi amigo ella hoy día muestra varios kilos de más, un aspecto de descuido más por incomodidad que por otra cosa, quizás el asunto del matrimonio no cuajó, pero eso ya forma parte de un pasado tan lejano que se comenta solamente por el ocio y el cotilleo, creo también para constatar que por más jodido que uno se sienta siempre hay alguien que la pasa peor, la naturaleza humana que es así de cruel para con los demás, también debe tener algo que ver con esta costumbre de repasar el pasado solo para constatar que el presente es mejor, a pesar de todo.
El amigo hace contacto con la esposa vía internet y me avisa que la mujer va a llegar en dos horas, mientras se acicala en el hotel, me cuenta que están en trámites de tener un hijo, ya están con los cuarenta en pleno y el reloj biológico les está presionando, además en la calma del exilio se pueden dar el lujo. En Venezuela era impensable para ellos, a pesar de que ambos tenían buenos empleos, mejores sueldos, un ritmo de vida ciertamente holgado, la calle, la escasez, el hampa, la política, la devaluación, ese  tercer mundo que le tiene a todos un rancho en la cabeza no les permitía ser responsables de una vida traída a ese manicomio, lo asumían como un acto de responsabilidad, en cambio, en ese nuevo apartamento de cinco habitaciones más estudio, despensa llena, índice de criminalidad con estampa nórdica, sueldos en moneda dura y posibilidad de contratar niñera, escuela cara, futuro por adelantado, hasta de traerse a la abuela para colaborar en el cuidado del niño, les permite soñar con un hijo a quien criar enemigo de los militares, de los curas, las mentiras, los comunistas y la incultura para que alguien los recuerde en el futuro, quien quita, hasta los quiera cuando sean viejos.
Los felicito, pido a la señora dueña del café que enfríe una botella de champan para brindar apenas llegue la señora, para ese momento ya nos hemos tomado más de la mitad del ron, pido una ración de cosas para picar, no vaya a ser que la borrachera se decrete antes de tiempo, comemos mientras esperamos, volvemos a la política y por medio del amigo descubro que soy perseguido político, mi blog ya es un clásico con más de diez mil lecturas al mes, me cuentan que hace horas salí en los noticieros de los canales del gobierno de Venezuela.
La policía política me busca, pero son tan brutos que no se han dado cuenta que no estoy en el país, seguramente ya interrogaron hasta al gato,  cuando vuelva al país tendré que buscar abogado, mañana me ocupo de eso, lástima que mis viejos tengan que pasar por ese mal trago, menos mal que mis hijos me conocen, estoy seguro que ya saben y están orgullosos de mí, las mujeres seguramente me relacionaron hasta con el KuKluxKlan  y los imbéciles de boina lo han de haber publicado en los periódicos, que vaina cuando la política está en manos de cerdos, que graciosa es la vida cuando ya nada importa.
 Cuento al café en pleno, a gritos, la novedad y todos brindan por eso, la disidencia se celebra en el exilio, cualquiera que le haga daño al gobierno es bien recibido en todo el mundo pensante, le comento al amigo eso y nos reímos a dúo, él se asusta, yo le digo que no lo haga, al final con lo que gano por mis libros puedo mudarme a donde me plazca, llevarme a mis hijos, al gato y hasta alguna amante que me encuentre por ahí, le conté de la secretaria con quien todavía converso vía web a pesar del exilio, mi cama prestada todavía la recuerda.
Dice mi amigo que no cambio, que a él todavía le cuesta entender eso de la mecánica del amor, yo le respondo que eso no es ningún misterio, solo es asunto de mirar alrededor con cierta atención, siempre hay alguna dispuesta, más en Venezuela que quien no la da la presta, el me describe cierto prurito que le da el sexo femenino, yo le respondo que eso tiene que ser invento de su madre, él lo asimiló e internalizó pero que al final solo es asunto de dejarse llevar, en mi caso nunca he tenido bienes de fortuna ni un gran empleo como para decir que soy un playboy, pero jamás me ha faltado alguna amiga bien dispuesta, él se ríe, yo me burlo, llega su esposa.
Ella es una mujer de buen ver, se mantiene bella, es un poco loca como todas las mayores de treinta, ya anuncia sus manías, nos saludamos, nos halagamos, ella por mis kilos menos, mi ausente calva, mi aspecto rejuvenecido a pesar de todo, yo le halago la figura, su estampa de menos de treinta, su cabellera y su sonrisa radiante, ella comenta lo de los periódicos y noticieros de Venezuela que me nombran, reitera su ofrecimiento de asilo en su apartamento, nos reímos, me burlo del gobierno, les digo que más tarde pasaré por el consulado a gritarles un poquito, así  voy a enterarme de los cargos, claro, iré con mi nuevo amigo, Ramiro el cura primo de los hermanos Valera, ellos se sorprenden, les relato la historia, descorchamos el champan, nos explayamos en detalles jocosos de borracheras épicas, en un momento en que la señora se ausenta para ir al baño aprovecho para llamar a Ramiro e invitarlo a la tertulia, él responde  que en una hora estará con nosotros para saber más del tema.
 En ese momento caigo en cuenta que no les he preguntado sobe sus respectivos empleos en el exilio, él me cuenta que  trabaja en la empresa multinacional que comercializa  celulares donde lo ascendieron a un cargo que suena como latinoamerican manager, ella que montó una escuela de yoga que tiene más de cien alumnos en cuatro turnos interdiarios, contrató más profesores, ahora  solo la  administra, también dictan clases de Thai Chi, así se ganan la vida, al terminar de explicar la situación laboral, ella  reconfirma la búsqueda del hijo, motivo que aprovecho para confesar  la razón del champán, que acabamos entre risas y aplausos pues los hijos siempre han de ser bien recibidos.
La novela completa la pueden descargar Acá










jueves, febrero 23, 2017

En busca de un mundo perfecto (Capitulo 13)

12




 Me soñaba con veinte años menos, cabello y apostura típica de veinteañero en forma. Estaba de parranda en Cuyagua, andaba con unos supuestos amigos y amigas, digo supuestos porque a nadie conocía, todos parecían salidos de un comercial de cervezas, claro, la chica que me había tocado en suerte era todo un sueño erótico y la cosa iba bien, como era costumbre en aquellos años me pasé de tragos, me puse a inventar cosas con la hermosísima flaca que me daba besos, nos fuimos a una caleta donde pues describir lo que hicimos no tiene sentido, mejor lo dejo a la imaginación. En ese sueño había quedado rendido entre los brazos de la chica, pero unos ruidos extraños me despertaron al filo de la madrugada.

A cien metros más o menos de donde estábamos (la chica y yo), había una especie de fiesta, nada raro a decir verdad, lo extraño es que en ese sueño era la madrugada de un lunes, por lo general pocos son los que andan de fiesta en este país esos días, me levanté, por curiosidad me acerque al sitio donde salían los ruidos, menos mal que en los sueños todo es posible pues de otra les juro que del susto me da un infarto, en la fiesta estaban algunos personajes históricos, fumando yerba,  tomando unas  cervezas que se adivinaban muy frías y hasta apetitosas, también tenían mesas llenas de manjares del mar, hasta una corte de bailarinas árabes haciendo la danza de los siete velos.

Cuando estuve más cerca, vi que estaban unos tipos con estampas estrafalarias, en mi sueño yo sabía quiénes eran pero juro nunca haber visto ninguna fotografía ni pintura a excepción de las de algunos personajes,  estaban Odín, Shiva, Vishnú, Baal, Mahoma, Zeus y otros cuyo nombre no recuerdo, felicitaban a un catire muy alto y peli largo, que usaba una gran barba rubia pero que extrañamente estaba vestido con una túnica larga y blanca, al parecer era Jesús,  la fiesta era para celebrar que por fin se deshizo de la angustia de los humanos y se dejó de la pendejera esa de sufrir por ellos, que debió haberlo hecho hace dos mil años, cuando nadie le creyó y lo crucificaron sin oír nada en su defensa, sin tan siquiera hacer un juicio justo ya que si el cargo era de herejía cuando menos debían tener al tal Lázaro como testigo estrella, eso de revivir gente al parecer no fue tomado en cuenta para establecer su calidad divina y zas, lo mataron como si de un zelota cualquiera se tratase, resulta que me descubrieron, a pesar de la resistencia de algunos de los presentes, otros hicieron coro para terminar  como testigo de excepción, allí no pude más que revivir mi borrachera entre los más extraños compañeros de farra, compartí un porro con Shiva y hasta abracé al barbudo, me harté de muchos manjares que no sabría describir pues mi pobreza jamás me ha permitido tales lujos, hasta que se me acercó el Dr. José Gregorio Hernández quien estaba como invitado local, él me recomendó que no siguiera con los excesos, pues a pesar de los amigotes celestiales igual me podía dar un infarto con tanto , al  amanecer se despidieron de mí y volví, más intoxicado que antes al lado de la amiga de esa noche.

De más está decir que me levanté apenas finalizado el sueño, era muy real, la verdad estaba en mi cama matrimonial de soltero, solo y todavía en Italia, a miles de kilómetros de mi casa, con cierta resaca por el abuso continuado de alcohol y pastillas para calmar la ansiedad, siguen los sueños místicos, debe ser el influjo de esta ciudad que ya no me quiere dejar quieto, veremos que se puede hacer para bajar el estrés, para terminar de sobrevivir.
Estoy en el tercer piso del hotel “Albergo del Senato” en Roma, muy cerca de la fontana di Trevi, claro, no es que al lado pero acá puedo caminar las quince cuadras sin mayor problema, siempre y cuando ande muy atento, no porque me vayan a robar como en mi país, es que la mayoría de los italianos son cualquier vaina menos simpáticos, cuando menos a los ojos de los que como yo piensan en la educación al estilo caribe, ellos son muy secos al hablar, pareciera que ladran  cuando realmente quieren ser amables, menos mal que mi estampa de árabe por aquello de los abuelos perdidos y jamás conocidos me aseguran de preguntas incómodas sobre el infierno loco que se presenta en Venezuela, claro, eso funciona siempre y cuando no abra la boca, mi acento maracayero- asesina-el-idioma de los italianos y me identifica claramente con la barahúnda de compatriotas que se están asilando donde sea, no importa el grado académico, se mudan así sea a limpiar mesas, dicen (y con razón) que prefieren lavar platos con calma que ser doctores con  terror.

Lo mejor de esta suerte de aislamiento en público es que acá me da tiempo de pensar, este país es perfecto para la contemplación, toda la historia concentrada en tan poco espacio permite descubrir cosas nuevas todos los días, me vine a investigar, sin embargo desde hoy he decidido no hacer nada, los documentos interesantes están sepultados en montañas de libros antiguos y para acceder a ellos hace falta una montaña similar de trámites burocráticos a los cuales no pienso recurrir, mejor me quedo paseando, conociendo gente, pensando en mis cosas, escribiendo mis sueños que cada vez se ponen más oscuros y extraños, como ese de hace tres meses, antes de mi crisis. 

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domingo, junio 05, 2016

En busca de un mundo perfecto (Capitulo 4)

Hoy domingo prefiero compartir con ustedes un capitulo más de mi novela a fin de lograr que los que vivimos acá olvidemos un poco lo que sucede afuera para comenzar el lunes con ganas de seguir y mis lectores de otras tierras quizás se animen y compren la novela en Amazon, en cualquier caso les dejo un capitulo más para el entretenimiento dominical. 
4

Saludé al padre Ramiro, tocó preguntarle otra vez el nombre completo ya que entre la cruda y la confusión de la mortal grappa no lo recordaba, se llama Ramiro Alzuruaga Montiel, era zuliano de nacimiento, para más señas de un pueblo llamado “El Moján”, de padre Canario y madre maracucha, típico del gentilicio criollo donde todos los medio blanquitos tienen su musiú ahorcado en la genética, tenía nueve hermanos, él era el menor , sus padres lo tuvieron por accidente, en una reconciliación, entre tragos y rezos tan típicos de la feria de la Chinita, por ese traspiés a él le tocó ser criado entre las faldas de su madre, mientras sus hermanos y hermanas trabajaban en la finca paterna entre números y reses, por esa razón terminó sus estudios en un seminario caraqueño

 Debido al tiempo fuera de casa se le había borrado el acento y a decir verdad muy poco visitaba a su familia, pues era un extraño entre tanto bruto con plata, como lo eran sus hermanos y cuñados, su confesor, quien era el único, a parte de su viejo, sabía de sus excesos entre la feligresía femenina le recomendó ese sabático, gracias a la alegría de su padre quien al  constatar la masculinidad de su hijo menor, aceptó correr con los gastos para venirse a Roma, sumando a la cuenta  una suerte de pensión para gastos “extras”,  gracias a la prodigalidad paterna, podía darse el lujo de tener privacidad en vez del alojamiento popular de los curas pobres, donde se alojan los que vienen de Latinoamérica.

Comenzó por preguntarme, ¿de dónde sacaba mis ideas antirreligiosas?, tuve que hacer acopio de toda mi  habilidad pedagógica, en palabras llanas le dije que en el ADN está la respuesta y la otra mitad está en las matemáticas de la física cuántica, no había tal misterio, solamente que la mayoría de los seres humanos eran flojos por comodidad, preferían creer cualquier patraña antes que sentarse a pensar para buscar leer la verdad.

La mayoría de la gente prefiere la calma de las religiones organizadas antes que detenerse a pensar, ni siquiera con la Wikipedia se atrevían a ver, y si por casualidad se tropezaban con la fulana realidad preferían negársela antes que caer en cuenta que la vida no es más que una joda eterna, donde nada es de uno, lo material es pasajero, la vida de verdad la empezamos después de muertos, esa energía que unos llaman alma es por fin liberada y nos transformamos en viajeros del tiempo, por eso es que nadie se devuelve, esos llamados espíritus no son más que jodedores encargados de alertar, asustar o pagar cuentas pendientes del bar interdimensional donde se corren las apuestas “celestiales”, una especie de gran casino de las almas superiores, regentado por un tal Lucifer y administrado por su más cercano competidor, ese si tiene tantos nombres que escoger uno es complicado, pero para que lo entiendas mejor digamos que se llama Yavé o Jehová.

Ramiro, no sin sorpresa, pide un brandy doble, se lo toma de un trago, comenta que él tenía una idea similar, por eso, entre otras cosas y faldas, tenía esa duda que le carcomía las entrañas, cambió de tema pues quería saber más sobre mí.

Comencé contando que había nacido en Maracay, específicamente en Las Delicias, mi familia era de clase media alta, poseían un par de ferreterías que estaban al borde de la quiebra actualmente, pero gracias a la visión comercial de mis hermanos, quienes años atrás habían fundado unos cuantos bares en el interior del estado, les iba bastante bien, es más, uno de mis hermanos, el más calavera, tiene un bar surrealista mezcla de burdel con patio de bolas en otra ciudad, él solo mantenía a flote la cadena de empresas familiares,  al igual que el recién conocido era el menor, pero de cinco hermanos, tres hombres y dos mujeres, sin embargo me dio por estudiar pues la verdad no me agradaba nada la empresa familiar, como desde muy joven estuve trabajando vacación tras vacación en la ferretería ya me asqueaba la cosa, además me gastaba lo que ganaba en libros, las mujeres se me daban fácil pues cuando muchacho era bastante agraciado, esa  condición económica familiar de aquellos años facilitó la cosa de irme a la capital a estudiar, más por escapar del aburrimiento bestial de la casa que por otra cosa, fui bachiller muy joven y debido a las excelentes notas, la universidad fue algo natural antes de la mayoría de edad.

Cursé una licenciatura en tres años en vez de los cinco reglamentarios, conseguí una beca para cursar posgrado en Oxford y a la vuelta  un doctorado en Venezuela, todo eso en tres años, por tanto a los 23 años tenía  un currículo impresionante pero inútil en mi país, tocó ser profesor, con el tiempo pude llegar a ser titular en la universidad más grande y famosa de la capital, hubo quienes aconsejaron  el extranjero para mejores esperanzas, de la universidad donde hice posgrado  ofrecieron cargo y sueldo, pero el amor pudo más que otra cosa, me casé con la mujer que me dio los primeros dos hijos, una niña y un niño en los únicos seis años de feliz matrimonio, hasta que la otrora hermosa hada terminó por ser una bruja que aspiraba la fortuna familiar, de la cual en verdad no me toca nada, en medo de la furia del divorcio me dejó en la calle, sin casa ni ropa, por suerte pude irme una temporada para hacer una especialización en Argentina, allí el amor volvió a torcer el camino.... (continua) 






domingo, abril 10, 2016

En busca de un mundo perfecto (Capitulo 2)

Soy de los que piensa que los domingos son días neutros donde cualquier obligación sobra, además, viviendo en Venezuela toca hacer algún escape de vez en cuando para no verse seducido a caer en la tentación de la neurosis por causas políticas, económicas, de salud o sexuales pues todo se ha puesto tan complicado o peligroso que la neurosis está a la vuelta de la esquina, basta un mínimo descuido para terminar loco o suicida por aquello de la impotencia de no poder hacer nada a corto plazo. 
Hoy les traigo el segundo capitulo de una novela que escribí no hace mucho y que he puesto a la venta en Amazon, el primer capitulo junto con la introducción les recomiendo leerlo acá mismo en el blog ( Capitulo uno) , acá los dejo queridos lectores con algo más de las aventuras de este profesor suicida. 
2                                       Historia
(el diario)

Cuando pasó el escándalo que se produjo cuando sucedió lo del arzobispo de la capital y mi posterior divorcio , el jefe, en vista de la situación me ha otorgado todo un año sabático, terminé poniéndome  en terapia con uno de los mejores especialistas del país, también tuve que dejar el alcohol.
 A los tres meses, cuando la depresión por fin cedió espacio a la tranquilidad relativa de la medicación constante, me embarqué en un crédito con un banco para viajar por el mundo, estuve en Jerusalén, donde visité los lugares santos y otros no tanto ya que viaje sin bohemia no tiene sentido.
 Después de conocer la ciudad santa me fui a Roma, a mirar de cerca la otra cara del cristianismo , todo comenzó a cambiar cuando, en compañía de unos colegas comunistas y luego tres litros de aguardiente de grappa, hicimos una competencia en la fontana de Trevi, para orinar a los angelitos que la adornan, me alcé como ganador, la celebración  llegó hasta que un carabinieri, porrazos por medio me sacó de ahí, el asunto no terminó mal por la intercesión de un joven cura venezolano, a quien la cosa le hizo gracia, me llevó a lo que después supe era su apartamento para  comer, ducharme y esperar  que bajase la borrachera.
El religioso tenía su alojamiento en un callejón, no era muy grande pero si acogedor, tan pequeño es el habitáculo que le comenté con sorna entre la nube alcohólica que parece más bien un closet con ducha en vez de una vivienda, lo que le saca un par de carcajadas a Ramiro, ahí me mandó a darme un baño y me prestó ropa mientras la que tenía puesta se lavaba y secaba, al salir de la ducha vestido con ropa prestada, mi anfitrión forzado sirvió un expreso triple tan oscuro que bien podía servir  para pintar paredes, esperó a que  lo tomara,  acto seguido invitó un cigarrillo.
Al preguntarme que hacía en Roma, y por qué razón tenía tal estado de perdición alcohólica,  no me quedó más remedio que contar toda la historia, al terminar la síntesis de los últimos meses  propuso encontrarnos al día siguiente para continuar la conversa pues, él tenía no pocos resquemores sobre la fe que abrazaba. 
Ramiro pasaba por una gran duda de su religión, esa era la razón de su estancia en esa ciudad, no estaba en misión de su iglesia, es que como era descendiente de una familia muy pudiente,  se pudo dar el lujo de un año de vacaciones para dedicarse a estudiar,  ver si por fin miraba el fondo de su vocación, un último recurso antes de abandonar los hábitos, su estancia en el vaticano era una suerte de  acto de penitencia para no ofender a su madre ya que no quería lastimarla.
 Le pregunté sobre sus preferencias sexuales pues si no era heterosexual hasta ahí llegaba la conversa, el cura muy risueño le dice que no es homosexual, entre muchas, esa es una de las razones para abandonar los hábitos, el celibato en Venezuela es cosa imposible y sus hormonas lo tienen atormentado, ya ha claudicado con tres viudas, dos liceístas, cuatro monjas, seis señoras entre madres y representantes de otros tantos primo comulgantes, dos catequistas eslovacas y un par de amigas de su hermana, sin hablar de las “amigas de alquiler” pagadas de vez en cuando a fin de acallar las hormonas, todo un rosario de tentaciones difíciles de evitar.
Es que Venezuela es una tierra caliente donde quien no la da la presta, la expresión nos sacó carcajadas , fijamos la cita en un café venezolano, propiedad de unos antiguos amigos, quienes se vinieron tras una beca de investigación pero al terminar el trabajo decidieron darle a los Romanos un poco de Venezuela en comidas y tragos, sitio de refugio para la nostalgia de tanto exiliado que anda de paso por Europa, sin embargo le pedí al cura que se fuera sin traje religioso,  con ropa seglar, para  poder conversar pues mis convicciones prohibían hablar con curas por muy buena gente que parecieran.

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