Ramona y
Josefina fueron dos hermanas, ellas llegaron a conocer bisnietos, tuvieron una
vida bastante difícil, sin embargo, ambas, a su manera lograron sacar a sus
respectivas familias adelante. Las dos tuvieron familias numerosas, creo que
fue ese deseo de intentar darse lo que nunca tuvieron, una familia, pues muy
niñas se encontraron en la orfandad y la subsiguiente pobreza, de esas que
ahora dan en llamar pobreza extrema.
Nacieron casi
que con el siglo XX, hijas de un señor bastante trabajador y de más de cuarenta
años, que en los años 20 se consideraba caso un anciano venerable pues las
esperanzas de vida eran creo de no más de 45 años, su madre pues era una bella
joven, creo que cerca de los veinte años, de familia bastante acomodada,
terratenientes y demás, sin embargo precisamente por ese encumbramiento
rechazaron de plano esa unión entre su hija y el criollo, lo tildaban de negro
y pobre, la gran vergüenza familiar, por tanto y fiel a sus bárbaras pero
aceptadas costumbres, una vez que la joven se casó no solo dijeron que había muerto
en extrañas circunstancias, también le rezaron novenario y hasta luto
guardaron, muy ridículos esos tatarabuelos
además de perversos.
El asunto es que
a los ocho años de haber nacido Ramona, nace Josefina, mientras la hermana
menor venia en camino muere el padre, a los tres años muere la madre y no les
quedó otro camino que ser criadas por unas piadosas y algo retorcidas señoritas
viejas, dos hermanas que nunca se casaron y tomaron el camino de la beatitud
para sobrevivir, quizás pensaron que al criar a esas dos huérfanas pagarían alguna
suerte de Karma o un golpe de moralina obligaría a la familia materna o paterna
de las huérfanas a darles una mano económicamente hablando, no era mucho pedir
que las familias les procurasen alguna ayuda a ellas pues la sangre (en teoría)
pesa más que el agua, sin embargo más pudieron los prejuicios de casta y el
odio enconado que la virtud tan cristiana esa de ayudar al prójimo, más aun si
son tu familia, sobre todo cuando las señoronas de tan rancia familia tenían hasta
banco en la catedral de su ciudad natal.
Entre el hambre
y los malos ratos pues de alguna manera contactaron a una hermana mayor que vivía
en la capital, esta se las llevó a vivir con ella a su casa, en un barrio
bastante pobre , aledaño al cementerio capitalino, el viejo claro, ese mismo
que hoy día tiene tumbas hasta en los cerros que lo circundan y es una suerte
de tierra de nadie donde ir a visitar a un deudo es toda una temeridad pues si
no te asaltan, puedes quedar atrapado en alguna balacera o simplemente en algún
entierro de los malandros capitalinos, ellos tienen unas costumbres funerarias algo exóticas por decir lo menos y sería
muy pavoroso encontrarse en uno por accidente pues de igual manera puedes
terminar acompañando al deudo por obra de algún malhechor ebrio y drogado.
En fin, las
niñas se hicieron mujeres, tuvieron hijos, conocieron aún más la ´pobreza y
hasta de ciudad se mudaron, en esa última mudanza al final hicieron un hogar. Entre
las penurias, los hijos de ambas familias terminaron de crecer, algunos
estudiaron, las mujeres se casaron, formaron todos a su vez familias y cuarenta
años después de haber nacido las señoras por fin conocieron la certidumbre de
techo y comida a diario por obra y gracia del esfuerzo familiar.
Las historias
entre el nacimiento de ellas y su muerte darían para cuando menos tres volúmenes,
sin embargo el día de hoy no creo pertinente comenzar a hacerlo, quizás porque todavía
tengo muchas lagunas y no creo les interese a mis lectores esos cuentos de
vida, que por cierto tiene tintes surreales y hasta visos de novela de terror,
seguramente en otra oportunidad les cuente algunos episodios.
Todo el cuento
anterior viene a colación por algo que me está rondando hace años, la verdad lo
he dicho en público pero siento la necesidad de dejarlo por escrito para
desmentir parte de la tramoya socialista que muchos pendejos criollos e
internacionales tienen pudriéndoles el cerebro, esa es la de que si naces pobre
te jodes de por vida, que el imperio malvado con sus tintes capitalistas han
hundido en la miseria a la gente haciéndoles creer en la entelequia del
progreso, cuando la verdad es otra, esas historias de Josefina y Ramona se
multiplican por miles en este, mi país (Venezuela) , las he visto en cientos de
exitosos profesionales que hoy día viven cómodamente gracias al esfuerzo de
aquellos que os trajeron al mundo, en bastantes de esos casos hablamos de
esfuerzos continuados por décadas hasta lograr un estatus económico bastante
holgado, cuando menos hasta hace unos años pues ahora en estos tiempos hasta
los ricos de cuna se han vuelto más pobres y los otros pues ven mermado su
esfuerzo por una caterva de malvivientes que han destrozado la economía de mi
patria.
El cuento tiene
varios años en bocas de los que creen a pies juntillas el cuento de la
izquierda, sin embargo en estos últimos tiempos ha cobrado fuerza gracias a un
estado que se empeña en hacerlo público, a unos cuantos pánfilos que reparten
esa idea como si de una homilía se tratase, tanto es así que muchos
universitarios contagiados con la gripe del socialismo se lo creen y hasta
(imagino) disfrutan su miseria para regodearse en sus ideas políticamente
absurdas, las mismas que hablan de que si eres pobre eres del pueblo si no pues
eres un pedazo de burgués que casi mereces la muerte por que aún hay muchos
pasando hambre gracias a tu necedad de querer vivir bien, no me jodan, se dicen
ateos con su paja del marxismo científico pero usan tácticas que suenan a cristianismo
de más básico y fanático pues inoculan el pecado original.
La razón de todo
es simple, dan limosnas disfrazadas de “misiones”, a los pobres en vez de
ayudarlos los empobrecen más alimentando el cuento de que jamás van a dejar el
barrio y la mierda, pues ese es su destino y por formar parte del pueblo
revolucionario les toca aguantárselo, mientras los del poder que son tan buenas
personas se llenan de riquezas pues así evitan la propagación y ellos mismos
purgan su condena de pecado original.
Si alguien
inteligente y creo que en realidad casi todos los seres humanos lo son, no dejará
de darme la razón, el esfuerzo, el estudio y la constancia son la vía del
progreso. ¿Qué es el progreso?, bueno entre otras cosas es comer a diario,
tener un estatus de vida cada día más alto, llevar a los hijos a las mejores
escuelas y universidades, viajar aunque sea una vez al año a cualquier destino
del mundo, es vivir en un sitio adonde las balas solo suenen en la tele y
caminar las calles sea un ejercicio aeróbico y no un acto de valentía, es
morirse de viejo en una cama rodeado de la familia, es ir al médico que te dé
la gana o que puedas pagar con tu trabajo o mejor aún con tus ahorros de toda
la vida pues en un país con futuro los ahorros no se deprecian, muy al
contrario.
Eso que dije en
el párrafo superior a cuantos les sucederá en mi país, seguramente a muy
poquitos, no es que nadie trabaje es que las políticas gubernamentales de los últimos
catorce años han ido en ese sentido y en especial en lo que va de este año han
empeorado pues van para la cuarta devaluación, las calles siguen igual de
peligrosas, no por las manifestaciones, lo son por el malandraje desatado en
todo el territorio nacional-
Qué lástima que
tantos se hallan doblegado al control estatal, que tantos sueños de muchos se
pierdan por la torpeza y la estupidez zoocialista, muchos de los descendientes
de familias como las de Josefina y Ramina hoy están fuera de sus patrias donde
cuando menos pueden tener aspiraciones que tuvieron sus abuelos. Hoy no escribo
ficción, Josefina fue mi abuela, quien por cierto me crio , al parecer hizo un
buen trabajo, hoy día escribo esto no solo como un homenaje a ella, mi abuela, también
para todas las familias que a fuerza de ganas han echado hacia adelante desde
la pobreza hasta la comodidad, también como una manera de denunciar ante los
ojos del mundo la falacia esa de que si naces pobre te mueres pobre, se puede
cambiar, se debe cambiar y una de las cosas por las que toca empezar a cambiar
es acabar con la patraña zoocialista que está envenenado mi patria.
José Ramón
Briceño, 2013
@jbdiwancomeback