Santeros
A
riesgo de ofender a algunos de mis lectores (muy agradecido por tener lectores por
cierto) pretendo dejar constancia de un pensamiento que tiene muchos años dando
vueltas por mi razonamiento. Cierta noche, mientras miraba los comerciales de
una película de terror en algún canal de cable, pensé en lo graciosas que me
parecen todas las películas de ese género espiritual-maléfico, quizás es porque
vivo en Venezuela donde a cada instante te enteras de alguna cosa más
espeluznante que la anterior. Dándome cuenta
que ya de tan “normal” miro esos eventos como algo cotidiano, sin mayor
trascendencia, me espanto pues significa que terminé por acostumbrarme al
horror como cosa natural y lo contrario es muy escaso, con ese pensamiento fui
a dormir.
A
la mañana siguiente, mientras tomaba un rutinario desayuno le seguí dando
vueltas al tema por aquello de evitar pensar en el también rutinario viaje en
el metro, como autómata matutino salí a la calle y mientras caminaba las diez
cuadras que separan el sitio donde vivo
de la parada de autobús seguía pensando en los horrores naturales de por acá,
sobre todo porque vivo en una barriada espeluznante donde ni los taxis se
atreven a llevar pasajeros, razón por la que es difícil no pensar en los
horrores nacionales con solo asomarse a la calle, como en todo espacio de este
tipo hay gente de toda estampa, desde arrieros que a caballo, muy temprano
bajan a sus conucos, malandros, mendigos, familias muy pobres y las menos que
por algún misterio viven aquí, mucho motorizado, ranchos de lata, otras de
cemento pero con techo de hojalata, en fin, todas las expresiones de la
miseria.
Llegando
a la parada vi una pareja vestida íntegramente de blanco cuyo cuello
resplandecía de collares multicolores, eran los que por acá llamamos Santeros,
algo bastante común en zonas populares donde hay una mezcla algo sórdida de
religión católica mezclada con la África
y hasta el new age por aquello de la búsqueda del provenir protegidos por un
ente sobrenatural más accesible que Jesucristo, esa mezcla va también salpicada
por grados de perversión y maldad pues si bien la religión es usada por gentes
sin mayor deseo que ganar la lotería o tener siempre un empleo, hay otros menos
inofensivos que la usan para intentar estar protegidos ante la bala del enemigo
buscado, la ley o la mala suerte lo que vuelve bastante perversos a los
feligreses de esa ala, en medio de todo existe una serie de “sacerdotes” que
ofician los rituales que incluyen sacrificios animales (hay quien dice que
humanos también) estos además tienen poder sobre los espíritus, canales
directos para obligar a su dios a conceder favores pero nada de eso es
gratuito, los feligreses deben pagar con una tarifa no estandarizada al brujo
por cada ritual, lo que genera una industria de millones, que casualmente está
asentada en las zonas más pobres que ilógicamente es donde se gasta más en
cualquier charlatanería.
Vi
a la pareja, nos ignoramos como se ignoran los extraños civilizados en sitios públicos y solo pude imaginar el
inmenso caudal de la ignorancia de tales seres, es más, al exigirme mentalmente
una razón menos visceral para calificarlos de esa manera apareció un argumento
interesante, ellos convocan espíritus con quienes conversan, basándome en la
idea de que son poderosos sobre toda la pléyade espiritual de su mundo también
significa que todas las almas que no han resucitado debido a que aún falta para
el apocalipsis (espero) , según eso pueden convocar a quien sea, lo que
significa a su vez que con tanto muerto brillante que se pudiera convocar
fácilmente quien pudiere hacer eso debería convertirse en el asesor corporativo
con más éxito del mundo, imaginemos por un momento poder establecer una
conversación con un premio nobel en literatura, un historiador, un periodista,
científicos, médicos y hasta militares para solicitar asesoría sobre algún tema
que de paso pudieron ser protagonistas y están enterados de detalles ignorados
por la historia lo que daría bastante ventajas extras, si además el alma
convocada puede ver el futuro pues tanto mejor, de ahí a generar el negocio de
asesoría más rentable no habría más distancia que la inteligencia del poderoso
médium , el mundo no estaría tan a la
deriva y ellos mismos serian una alta casta sacerdotal que no tendría que
florecer en los escombros de los barrios bajos. Pero de manera ilógica solo se
ocupan de algunas deidades comunitarias, es decir que quizás no han pensado que
si a veces no se atienden las plegarias es porque los santos están ocupados con
miles de pedigüeños humanos, y si se buscaran otros menos solicitados pues
quizás las peticiones puedan tener más aceptación, todo eso hace que los piense
menos inteligentes dentro de lo poco inteligentes que me parecen los fanáticos
religiosos de cualquier fé.
Aunque
en teoría la religión es algo inseparable de la naturaleza humana pues ello es
una forma natural e inocua de llevar el peso inmenso de las cientos de miserias
que sufrimos, genera profundas dudas cuando miras de cerca algunas expresiones
de ella, como esa de la santería. Dudo mucho que pueda ser benéfico nada que
apoye o prometa inmunidad a quien deliberadamente haga daño a terceros, robe o cometa cualquier
clase de fechoría, quizás tengamos que agradecer que todavía no les ha dado por
querer establecer el estado independiente de la republica de Yemayá como hacen
algunos extremistas con sus propios dioses y mártires , pero ya el hecho de que
hagan negocios tan descarados para que los malvados hagan su fiesta es
suficiente para repudiarlos, además claro de la forma tan desgraciada con la
que manejan su supuestos poderes. Creo que ellos son muestra palpable del
terrible flagelo del hirsutismo cerebral que asola a la población venezolana y
que unos cuantos (bastantes por cierto) hacen pingues ganancias con los pobres
seres cuyo cerebro sufre por estar ocupado en su mayoría por folículos plenos
de hebras de vellos púbicos que ahogan sus neuronas hasta dejar solo las justas
para que el organismo pueda seguir alimentando esa flora parasitaria , aunque
la plaga ha infectado a la gran mayoría de la población nacional al parecer los
barrios bajos son los afectados con más virulencia debido a la deficiente
alimentación, quizás sea por eso que allí florezcan los santeros, a lo mejor
también es la causa de que estén tan presentes en estos tiempos a pesar de lo
eminentemente ilógico de su proceder.
José
Ramón Briceño, 2018