Hoy domingo es día de elecciones regionales, es
decir, se eligen los cargos de gobernadores y otros puestos de elección
popular, a esta hora (11:30 am) ya ejercí mi deber-derecho de hacerlo, sin
embargo vi, no sin preocupación, escasa participación de electores en todos los
centros que recorrí. Imagino que muchos decepcionados no asistieron a las mesas
por aquello de estar seguros que el gobierno ya cocinó alguna trampa para
asegurarse el poder por los siglos de los siglos, esto de salvar a la humanidad
pero volviendo mierda el país debe ser muy divertido.
Alguien hace días me preguntaba por qué no estaba
con la revolución, si se supone que de alguna manera la intelectualidad ha de
estar cuadrada con el progreso social y que ese es el fin supremo del proceso
revolucionario, la verdad no le quise contestar con la amplitud que merecería
pues quise saber que pasa en otros círculos para no pecar de egocentrista pues
yo no estoy solo en el mundo y hay muchas cosas pasando de las que uno no se
entera.
Pues bien, anoche tuve oportunidad de testear dos
visiones de dos realidades muy distintas a las que uno vive día a día, la de un
médico especialista en un hospital público y la de otro ciudadano de a pie que
reside en la capital del país, ambas visiones se tocaban en lo referente a la
violencia, el médico me comentaba la medicina de guerra que se aplica en su
sitio de trabajo, de pacientes que necesitan operarse y no hay insumos, de
resolver prótesis con materiales de
desecho o eso de unir huesos rotos que deberían ser operados, con yesos momentáneos
que por lo general terminan siendo ,a solución ya que los pacientes no tienen
dinero y el hospital no puede asumir los costes de las piezas metálicas (placas,
tornillos, etc.etc) , además de la sorprendente cantidad de gente baleada que
recibe su servicio a diario, con repuntes lógicos cada fin de semana. Este amigo
me comentaba que el sesenta o más por ciento de esos ingresos de bala, eran
ciudadanos que fueron atacados por el hampa, por robarles desde celulares
inteligentes , motos, carros y hasta zapatos, lo increíble es que los carros
robados lo son para dos cosas , o para cometer otros crímenes o para quitarles
piezas de repuesto que no existen en el país , igual pasa muchas veces con las
motos, en cambio los celulares son otra historia y su robo es para ser
revendidos y así apuntalar el estatus de sus compradores quienes por lo general
son gente de bajos ingresos que desean (aun no entiendo por qué carajo tener un
aparato de uso ejecutivo cuando se es vendedor en alguna tienda). Va por mal
camino mi país cuando la excusa para matar es un aparato tan común o una
motocicleta de bajo coste que hasta a crédito te la venden.
El otro amigo me narró la historia de horror del
robo de su carro, entrando al estacionamiento de su residencia fue asaltado por
tres maleantes con intercambio de balas incluido, las balas las inició un
vecino que harto (imagino) del abuso y la impunidad, recordemos que solo el UNO
por ciento de los crímenes se resuelve en el país, decide estar armado para
defender familia y propiedades, eso ayudó a que los ladrones perdieran el interés
en los asaltados para responder las balas que desde el edificio les disparaban
y así esconderse de cualquier otra idea genial que tuviesen los señores
ladrones. Hasta allí todo transcurrió con el guion que por lo general te
cuentan, golpes, insultos, y robo, con suerte no hubo muerte en ese evento,
además el carro aparece tres días después en una barriada caraqueña con
evidencias de haber sido usado en otro secuestro exprés, lo que se salió de
madres fue el relato de su periplo por los organismos del estado para recuperar
su vehículo, todos los policías pidiendo comisión para prestar el servicio por
el que les pagan, hasta dicen haber oído a uno comentando en voz alta el
negocio que haría este fin de semana con unos cadáveres de caídos por la
violencia, eso para entregarlos a sus deudos de manera rápida, ya calculaba
seis mil por cada uno y eran unos cuantos cadáveres, buena repartición de pagos
extras por un trabajo por el que ya se les paga.
Toda una cadena de corrupción institucional avalada
por chapas y jefes, de hecho, un abogado les recomendó no entregar la película de
la cámara de seguridad del edificio a la policía pues por el modus operandi parecían
efectivos de ese cuerpo quienes cometieron el atraco. Que cagada, ahora seguro
saldrá un defensor del proceso y dirá que eso no lo saben las autoridades, que
lo denuncien para que vean lo que pasaría cuando las inmaculadas autoridades de
este país lo sepan, pues desde acá me adelanto a su pregunta y le respondo, no
pasará nada si acaso los denunciantes sufran un accidente espantoso o les
encuentren misteriosamente un paquete de un sospechoso polvo blanco y se les
acuse de narco tráfico o algo similar y
en el peor de los casos los atraque (de nuevo) un motorizado para robarles los teléfonos
con sus respectivos disparos de gracia.
Eso de que no lo saben se cae por su propio peso
pues los cuerpos de seguridad tienen unidades de ¿inteligencia? Desplegadas en
todas partes y seguramente saben como se mueve la plata proveniente de todo ese
lucro ilegal, cuando en las cárceles mandan los llamados pranes con la anuencia
de todos y están mejor armados que los custodios, no me jodan con eso de la
ignorancia del crimen cometido reiteradas veces, es decir que las victimas lo
son dos veces, la primera por los asaltantes y la segunda por las autoridades
que se supone deben velar por la integridad de bienes y personas, que vaina más
terrorífica.
En los hospitales del país se sufre una suerte de
violencia en contra de los derechos fundamentales que dice defender el estado y
en las calles la policía mantiene una empresa sobre la desgracia de los
ciudadanos que trabajan todos los días, además de (tan evidente que me atrevo a
afirmarlo) mantener una alianza con la crema y nata de la criminalidad criolla.
En ambos casos se quebranta el derecho fundamental a la vida pues si no tienes
un seguro médico acorde a la situación y te toca tener atención pública estas
jodido. Si te atracan o matan a un ser querido también estás mal pues los criminales
no son condenados y en muchos casos son los mismos que reciben la denuncia , en
caso tal si saliste ileso del atraco quizás no lo hagas de la denuncia.
Entonces como estar con un estado que avala tal despropósito
, que parece ser movido por lo electorero y el maquillaje para que crean que
sirven para algo, que no resuelve nada a pesar de los millones de ingreso
petrolero, donde policías y maleantes solo los diferencia el uniforme, y eso
sin hablar de las acusaciones reiteradas de nexos criminales entre la alta cúpula
militar y civil con el narcotráfico. Un estado plagado de informantes que
detallan la vida y milagros de miles de venezolanos y asegura no saber nada del
desastre de la administración de justicia.
Entonces no me jodan. A veces me levanto creyendo
que todo es una pesadilla al mejor estilo de Stephen King, pero que la realidad
me patea confirmando que no existe tal pesadilla. Nunca estaré de acuerdo con ningún
estado criminal donde a fuerza de costumbre ya la gente agradece a los
criminales que no los maten o hieran como si el solo hecho de la violencia no
fuese ya una ofensa a la vida, donde los hospitales viven en una economía de
guerra cuando la nación regala a manos llenas a cuanto presidente le jale bolas
al comandante de las legiones salvadoras de la humanidad, otro crimen contra la
vida, donde los militares ya no usan el uniforme verde oliva, si no el uniforme
verde pimentón por aquello del guiso continuado. La vida desde cualquier ángulo
es intocable pero si el mismo estado la lesiona por omisión o por acción ya
estamos mal, lo peor es que ya nos estamos acostumbrando como nación a mal
vivir, en esta historia de horror de una patria que alguna vez se consideró una
sucursal del cielo pero que en estos años se ha transformado en un círculo
infernal donde sus guardianes visten de rojo y hasta el diablo se fotografía en
misa de cinco con crucifijo y lágrimas.
José Ramón Briceño
@jbdiwancomeback