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martes, marzo 30, 2021

Los viajantes del Metro de Caracas (Linea 2)

 Siempre he pensado que en alguna parte ha de existir un manual para entender al mundo, estoy casi seguro de que está escondido a plena vista , es solo cuestión de abrir bien los ojos y estar atento a las señales para poder entrever una aproximación al futuro basándonos únicamente por las pautas de conducta de los generadores de opinión , eso abarca desde el cine hasta las redes sociales , pasando por esta suerte de inconciencia colectiva que parece estar empeñada en negar la posibilidad a cualquier otra forma de pensamiento que no sea la suya, de hecho , son tantas formas como religiones existen en el mundo , que ayuntado al asunto de creer que todos los demás están equivocados pues al final uno debe andar por la vida empeñado en no romper muchos vidrios en el camino , uno jamás sabe a quién ofende con su pensamiento.

Uno de los aparentes  problemas básicos de la humanidad, está en pensar que hay cosas que deben corregirse  a pesar de que todas las prueban arrojan que es una táctica equivocada, como ejemplo tomemos la educación, que en Venezuela al menos  ha sufrido múltiples trasformaciones desde el año setenta del siglo pasado sin que pareciera haber existido éxito alguno, tal es el caso de los últimos veinte años de educación para todos, libre y revolucionaria. El punto perfecto para cualquier estudiante está en sentirse interesado por los estudios, todos los que fuimos a la universidad recordamos esos años como algo  especial , creo que solamente porque al fin te toca compartir cinco años con un grupo de gente que si está interesada en aprender, hasta quien va obligado termina encontrando algo interesante en la carrera, cosa diferente a todo lo anterior en materia educativa, el problema es que a casi ningún niño le agrada la escuela, sin embargo, cada vez que reviso cualquier bibliografía leo que existen muchísimos hombres sabios que aprendieron a la mala, ahora que deberían ser felices todos los niños, la educación está en el peor punto de su historia (al menos en Venezuela), quien no me crea le invito a dar un paseo por la línea 2 del Metro de Caracas, vean como la gente prefiere ahogarse de calor en el tren sin aire acondicionado antes que abrir unas ventanas , lo peor es que todos se sienten buenos ciudadanos por no abrir las putas ventanas para  refrescar el ahogo del quinientas personas apretujadas en los trenes, todo a pesar de que cada ventana tiene un rotulo en color rojo que da instrucciones abrir las ventilas cuando tenga problemas de aire acondicionado en vagón, es decir, el mismo metro te da permiso para abrir las ventilas si no hay aire acondicionado pero como eres tan buen ciudadano ni tan siquiera te das el trabajo de leer el rotulo y prefieres pasar las próximas tres horas de tu vida ahogado, sudando como un cerdo, más deprimido ante tal castigo que merece circulo propio, pero eres un excelente ciudadano como para tener un simple acto de lucidez ante la desolación, eso indica necesariamente un problema, tengo cuatro años viajando a diario y peleando con los buenos ciudadanos, algunas veces encuentro un seguidor en el vagón, algo así como el 0,025% del vagón prefiere hacerse el loco o defender al ben ciudadano que quiere ahogarse por convicción , menos del uno por ciento de los cincuenta o sesenta pasajeros leyó el rotulo de la ventana, los demás ni siquiera hicieron el esfuerzo.

A cada antropólogo, sociólogo, psicólogo o psiquiatra que me lea, le ruego por favor hacer una evaluación del caso y hacérmela llegar, prometo citarlos como parte del artículo que alguno de mis otros amigos de la prensa digital tendrá a bien publicarme algún día , de otra manera igual hasta me haré plataforma propia solo para insultarlos hasta que por pura bronca alguien comience a tomar cartas en el asunto, el metro es una metáfora absoluta del Venezuela , donde todos saben que la cosa cambió pero están atados al paradigma de vida plena de aceptación de la desgracia como algo natural , tal  cual residentes del siglo XIX, todos están empeñados en seguir dándose topes contra la misma pared, muy pocos levantan la cabeza y encuentran acomodo , los demás siguen empeñados en matar elefantes a cosquillas . el fenómeno de las ventanas del metro de Caracas (linea2)  muestra un retraso cognitivo que deja boquiabierto a cualquier observador  avispado , la mínima expresión de rebeldía encarnada en hacer un acto lógico (ventilar un encierro), que necesita solamente leer treinta palabras impresas y acto seguido accionar una manivela, nada del otro jueves , algo tan simple que ofende , que nadie se empeñe en eso indica algo desalentador, los venezolanos nos hemos vuelto zombis , en serio, la tesis de la esquizofrenia lenta comienza a tener sentido.

El hecho de que las universidades venezolanas o sus profesores no se hubiesen organizado en una fundación al menos y solicitado ayuda a cualquier empresa FinTech para instalar  una universidad nueva, dejando las tradicionales como los cascarones vacíos que ahora son, negociar con las autoridades universitarias para que avalen a los docentes o los apoyen para conformar una educación superior que quizás pueda patrocinar a la básica , creo que hasta Google estaría feliz de escucharlos a menos, que prefieren seguir empeñados en pelear con alguien que los desprecia de manera pública y notoria, desde hace años la docencia es la cosa peor pagada de la historia, cualquier obrero gana más que un doctor en educación, el hecho de que estos colegas no busquen soluciones alejadas de la obtusa academia, da una tristeza enorme, así mismo muchas soluciones simples son desechadas porque prefieren la porquería en la que siguen medrando que trabajar en función de levantar cosas nuevas, si todos renuncian al mismo tiempo, el patrono no tendrá más que sentarse a escuchar y actuar en consecuencia, mientras existan gentes como los viajantes del metro la educación venezolana seguirá en picada hasta volver a una suerte de periodo feudal donde mandan los inteligentes y el resto mendiga.

La educación debería dar un par de pasos atrás y reevaluarse, comenzar a exigir rigor intelectual desde el primer grado, quizás formemos unas cuantas generaciones de niños con estrés postraumático pero eso se cura con una pastilla,  la estupidez es muchísimo más costosa ,  el peor síntoma lo encarnan los viajeros del metro, su propensión a ser buenos ciudadanos los delata.

José Ramón Briceño

29/03/2021