Y el que gruña mucho termina preso por necio...
Tengo la fortuna de conocer a algunos abogados brillantes, además, por
motivos absolutamente sociales, jamás he estado en situación de necesitarlos o
al menos no por motivos judiciales, como corresponde a mi costumbre no ha
faltado el respectivo interrogatorio sobre distintos tópicos, el primero es
usualmente en cuanto a lo que se conoce
como “Presunción de buena fe” , eso significa que todos son inocentes
hasta que se demuestre lo contrario, imagino que en países no caribeños la
cuestión de la relación entre la ley y los ciudadanos es mucho menos agresiva
que por estos lares, acá no veo escenario posible en el que un
policía me pregunte algo y no me asuste, en fin, acá al menos todos
parecemos culpables hasta que se nos declare inocentes, en consecuencia somos
tratados, prefiero tener a los abogados de amigos antes que ser su cliente en
traces tan severos como los judiciales .
Como cualquier ciudadano
preocupado me pregunto muchas veces las posibles razones para que el país esté
en eterno sobresalto, vale, quizás en un principio uno achaque muy
necesariamente su culpa absoluta por no pertenecerá la clase privilegiada y te
dices que por flojo, que debiste haber sido militar, policía, ingeniero,
abogado, contador, periodista o community manager en vez de profesor de
cualquier cosa. Luego ves a tu alrededor
y te das cuenta que no vas solo en el autobús, además, hay una fila inmensa que
va agarrada a las defensas traseras del vehículo dando bandazos en la
pelea por subirse aunque sea hasta el
pasillo de tu asiento, hay quien la pasa peor, la mirada de la culpa se amplía
porque eso significa que no eres el único al que le va mal, entonces las
razones pudieran estar en otro lado, hago retrospectiva para caer en cuenta que
todo está sucediendo cuan guion de televisión y como si eso no fuese suficiente
llega la pandemia, se inventa la vacuna, y todavía no sabes que será peor.
No sé si en realidad fue la peste
la que ha causado este destrozo mayúsculo o simplemente ha sido la puñalada
trapera global a la ilusión de avance que
veníamos teniendo en ese preciso
instante, cuando la vida parecía irse acomodando vino la pandemia y ¡Zas! Acabó
con todo para quedar en un desamparo aún más grande. Líneas arriba hablaba de
la presunción de buena fe, en realidad
quiero creer que los altos funcionarios de toda clasificación posible
son absolutamente cualificados para su cargo, que todos saben en realidad lo
que están haciendo, tienes excelentes asesores, hacen relaciones con ciudadanos
de bien, se actualizan diariamente en la actualidad, son eminentes
profesionales especializados en cada una de las áreas dónde hacen su trabajo,
como acto de buena fe debo pensar que todos los funcionarios son competentes y
que jamás dicen una mentira, cuando crecía me enseñaron que apuntar con el dedo es de mala educación pero
como provoca.
Como buen profesional de mi área (docente) lo primero que pienso es que soy esquizofrénico, cuando has dado tantas clases
en todos los niveles educativos con alumnos de distinto tipo, donde muchos son fulanos geniales
que bordean la locura, siempre toca evaluar la situación con cualquier persona
así que no es raro que de vez en cuando uno se mire al espejo , como sabemos la
realidad va disociada con mi apreciación de ella, quien sufre de alucinaciones terminará por
verlo como su realidad, aunque vea cerdos volando se puede establecer alguna
tesis que acerque ese fenómeno a algo posible, como la física cuántica por
ejemplo, sería fácil alegar que la escena de los cerdos voladores no es más que
la yuxtaposición de dos dimensiones coexistentes, que según los fanáticos es
factible al menos en teoría. Por fuerzas mayores (entrevistas de empleo
exitosas por cierto) he sido interrogado por más de un profesional de la salud
mental y nunca me han encontrado más que la locura promedio , al parecer nadie
está absolutamente cuerdo ni loco, todos tenemos algo de cada cosa para poder
sobrevivir a la vida misma, la estadística juega a nuestro favor , cualquier
canadiense promedio enloquecería totalmente en Venezuela, no entendería la
mitad de la realidad que lo rodea porque en su tierra la realidad responde a
otras cosas, allá hay ciudades donde nadie cierra las puertas y los robos son
anomalías no reglas, el transporte público funciona, la economía tiene una
saludable inflación por debajo del 10% anual, las universidades son accesibles a sus ciudadanos, la marihuana
es legal, el Metro es menos aterrador
que el de Caracas sin que estén en otra dimensión. Podría regodearme en las
diferencias entre las distintas realidades que he vivido alrededor de
Latinoamérica, no precisamente mejores todas, pero al menos son menos terribles
que las que nos asolan.
La realidad niega toda
posibilidad de presunción de buena fe, en el peor de los casos todo está
calculado para beneficiar a quien sabe quién,
donde solo unos ganan mucho mientras que muchos ganan poco. Cierta vez escuché
a dos pasajeros en una unidad de transporte colectivo, conversaban sobre sus
respectivos empleos , de cuanto ganaban y de cómo se las arreglaban para
sobrevivir, había uno que decía haber abandonado su antiguo trabajo por algo menos físico, trabajaba un turno de doce
horas cada veinticuatro por las noches y en el día vendía chupetas en las
calles así redondeaba los cien dólares
mensuales , el otro también hablaba de una mejoría laboral porque ahora ganaba
cincuenta dólares mensuales en turnos diarios de doce horas en una frutería , estaba entre el asombro y la tristeza,
asombro por encontrar un superviviente mejor dotado que yo (al menos a él no le
daba pavor ser vigilante de noche y buhonero de día) seguramente vendía
cigarros a sus compañeros de faena con su pago móvil con lo que le salía casi
gratis la jornada laboral triplicando sus ingresos, en unos años, si la cosa
mejora ese hombre del autobús seguramente será diputado en la asamblea
nacional con camioneta blindada y
demás.
Este último pensamiento seguramente
nace de la posible afección mental que padezco, no hay lógica alguna para que
los señores del aparato estatal , político y económico del país no vean la
solución que se les presenta, que todas las decisiones siempre tengan un matiz
de maldad complicado de explicar, que nadie pueda entender como lo que en otras
partes funciona, en Venezuela no pasa de un sueño, al parecer somos un país de zombis y el que
gruñe mucho termina preso por necio, no
hay escenario de lógica posible donde coexistan tantas anomalías juntas sin que
a nadie se le alborote un pelo, no existe precedente alguno sobre países que puedan haber sufrido tan perenne híper
inflación por años sin que a nadie se le hubiese pasado por la cabeza
resolverla y cada medida que se toma empeora la situación , llegado incluso al
extremo de tener una moneda inexistente como referente, que el dólar sea
valorado a diario por el banco central es una suerte de aceptación tácita de una moneda extranjera
como efectivo circulante, eso sucede solamente en los territorios en guerra
donde la ley no existe, en los aeropuertos, las zonas francas y algunas
turísticas , de resto no hay un solo país que acepte depósitos en moneda
extranjera sin tener permiso del banco que las expide, tanto peor, los pobres norteamericanos
deben estar halándose los pelos sabiendo que su unidad monetaria se está devaluando y es utilizada al menos por cinco
millones de personas hasta para comprar
en la bodega.
Esto me alarma porque puede ser
que al final todo este cálculo político ha sido un plan estratégico para vencer
al imperio en su propio juego, volver al
país en una ruta de uso para el efectivo circulante en Latinoamérica y
el caribe debe ser una forma brutal de intoxicar el mercado forzando al imperio
a imprimir billetes inorgánicos con lo que eventualmente se desmoronará, no
puede existir buena fe si no hay una historia de inteligencia por medio, aunque debo admitir que es un plan
macabro, la sola presunción de que esto pueda ser cierto necesitaría con suma
urgencia aunque sea terapia psicológica
nivel supra conspiranoico , por lo pronto pensaré seriamente en una
consulta a ver si peco de exceso de buena fe o sufro de un brote psicótico ,
recordemos que los únicos que saben que no están locos son precisamente
los locos, todos los demás estamos bajo
sospecha constante.
José Ramón Briceño Diwan
12/10/2021