Ayúdame con un click

viernes, octubre 17, 2014

Todo malo es cobarde


El poder siempre me ha parecido un asunto incomodo, sobre todo el poder político, eso trae una gran responsabilidad, además de los consabidos enemigos gratuitos, imaginarios y merecidos de los que los poderosos, todo un sobresalto el asunto. Puedo acostumbrarme a que uno que otro alumno me odie, es algo natural eso de que uno no sea monedita de oro para ser querido por todos, sin embargo que un alumno te deteste es un asunto con el que todos los docentes hemos lidiado alguna vez, además lo normal es que el odio se disuelva con el tiempo y la madurez (mis profesores de educación física de los primeros años de liceo no se salvaran de mi mala vibra por mala gentes por cierto), en el poder político la verdad no creo que se pasen con los años, tengo la creencia que al contrario, se agrandan con el tiempo.

Lo peor del poder es que es cobarde (como todos los malos según mi abuelita que en paz descanse), tienen gestiones atroces pero apelan a la censura para mitigar la opinión pública, como si de verdad les importase lo que la gente piense, claro, también apelan a la persecución en los sitios de trabajo para impedir que hubiesen ideas diferentes, lo más sorprendente es que muchos son poco menos que rateros como jefes y administradores de empresas gubernamentales y se dedican a pontificar sobre la honestidad, los valores patrios, la fortaleza revolucionaria, el valor del trabajo junto a un montón de temas importantes y que de verdad deben ser impulsados, pero cuando quien te pontifica en público, en su vida privada se le nota por encima un enriquecimiento súbito, el asunto se enrarece un poco.
Últimamente he visto con cierto estupor como van poniendo presa a gente que publica cosas escandalosas por sus cuentas de tuiter, lo más terrorífico es que no son gente realmente importante, es decir, no manejan instituciones, ni tienen millones de militantes, es más, les tiran piedras igual al gobierno que a la oposición y a final de cuentas la verdad no tienen el gran peso en la opinión pública como para justificar su detención.

En vez de una posición de fuerza lo que están proyectando es todo lo contrario, es miedo del bueno, si fuesen émulos de Gandhi o de Mandela, son simplemente ciudadanos que hartos de los que sucede encuentran una vía de escape para liberar tensión, es más, si resulta que Mario Silva podía mentarle la madre a cualquiera o decir en voz alta unas imprecaciones que ponían en tela de juicio la honorabilidad de las progenitoras de mucho opositor y un tribunal dio su bendición por no considerar eso ofensivo, creo que es justo que uno de vez en cuando les grite cuatro insultos por esta vía sin que por ello tengamos que afrontar cárcel, no sé, seguramente el tal Mario Silva es un venezolano de una categoría diferente a la de todos los otros, a lo mejor le dieron el Nobel de la Paz, el Pulitzer o algún otro galardón importante, la oposición siempre envidiosa lo ocultó del conocimiento general y así las personas pensantes le tuviéramos el asco que realmente nos produce recordar a ese fulano.

A lo mejor esos tuiteros con sus mensajes activan un conjunto de drones especializados en atracar, amedrentar y hasta disparar sus pistolas como si lo hacen de manera recurrente los “muchachos” de los colectivos socialistas, seguramente también activan algunos procesos digitales que hacen que escaseen la leche en polvo, el jabón de lavar ropa, el de tocador, el desodorante, las máquinas de afeitar, el azúcar, el café, los libros, las medicinas, los repuestos para los vehículos, seguramente el mismo código activa el aumento desmesurado de los artefactos de computación y toda la línea blanca, además claro de la devaluación del Bolívar.

Seguramente este domingo saldrá una historia bastante truculenta por los medios, un esbirro publicará algún “sesudo” estudio sobre el impacto negativo y la gravedad del crimen de los tuiteros en contra de la defensa de los valores de la nación. Desde mi esquina muchos le sacaremos la lengua y sabremos que opinar no puede ser criminalizado pues cuando lo hacen demuestran lo contrario, una cobardía excesiva como todos los regímenes represivos, cosa que refuerza mi tesis de la maldad de su proceder, pues quien siente vergüenza por sus acciones, denotan ser seres cuya naturaleza es el mal que vive en lo oscuro, entre las sombras.
José Ramón Briceño, 2014

@jbdiwancomeback


No hay comentarios.: