Revisando
las redes sociales uno se entera de muchas cosas, aunque la verdad igual toca
leer bastante y bucear entre líneas para más o menos adivinar como va realmente
el asunto, total, en este estado de indefensión ciudadana donde la violencia
soterrada o evidente está justificada desde las altas esferas del poder
cualquier cosa puede pasar y pasa.
Hace
un par de días, con la poca elegancia que los caracteriza despidieron en cadena
nacional a el ministro de “Interior y Justicia” quien de verdad y sin ánimo de ser excesivamente duro parece que cuidaba los
interiores de sus jefes sin tener muy en cuenta la parte de la justicia,
dejando un reguero de muertos y presos a su paso, con el agravante de hacer pública
y notoria la relación entre los fulanos “colectivos” y quienes deberían perseguirlos.
Desde hace varios años vienen formándose “colectivos” de todo tipo, desde
grupos de fotógrafos, unas cosas espantosas llamadas redes de arte popular y
cientos de otras denominaciones, tengo la impresión de que a la sombra de
aquellos grupos organizados, los jefesotes que más parecen pranes que gente,
que siempre fueron partidarios de organizar unas fulanas milicias populares
para “defender” la revolución.
Aunque
mirándolo desde un punto de vista lógico (la lógica de ellos claro) tener un
cuerpo armado, con gente que poco le importan las formas, que matar es
divertido y además están siempre a la orden para cualquier eventualidad, con
iniciativa, conocimiento de las calles junto a una movilidad difícil de
detener, son unas cuantas cualidades interesantes para cualquier cuerpo armado
que se pretenda formar, sobre todo barato pues no genera sueldos ni ningún otro
desembolso más allá de las balas, las armas y esas motos baratas que usan
todos.
Lo
que nadie pareció ver con antelación es que esos fulanos no son nada de fiar,
mientras están felices con su poder, colaboran en todo, cuando se ven
amenazados responden con violencia, aun
cuando esto presuponga ponerse en contra de sus amos naturales, además arma y
moto que es la dupla de la defensa de la revolución también son herramientas de
trabajo con las que cometen sus crímenes
al amparo de sus jefes, cosa que los hace intocables hasta la semana
antepasada, cuando mataron a un diputado.
No
quiero hacer conjeturas que ya son de voz publica, la verdad eso ya ni
interesa, sin embargo llama la atención como mataron a varios de los integrantes
de algunas de esas asociaciones delictivas que llaman “colectivos”, al poco
tiempo botan al fulano ministro, en cadena nacional y de la manera más grosera
posible, como para que no quede duda de que la orden ha sido dada, según varios
conocidos eso realmente fue un “mensaje a garcia” para con los colectivos
capitalinos y así bajar un poco la intensidad de las posibles represalias.
Tengo
casi que la certeza de que ya se les fue el monstruo de las manos y ahora (como
siempre) buscaran a quien culpar, lo más “gracioso” es que conocen la forma de evitar
que sucedan más tragedias pero eso a su vez les restará piso político que los
sostenga, sobre todo a nivel internacional pues quienes los sostienen son los
fanáticos de los más bajos estratos socioculturales, esos que ya perdieron la
esperanza y de tanto pasar hambre y miseria cualquier migaja les sabe a banquete
palaciego, además de que su capacidad de olvido es algo realmente pasmoso
llegando a creer cualquier patraña como letra santa.
Sabemos
hacia dónde vamos, la verdad con golpes a las rejas, marchas, bailes y otras
sandeces no vamos a llegar a ningún lado, tampoco es que uno esté dispuesto a
batirse contra el plomo, pero si como grupo nos defendemos, que de por si es
defender el derecho a la vida que está escrito en la constitución de papel higiénico
que siguen desde Miraflores, no vamos a tener ningún avance cuantitativo, sobre
todo con gente que se asocia a matones, narcotraficantes, ladrones y gentuza de
toda calaña, nunca jamás jugará limpio.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback
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