El
mundo está loco, fíjense, Corea del Sur y Cuba forman parte del comité de
derechos humanos de la ONU, USA ahora es un aliado estratégico de Irán por
aquello de la guerra contra el Isis, por primera vez desde el final de la
segunda guerra mundial hay conflicto en los países petroleros del medio oriente
y aun así el petróleo va a la baja, los Chinos no han podido repetir la
carnicería de Tianamen con estos estudiante de Hong Kong, el Ebola está en los
Estados Unidos y ya reclamó la primera víctima, por cierto, los Norteamericanos
que se ha erigido en luchadores acérrimos en contra de las drogas ahora
legalizan algunas en varios estados, Venezuela de país rico y megaproductor de petróleo
se ha vuelto en un país más pobre que Haití y así la lista sigue solo para
ponerse más rara la cosa.
Llevo
varios días dándole vueltas a un pensamiento recurrente. Resulta que a mí me
crio mi abuela paterna, una señora muy venezolana es decir, plena de
contradicciones, en una época esa católica practicante visitaba los cultos evangélicos,
leía sobre metafísica (antes de enterarse que Conni Mendez se había suicidado) creía
en fantasmas, iba a misa de vez en cuando y además alguna vez visitó algunos
videntes y leedores de tabaco, solo para que al final de su vida decidiera que Dios
hablaría con ella desde cualquier pate y jamás volvió a misa ni por obligación,
en fin tuve una formación religiosa bastante amplia.
Me
ha dado por pensar que estamos viviendo en el infierno y no nos hemos dado
cuenta, resulta que jamás la humanidad ha tenido tantos humanos al mismo tiempo
viviendo y muriendo acá, si nos ponemos religiosos resulta que pone a pensar de
donde ha salido tanta alma para ocupar los ocho mil millones de humanos que
viven en la tierra, quizás son las almas de todos los muertos de los últimos veinte
mil años que los han mandado de vuelta para su última evaluación antes de
decidir si ascienden de plano o se quedan clavados en el otro infierno de por
vida.
Es
la única explicación lógica para que el mundo esté tan loco, la maldad ahora es
un asunto cotidiano, tanto así que uno tiene miedo hasta del ser amable que te
presta ayuda pues no sabes con que cosa te va a salir después, las noticias
narran crímenes atroces, si no me creen
revisen las redes para que vean las caras de felicidad de algunos cuando posan
con las cabezas que acaban de cortar, busquen información de cómo la están
pasando en el África negra donde entre las enfermedades y los dirigentes
enfermos la cosa es espantosa, mientras esto escribo seguramente en el mundo están
muriendo miles de personas por las causas más absurdas, en mi país seguramente
están asaltando a varias personas que se dirigen hacia sus empleos, decenas de
familias están llorando algún familiar recién muerto a bala, puñal o de
enfermedad (que en otras partes sería controlable pero que acá no hay con que
curarlos), seguro unos imbéciles están contaminando el mar o el rio con
desechos tóxicos y un funcionario está dichoso pues ya le depositaron su parte
en la cuenta panameña, algún cura parroquial está esperando el desayuno que le
hará su novio menor de edad, el pastor evangélico está planificando su mes de
vacaciones en algún burdel del caribe con los diezmos de su congregación que por
cierto cree esa historia de que se va al desierto del Sinaí a meditar sobre el
mundo y sus avatares, unos padres están planificando la ablación de sus hijas,
en China e India seguramente están muriendo ahogadas cientos de niñas solo por
tener el descaro de no haber nacido niños, así un largo etcétera de cosas malvadas que pasan sin que al parecer a nadie se le ocurra intervenir y ni tan
siquiera a Dios le dé por manifestarse (si es que existe claro).
En
vista de lo anteriormente expresado creo pertinente esa explicación, la verdad
creo que estamos muertos y nadie nos lo ha dicho, estamos en esta extraña
tierra haciendo una suerte de examen antes de volver a “morir” para que los
jueces a lo “American Idol” decidan qué hacer con nuestras almas, de paso le
han dado licencia a algunos demonios para divertirse a nuestra costa, por eso
en algunos casos las locuras se salen de madres, lo peor es que después de ver
tanta película sobre el fin del mundo nadie más se ha dado cuenta que se está
acabando de a poquito. Vivimos en el apocalipsis.
José
Ramón Briceño 2014
@jbdiwancomeback
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