Hace
días se viene comentando, no sin cierta dosis de pánico el asunto del virus “Ebola”,
la verdad yo también estoy al borde de un ataque de nervios con todo eso, ¿la
razón?, simple, si comparamos nuestra estructura sanitaria de una vez sabremos
que la cosa será mala, si a eso le sumamos que muchos de nuestros ciudadanos
viven en condiciones poco menos que infrahumanas, sin higiene, ni estructura
sanitaria adecuada y como si fuese poco subalimentados a fuerza de harinas que
son las que más rinden pues los pronósticos serian apocalípticos.
En
Venezuela hay una epidemia de un virus menos malvado que han dado en llamar
Chicungunya o algo similar, en mi casa todos lo hemos sufrido y mucha gente
queda con secuelas (incluida mi persona) sin que nadie tenga ni por asomo una
cura realmente efectiva ni el estado presente alguna alternativa razonable,
ciertamente el virus por si solo no es mortal pero si le sumamos alguna
dolencia, lo más factible es que esta dolencia haga eclosión llegando a matar
al paciente, varias personas cercanas a mi entono tienen familiares que han
muerto a consecuencia del fulano virus.
Si
con este virus que no es tan malvado como el fulano ebola de vaina no nos hemos
muerto muchos, ¿Cómo sería de espantosa una epidemia de algo ciertamente una
centena de veces cuando menos peor que el chicuncucosa?, no lo sabemos con
certeza pero tengo la impresión que no hay nadie en su sano juicio que no
sienta un escalofrío cuando piensa en esa posibilidad mortal. Lo peor de todo
es que la ministra de sanidad solo da respuestas tipo Conni Mendez “Enfrentaremos
el ebola con amor” “ y cosas por el estilo, pero ni de vaina se ve nada
realmente firme para ese mal.
Volviendo
al tema del chicuncucosa , es que se ha tomado muy a la ligera en toda
latinoamerica, por eso mis reservas ante el panorama del fulano ebola, por
ejemplo, una vecina viajó al Argentina en fechas recientes con el mal en pleno
y allá lo pasó también su madre quien la acompañaba en el viaje, con ese
ejemplo uno piensa acá, de necio y todo, ¿Qué pasaría si algún “Revolucionario”
de esos que viajan a cada rato, se contagia del virus por allá en el extranjero
y se viene a pasar tres días en Choroní, la verdad es que Stephen King se queda
pendejo con las posibilidades dramáticas de solo pensar tal caso, de seguro el
Ebola matará a quince millones de compatriotas antes que baje su intensidad,
imagino que dejará de matar solo por puro aburrido de matar así, por gusto, sin
nadie que le ponga reparo.
Fíjense
queridos lectores, si en Estados Unidos, que al parecer todos los centros
hospitalarios parecen los de la tele, que tienen medidas extraordinarias
siempre en contra de cualquier cosa similar, que no tienen escasez de nada, se
les muere un paciente contagiado, como será acá en nuestro país que no se
encuentra ni acetaminofén para una fiebre común y silvestre, tampoco se
encuentran cientos de medicinas para cosas peores que cualquier virus como el
CANCER para nombrar una dolencia, que los hospitales en muchos casos no tienen
ni siquiera agua corriente, no sé, pero la “gripe española” se quedará corta en
su malignidad si la comparamos con estas cosas.
A pesar de que los venezolanos, de tanto
convivir en esta zozobra eterna, nos creemos inmortales entre las balas, los estafadores, la escasez,
los malísimos servicios públicos, el hampa que ahora se parece tanto a lo que
dan en llamar ley, los funcionarios que persisten en asegurar sus mentiras a
pesar de que su falsedad es más que pública y notoria, en mi caso me siento un símil
del soldado esperando la orden de su sargento para entrar en la línea de
batalla, deseando no ser muerto pero sin posibilidad alguna de escape cierto.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback
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