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jueves, octubre 16, 2014

Viviendo bajo el agua


Desde hace tiempo andaba buscando un símil que describiese la situación en este país, resulta que lo encontré, estamos viviendo debajo del agua, solo que según el estrato socio cultural al que perteneces te ubicará cerca o lejos de la superficie, sin embargo nadie saca realmente la cabeza, todos miramos desde abajo y solo adivinamos lo que está fuera del agua.

Unos se ahogan, otros disfrutan estar en la profundidad donde nadan sin mayor problema, es más, tal como en el mar las criaturas de las profundidades no usan sus ojos, solamente están preocupados por qué comer y si algo se les pone a tiro, cuando no hay salen de cacería y resuelven, no les preocupa en lo más mínimo el futuro ni el asunto este de que las instituciones no sirven para nada más que enriquecer a sus directivos mientras los otros siguen ciegos, sordos y mudos pero con su franelita y su afichito en la sala que (piensan) los librará de todo mal. Curiosamente ellos, los del fondo, han perfeccionado su sistema de buscar alimentos y otras cosas, ya están programados para hacer su cola desde la madrugada en algunos casos, aunque sea para saber si hay razones para tener que hacer cola, desde el gas doméstico, la leche completa en polvo, jabón de tocador, jabón en polvo, champú, desodorante y algunas otras cosas que de ser cotidianas pasaron a ser extraordinarias y mercancía preferida del mercado negro, esas personas son como las Rayas de los ríos, se entierran en la arena hasta que les pasa cerca su presa, ahí se agitan hasta conseguir lo que buscan para volver inmediatamente a enterrarse en el lecho del rio.

Unos pocos imitan a los bagres, solo comen desperdicios, claro hay entre ellos quienes no tienen de otra que mal vivir por cualquier razón, pero muchos hay que prefieren eso a saber que hay otras maneras, les encanta vivir entre excrementos por un asunto de estilo de vida nada más, la vulgaridad extrema les causa un placer solo superado por ese de sentirse poderosos cuando hacen daño a otro ser humano.

Las únicas formas de poder tener la ilusión de que sacas la cabeza hacia la superficie la otorgan las redes y la televisión por cable, sin embargo solamente son las redes quienes te dan noticias más o menos veraces sobre lo que está sucediendo en el país pues los medios entre la censura (unos pocos) y el orto relajado y feliz de sus dueños que se les ofrecen a los jerarcas del régimen, ahora parecen revistas de variedades de un mundo paralelo que no reconozco, ese que se desmiente desde los anaqueles de los supermercado o lo fatuo de los sueldos que se evaporan a minutos de ser cobrados. Tanto así que hasta los vuelos al extranjero han caído en picada, esa es la verdadera forma de mirar sobre la superficie de este nauseabundo mar en que se ha transformado mi país, quienes salen de nuestras fronteras a cualquier otro país (de Latinoamérica para no ponernos exquisitos) donde viven como nosotros a principios de los noventas, sin escasez ni control de cambio, se dan cuenta enseguida de que han logrado escapar de un abismo, quienes nos fuimos y volvimos, lo hicimos por alguna valedera razón pero esos están a centímetros de la superficie, mirando como el cielo está biselado por la tensión superficial del agua, pero al voltear miramos el extraño tono marrón con que está teñida el agua que nos envuelve a todos, solo que en la superficie es menos espesa la tonalidad.

En conclusión, vivimos en un gran charco y las posibilidades de salir de él se hacen más lejanas con cada día que pasa, aunque muchos mantenemos la esperanza, igual esta se hace menor con el tiempo, quizás la solución sea transformarse en bagre solo para reunir suficiente excremento hasta lograr la escalera que te saque del charco, sin embargo quien esto escribe se niega por un asunto de convicciones, ya veremos que sucede, por lo pronto creo que deberíamos ser estudiados por las asociaciones científicas del mundo, es una oportunidad de oro para que otros descubran el proceso por el que las naciones mueren, en nuestro caso de mengua gracias a la inutilidad oficial y al virus de la insuficiencia mental que ha hecho estragos en nuestra sociedad.
José Ramón Briceño, 2014

@jbdiwancomeback

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