Como
todos saben soy padre “soltero”, tengo una hija de apenas nueve años, que es el
centro de gravedad de todo lo que hago, no es cursilería, más bien es la
realidad que a mis ojos está, el asunto es que a diario las compras se han
vuelto más complicadas, estoy hecho todo un maestro en el malabarismo
microadministrativo de la vida.
Esta
semana la madre de la niña me recordó que “al precio que fuera” encontrase
leche en polvo o de la que sea para el vaso diario de lo que sea, chocolate,
cereal, alimentos de esos super concentrados que prometen crecimiento y brillo
mental, del que se les da a los niños antes de ir a la escuela por las mañanas
pues la catira al estar en pleno crecimiento come por tres, ahí caí en cuenta
que (en mi caso) tenía cuando menos cuatro meses sin tomarme un vaso de leche,
que horror me dije.
Salí
y recorrí cuanto supermercado, abasto, bodega, cuchitril y hasta buhonero se me
atravesaba, al final terminé pagando casi doscientos bolívares por una cosa que
promete ser leche pero avisa que tiene no sé qué cosa, probioticos y otras vainas,
la misma que le compraba a mi hija hace nueve años, cuando a los dos meses de
vida, en vista de que el sueldo se me iba en potecitos de leche maternizada,
luego de la consulta de rigor con madre, abuela y suegra la pasé a la leche
completa sin avisar al inefable pediatra que pretende que los niños pasen
hambre, sobre todo la mía a quien el asunto de la lactancia materna jamás le
hizo gracia, me dio bastante bronca, coño, 200 bolívares (18 dólares a precio
oficial) por un kilo de leche, es un insulto, sin embargo toca tragarse la
rabia y hasta el orgullo por los hijos, compré el producto.
Igual
sucede con la harina de maíz pre cocida, por la que he pagado hasta 20
bolívares cuando el estado la regula en 7 creo, no es que uno sea sin vergüenza,
cómplice del terrorismo económico o cualquiera de los otros adjetivos que se le
endilgan a quienes andamos con bronca por las calles, es que si se necesita y
solo se encuentra a esos precios pues uno se ajusta, camina más, gasta menos en
cosas superfluas hasta que te das cuenta que de vaina comes, ruegas
secretamente a diario para que a nadie le dé nada más fuerte que un resfriado y
aun así que la vecina te siga donando los limones para no tener que gastar en
eso también, en fin, todo un tango arrabalero con aire de galerón, gaita, joropo,
tambor y calipso es lo que acá en esta tierra de gracia estamos viviendo.
Ahora
comprar jabón de baño, champú, enjuague para el cabello, desodorante, cremas,
pasta dental, afeitadoras, lavaplatos, servilletas, margarina o mantequilla
según sea su preferencia y un largo etcétera son un viacrucis con más de suerte
que de otra cosa, eso sin hablar de otras cosas más lujosas, como perfumes por
ejemplo, ahora uno medio decente te cuesta más de un sueldo si lo encuentras
claro, eso no es lujo, oler bien deberá ser considerado un derecho humano y la
higiene también.
No
estoy hablando de marcas pues ahora compras lo que encuentres, si te pones
exquisito por eso de las marcas reducirás tu dieta a comer avena sola, pues hasta las galletas de soda están escasas. Sería
bueno preguntarles a los jerarcas menores, esos de carro, escolta, pistola y
carnecito colgando al cuello, que piensan de todo eso, ¿será que el cupo les
alcanza para importar a título personal?,
seguro que lácteos los andes tienen una línea de comercialización solo
para los jefes y sus familiares, no creo que las amas de casa, las madres,
primas, hermanas, tías y hasta comadres de los tipos y tipas de la
administración pública toman con simpatía el asunto de la escasez.
Mientras
andaba en la misión de encontrar leche para mi hija y café para mis mañanas, vi
gente haciendo cola solo por ver si había algo por lo que hacer cola, no
entendí, ¿era gente necia y sin oficio? O era simplemente gente que ante la posibilidad
de llevarse a casa algún producto digno de ser cazado pues se adelantaban y los
otros por mera curiosidad se les unían en lo mismo, al final, mientras los veía con curiosidad,
salió alguien del supermercado, de chinos por cierto como casi todos por acá,
gritó que no hicieran cola pues no había nada de eso que buscaban, ni café,
leche, margarina, harina, jabón de baño, lavaplatos, azúcar, papel higiénico, pasta
dental ni carne regulada, misma escena vi en otros dos supermercados, me
provocó tirarle una piedra tanto a los "colistas" como a los
supermercados.
Quiero
creer en el PNL, la atracción mental, el rayo violeta, los horóscopos, la
meditación, la nueva era, los videntes, las cartas de la mañana por la tele,
las cadenas de Facebook o tuiter, la buena vibra, pero al final no me sale la
tarea, se me seguirá cayendo el poco cabello que me queda, me saldrán más
canas, quizás hasta recupere el peso por no poder seguir en esta dieta de cero
carbohidratos ni colesterol, pero la bronca no se me baja ni con pastillas
mágicas, la verdad espero que cada mañana, algo pase así sea un cometa, los
mayas, los egipcios o los maquiritares, pero que este viacrucis diario se acabe
y volvamos a ser eso que éramos pero que hemos olvidado, desde el valor de
arrecharnos, la valentía de los estudiantes, el guaramos de los políticos y el
buen sentido de todos, ya le perdí el respeto a la izquierda, no me creo las
noticias, he perdido amigos, unos se han ido, otros me han quitado el habla por
conservar su parcelita de poder o por lo menos el sueldito miserable que les
tiran por no pensar, pero igual la molestia sigue intacta y la esperanza tambaleante.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback
1 comentario:
Entiendo la sátira pero no deshecho la oportunidad de darle la bienvenida al mundo del comunismo!!!
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