Hace unos años estuvo rodando por ahí una película excelente,
se llamaba, la vida de los otros, no recuerdo el director, lo que si recuerdo
es que es alemana y hablaba de las manías del poder omnímodo de la Alemania
oriental sobre sus habitantes, la trama de esta película giraba en torno a un
escritor, autor de obras de teatro y con cierta inclinación hacia lo periodístico,
en un momento dado la muerte de su esposa, muy sospechosa pues fue un suicidio
dispara su conciencia y comienza a buscar estadísticas sobre el suicidio, en
ese instante la policía secreta le monta cacería pues iba a cometer el deshonor
de hablar mal de todopoderoso estado y del partido, quienes por cierto tenían toda
la culpa de haber obligado al suicidio de la esposa del dramaturgo. Como termina
la película no se los voy a decir, pero les recomiendo verla.
En la película que nombro en el párrafo superior, la mayor
excusa publica para la persecución del hombre es la predisposición de este a
hablar mal del estado, es más ese personaje logra sacar varios artículos hacia Alemania
occidental y se arma el lio del siglo, con un recrudecimiento de hostilidades. La
cosa es que nosotros no estamos muy lejos, he visto una campaña vía redes
sociales donde piden que la gente deje la estupidez de hablar mal de su país y
ponga manos a la obra en mejorarlo, en condiciones normales estaría de acuerdo pero
en estas es como complicado no hablar mal de un sistema que nos ha llevado al subsuelo
en todos los niveles.
Por ahí en el mundo andan varios diputados exponiendo sus
argumentos y moretones para que se sepa que acá estamos gobernados por gorilas
amaestrados para parecer gente, sin embargo la naturaleza es cosa seria y de
vez en cuando muestran su verdadero ser, arengan golpizas, grupos de choque,
invasiones, atropellos en nombre de la revolución pero ojo, nadie es culpable
de nada, solamente la derecha malvada y apátrida es capaz de tal bajeza.
El orgullo patrio existe, no creo que los que nacimos acá
podamos odiar a nuestro país, no solo crecimos en él, nos enamoramos,
estudiamos, tuvimos hijos, nuestras familias por muy musiues que puedan ser
tienen años acá, seguramente muchos tenemos más de un muerto enterrado en suelo
patrio, eso ya es bastante para amar la tierra, su sol, su mar, sus montañas y
hasta su clima por mucho que algunas veces nos quejemos del calor, sin embargo
estamos claros en que nuestro país es una belleza de cabo a rabo, exceptuando claro
los cinturones de miseria, que sin embargo muchos amaran pues crecieron allí,
pero tuvieron la suficiente entereza para salir del barrio y progresar.
A mí no me agrada hablar mal no de quien tengo bronca, no sé
me parece poco elegante hacerlo, pero sin embargo toca pues a veces las cosas
se ponen tan mal que no existe otra que soltar una andanada a ver si por accidente
nos oyen y en algo mejora la cosa. Sería interesante que tuviésemos cifras de
suicidio, que supiéramos a ciencia cierta cuantos de nuestros compatriotas se
van de este mundo por decisión propia y por supuesto que algunos antropólogos, sociólogos,
psicólogos , psiquiatras y hasta educadores puedan hacer estudios para
dilucidar la razón de esas muertes , pero no hay ni cifras oficiales de muertes
por violencia, no sé si es que al estado le horroriza que haya alguna prueba
oficial de la carnicería de la violencia en Venezuela o están espantados de que
los medios le saquen filo a sus palabras con sus propias estadísticas a las que
son tan adictos.
Cuantos se habrán ido para no volver, cuántos de esos que se
fueron se han devuelto por la nostalgia de la tierra, cuantos habrán tomado la
muerte por sus manos, cuantos ahora son depresivos por este asunto de la economía
, de la política, dela inseguridad , es este diario no vivir, pues con miedo la
vida deja de ser vida para convertirse en una suerte de pausa pues usualmente
esta gente que sufre de miedo vive encerrada o aterrorizada, negándose así el
derecho de andar libremente mientras que los malvivientes, esos de armas y
cuchillo al cinto lo hacen con plena libertad y hasta alegría, total son conscientes
que lo más factible es que nunca vayan presos pues la posibilidad de entrar en
el tres por ciento de efectividad de nuestros cuerpos de investigación policial
es un asunto más de suerte que de otra cosa.
Si el problema de violencia es de origen político, existen
dos caras del mismo asunto, los progobierno jamás hacen nada, así hallan vídeos que demuestren con detalle el suceso, lo más factible es que se inventen una
excusa y hasta le den un premio, en cambio si eres opositor así seas la victima
eres culpable, bien por “provocar” a los patriotas o por tener la irreverencia
de protestar y así poner en duda la integridad del pensamiento de nuestra
dirigencia y sus fechorías.
Hablar mal de alguien es muy mala costumbre, hacerlo a su
espalda peor, pero de nuestros dirigentes, sobre los cuales hay una fuerte
sospecha de fraude por no asegurarlo, que no hacen un movimiento realmente
exitoso, que cierran medios de comunicación, los fuerzan a ser vendidos,
cometen y apoyan cualquier atropello, instigan la traición pues permitir a un
gobierno extranjero o a sus representantes tener injerencia en los asuntos de
la nación es eso y no otra cosa. De ellos es difícil no hablar mal ante ningún foro, incluidos los digitales
como lo hago yo.
Todas las mañanas ruego por algo que suceda, no sé qué será,
mejor dicho si sé pero me espanta en algunos casos verbalizarlo, lo prefiero
atormentando mi imaginación antes que sentirme coparticipe de cualquier cosa
violenta, sin embargo en ese deseo hay una parte no violenta. Esos días en los
que pienso en mi país sueño con que un día algún alto personero del gobierno acompañado
por una fuerza de similar poder, hacen una declaración de principios, cambian
el CNE, demuestran el fraude continuado y obligan a la renuncia de tanto bicho
de uña en el alto gobierno, esos huyen, a estas alturas del partido ponerlos
presos ya ni importa si se puede salvar la patria de tal desbarajuste, acto
seguido entregan las armas todos los implicados en esas otras organizaciones
políticas que apoyan al gobierno y que parecen forajidos con chapa, se depuran
todos los ministerios, se organizan las cosas y volvemos a ser un país donde el
carnet del partido no importe tanto como tus habilidades.
Para que todos los que se han ido, los que se van y hasta
los que piensen en irse, vuelvan o se queden para construir la patria bonita
que todos queremos, sin que la división política se cuele en nuestras casas y
que los fanáticos ciegos por fin vean la luz y entiendan que ser extremista político
no funciona y que la izquierda sin la derecha solo produce mancos, y vaya que
hacen falta las dos extremidades.
José Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback
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