He
leído cualquier cosa en las redes, desde burlas burdas y sin sentido hasta
sesudas reflexiones en torno al hecho político, económico o social del país, he
escrito miles (literalmente) de páginas en torno a lo que sucede por acá, he
liberado toda mi frustración, mi preocupación, hasta me he planteado ofrecer
posibles soluciones, sin embargo nada pasa, nadie parece dar con el clavo en
materia política, todo el mundo, al parecer está ya hastiado y sale a la caza
de su producto preferido o de lo que encuentre, ya no se ve solución posible a
esta tierra.
Veo
cientos de mensajes en tuiter, otros más en Facebook y hasta mi email está
atestado de textos que hablan sobre el tema, unos buscan mesura, otros piden a
gritos un holocausto que borre de la faz de la tierra a todo aquel que quiera
ser lacayo del régimen, se habla de que el presidente ni venezolano es, se dice
que el galáctico murió meses antes del deceso oficial, que la gente lloró sobre
un maniquí de cera y goma, tampoco pasa nada.
La
gente se queja de la economía, que no alcanza para nada, los supermercados y
tiendas son cascarones sin mercancía, todo parece un pueblo fantasma a punto de
recibir una bomba atómica, de esos de utilería que se ven en los documentales
de los años setenta. La indignación se ve en las caras de muchos, en otros hay preocupación,
en los menos la hay de angustia (como en la mía) pero aun sigue sin pasar nada.
Los
medios internacionales gritan que el estado es narcotraficante, los afectados
gritan y amenazan con callar las voces disidentes, meten presos hasta a los
gatos, la gente ya no encuentra medicación, los enfermos de cáncer se mueren de
mengua, los de las otras afecciones se beben tecitos de cualquier vaina pues no
encuentran tampoco nada para su dolencia crónica, las redes se revientan de
pedidos de auxilio por tal o cual medicina, no pasa nada, nadie se inmuta.
Los
políticos de oposición anuncian su molestia por los pocos espacios que tienen
para la expresión, los del gobierno se solazan en su mediocre arribismo, la
población sufre una inmensa indefensión por el hampa uniformada y la que no usa uniformes ni credenciales, los
muertos suman miles por esa razón, sin embargo (al parecer) policías y ladrones
son una misma cosa, mientras al otro lado de la realidad la tortura, la desidia
y la maldad mantienen una recua de presos políticos cuyo crimen es gritar su
inconformidad, un fulano defensor del pueblo (o del puesto como todos los que
han tenido ese infame puesto) dice respetar los derechos humanos en las cárceles,
ya tener un preso por pensar es una falta a los derechos humanos, hay pruebas a
montón de la asociación del hampa con los cuerpos de seguridad, los culpables
de las muertes en las manifestaciones fueron filmados, fotografiados y casi que
entrevistados mientras mataban a gente inofensiva desarmada cuyas balas eran de
gritos y furia pero nada pasa, ni un preso, nadie habla de eso, por lo menos
del lado oficial.
Los
escándalos sobran en este país de picaros y ladrones con rango oficial, los capitostes
de la revolución declaran con pruebas sus fechorías, mientras los gobernadores
y ministros se auto fichan en equipos deportivos profesionales, alguno ha
llegado a la ruindad de comprar todas las localidades de un estadium para que
no los pitasen pero igual no pasa nada, ninguna voz se levanta desde el lado
del gobierno para señalar con el dedo tamaña bufonada que desmerita más que
otra cosa, aunque sabemos que el gobierno jamás ha sido serio, estos “amigos”
se han pasado de la raya, mientras la oposición habla de unas elecciones cuyo
final ya suponemos, ni siquiera se les ocurre exigir que el CNE proponga
auditar los cuadernos de votación con los votos emitidos y las papeletas
depositadas, una trampa más que anunciada. Tampoco pasa nada.
Me
preguntarán que quiero que pase, la verdad quisiera que un volcán explotase y
se lleve a todos juntos, que no queden ni cenizas de esta porquería, pero
sabemos que eso es imposible, mejor nos ceñimos a los posible. Según lo veo hay
varias maneras básicas, una nos matamos todos contra todos pues el hampa es
mucha y los ciudadanos pocos, le reclamamos a los militares su lenidad y esfínter
flexible para con todo este desastre, levantamos la voz hasta que seamos oídos,
pedimos un muro de Venezuela que divida un lado democrático, con visión de
futuro de este otro pantano pestilente que resultó la revolución del siglo XXI,
quizás pido mucho, pero creo que es el momento de una verdadera “RE-EVOLUCIÓN”
que acabe con todo y volvamos a ser lo que fuimos, un país de gente que
estudia, trabaja y progresa, no este conglomerado de viveza criolla mezclada
con el pensamiento mediocre pseudo intelectual de la izquierda roñosa del siglo
XXI.
José
Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback