Este año podría asegurar que ha
sido un asunto terrorífico pues no solo he tenido que volver luego de un triste
periplo por Latinoamérica que me devolvió
a Venezuela con muchos kilos menos de los que me fui, comprobando de paso que
ya estoy viejo para algunos trotes e inventos ya que laboralmente luego de los
40 hay muy pocos trabajos posibles, eso sin contar con la xenofobia ni los líos
que trae estar acostumbrado a empleos profesionales que siendo muy buenos en
realidad para el emigrante pobre (in extremis) pueden matarlo de hambre lejos de tu tierra.
Por otra parte entre ventas por necesidad y robos he perdido todo mi equipo de
trabajo (Pc, Cámara y movil) que como sabemos en Venezuela son cosas casi
imposibles de comprar ya que significa trabajar los próximos 20 años sin gastar
un céntimo solo para lograr reunir algo con lo que comprar alguna de esas
cosas. Lo que ha obligado a ejercer como profesor de castellano para tener algún
sueldo con el que vivir.
Jamás había dado clases a alumnos
de educación básica, todo lo sabía a través de los colegas quienes relataban sus historias de
horror sobre la vida de un maestro de liceo, lo espantoso de cómo el estado
declara muy campante que todos los alumnos deben aprobar las materias así no
sepan ni tan siquiera escribir, de cómo otros colegas tienen un nivel cultural
aun menor que el de los alumnos , van a trabajar asustados de que en
cualquier momento un alumno (quizás un familiar o amigo de este) pueda
esperarte fuera del aula para hacerte pagar el cero que te atreviste a ponerle
o de cómo todo eso condena a la gran mayoría de los venezolanos al sótano de la
historia gracias a una política educativa cuyo mayor logro ha sido convertir
las escuelas y liceos de mi país en inmensas fabricas de ignorancia que en
pocos años nos aíslan un poco más del
universo global en el que vivimos.
Tengo apenas un mes trabajando en
un liceo, ahora he constatado que todo lo que aseguran los colegas es cierto,
tengo alumnos en primer año de bachillerato que no saben leer ni escribir, hay
otros que escriben como niños de tercer grado y cuyo conocimiento del mundo
global no va más allá de la canción de moda. Como en todas partes la
adolescencia que es un estado de minusvalía mental por el que todos pasamos,
presupone un estado de rebeldía total, lo diferente es que ese estado de rebeldía
termina siendo uno de apatía desafiante cuyo
desenlace podría ser trágico pues ese adolescente que sabe que lo que diga o
haga en el aula será aceptado sin consecuencias reales, un joven que de
antemano tiene conocimiento de que la institución obligará al docente a aprobar
la materia (con la nota minima pero aprobado) como para atreverse a cualquier
cosa sin que exista manera alguna de poner coto a la situación, no tiene futuro
alguno en la lógica consecuencia de la educación, ser universitario.
Lo peor es haber constatado de
primera mano (reprimenda mediante) que debía aprobar a los jóvenes pues la ley obliga a eso, que las estadísticas
no pueden verse afectadas por el rendimiento estudiantil, que tocaba regalar
horas de trabajo para “lograr” que esos alumnos cuyo único merito es asistir a
clases (e interrumpirlas en desmedro de
los verdaderos y muy pocos interesados) para aprobarles el lapso antes que las
instancias legales obliguen a la escuela a hacerlo ya que la política oficial
es que ningún alumno repita el curso.
Ahora la pregunta ¿Quién es el
culpable de que eso suceda? , creo que son varios, en primer lugar los colegas
cuya autoestima es tan baja que se han transformado en gente cuya única razón
de vivir es la quincena trágica que no alcanza ni para comer completo, que
parecen haber dejado olvidada la inteligencia escondiéndose tras la persecución
de la subsistencia, que olvidaron hace rato que pueden exigir como gremio ser
mejor tratados, que esa actitud de zombis asalariados hace tanto daño al país
como los políticos imbéciles , en el caso de los simpatizantes del estado son
tan idiotas como para justificar su miseria intelectual, espiritual y anímica tras una supuesta vocación que colabora a
tener ese aparato educativo en el subsuelo.
Como no soy políticamente correcto
solo diré que el futuro pinta negro, que la cacareada revolución ha aislado a
nuestro país hasta la involución casi total, solo tengo la esperanza de
encontrar mi salida personal , con mucha angustia doy por perdida la batalla en
contra de la ignorancia, este tiempo pasado en el aula me ha demostrado que al
estado le interesa tener ciudadanos ignorantes , que mis colegas me desagradan
pues no puedo entender en que momento se volvieron pusilánimes a quienes la
vida se les va tras la quincena, ojalá algunos me lean y se molesten, cuando
menos así sabré que algo dejé.
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José Ramón Briceño 2017
@jbdiwancomeback
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