Breve
historia del demonio travesti
Cierta
vez veía con mi hija una supuesta película de terror, llena de los clichés
comunes y que en realidad daba más risa que miedo, luego de finalizar el filme
hacer las burlas correspondientes y hasta señalas los fallos de producción con
la respectiva protesta de la niña pues según ella eso daba miedo. Terminada la sesión
hubo cena, en ese momento aproveché para explicar las razones por las cuales
ese tipo de películas no debería dar miedo y de paso aprovechar para hacer
parte de la tarea de papá, explicar con detalle las cosas que están mal
entendidas gracias a la ignorancia colectiva por la cual viven las grandes
empresas del entretenimiento, donde la parte más grave es que la información
está al alcance de la mano, no hablo de reptilianos, ovnis, conspiraciones
globales ni manipulación extraterrestre, son cosas simples como que la cruz
invertida no es un símbolo satánico ni mucho menos, de hecho en el vaticano
mismo hay un altar venerado por todos los cristianos , presidido por una cruz
invertida que resulta ser el último suplicio del apóstol Pedro, San Pedro, por
tanto es un símbolo sagrado que los matarifes de Hollywood, los curas de
pueblo, los “satánicos idiotas” y toda la cultura pop han convertido en otra
cosa muy diferente, por cierto esa explicación en especial hube de demostrarla
con videos (mi economía jamás me ha permitido ir al vaticano) ya que la niña
estudió toda su escuela en un colegio católico donde hasta las muy doctas
monjas se santiguaban ante la sola mención de la cruz invertida, cosas de este
fin de milenio que suponemos lleno de ciencia pero aun repleto de supersticiones
hasta en quienes no deberían tenerlas.
El
cuento era que en la tal película, un demonio acechaba a una familia, haciendo énfasis
en una niña de trece años como objeto de su posesión, suceden las cosas
esperadas como corresponde y al final aparece el mentado demonio disfrazado de
monja, con aspecto horroroso, colmillos, dientes al que luego de ser exorcizado
salieron cuernos, patas de carnero y cola, lo esperado también. La niña le
tiene fobia a la oscuridad, cosa que aún no hemos podido combatir a pesar de
todo y como conozco su sensibilidad, para bajarle un poco a su nerviosismo
inventé la historia de que el tal demonio vive en una dimensión donde el sexo
no es determinante pues los entes espirituales no saben de eso, el pobre ser
transdimensional sufrió bulying por todos ya que él siempre quiso ser niña, sus
padres le regañaban, en la escuela lo golpeaban , hasta que descubrió esta dimensión
donde a todos nos importa mucho el asunto sexual, en una primera visita a la
tierra se sintió mal pues su cuerpo físico era muy feo, en cambio las mujeres
son bellas, por eso se propuso tener un cuerpo de niña , para cultivarlo y terminar
siendo la más bella, el hábito de monja con el que se ,mostraba no pretendía insultar,
solo tapar sus imperfecciones demoniacas. Como irse a otra dimensión es mal
visto en casa nunca preguntó que pasaba así que no sabía cuánto daño hacía, si
lastimo a los humanos era solo para defenderse pues en realidad quería ese
cuerpo para ser una hermosa mujer y no el horroroso demonio obligado a ser
malvado.
Mi
hija se quedó en silencio, procesando la información, con sus escasos doce años
que tenía para el momento, dijo no sin sorpresa que viéndolo así había cierta
lógica, al final solo era el cuento de un pobre demonio travesti, todo es cuestión
de perspectiva. Se le iluminó la mirada cuando cayó en cuenta sobre lo de la
cruz invertida y yo completé diciendo que esos actores hacían esas películas para
aprovecharse de la ignorancia religiosa de la gente pues con las normas del
genero bastaba además ninguno era cristiano, todos son judíos que por tanto no
creen en nada de lo que actúan.
Ha
pasado un rato desde aquella discusión, el único reclamo me lo hizo la madre de
la niña días más tarde pues la muchachita le hizo un discurso sobre el
significado de los símbolos erróneamente utilizados en tales bodrios dizque
demoniacos , lo que en principio espantó a toda la familia pero que luego
aceptaron como errores comunes. Todo esto viene a colación pues he visto como últimamente
nadie parece hacer ejercicios de reflexión sobre lo que ven, oyen o leen en
internet, la credulidad está llegando a niveles alarmantes así como esta
ignorancia elegantemente tecnificada en la cual vivimos en Latinoamérica.
Tengo
la firme creencia de que si estudiásemos un poquito sobre nuestras creencias,
si las cruzáramos con toda la información disponible sin encerrarnos en ideas
fijas ni preconcebidas, el mundo seria un sitio más amable con todos, quizás
hasta descubramos que todo es una mentira ampliamente documentada que nos han
vendido como maldad y que al final los malos somos nosotros, uno nunca sabe.
José
Ramón Briceño, 2017
@jbdiwancomeback
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