Hace días hablaba, mejor dicho, escribía sobre el reino
de Oz y sus monos voladores, ojo lo de monos no tiene ninguna connotación
racista ni mucho menos, simplemente eran los esbirros de la bruja malvada ,
quienes eran los encargados de ejecutar su voluntad, aunque en esta historia no
hay bruja malvada que de las ordenes, más bien hay una suerte de asociación de
nigromantes rojos que desde un aforo público, llamado Asamblea Nacional, desde
donde ordenan la vida del país, pues su Rey anda perdido en un limbo (inventado
claro) del cual nadie sabe nada a ciencia cierta.
En las redes sociales hay una guerra abierta entre
tirios y troyanos, en las calles hay una tensión palpable, nadie sabe nada,
unos pues defienden a sus ideales socialistas sin importar cuan traídos de los
pelos son estos, además que carajo importa la constitución, allí ni siquiera
dice que el presidente ha de estar sano cuando menos para gobernar, ni exige
lugar específico para su juramentación, Venezuela es la tierra de lo posible
realmente, acá pasa cualquier vaina y nadie se asombra, los que tienen el poder
inventan lo que sea y a punta de amenazas o de leguleyerias que ellos solitos
se creen se la clavan al país.
Al igual que los monos voladores del cuento, no
piensan ni razonan con el cerebro, ellos son obediencia ciega y pura, las cosas
importantes son minucias, lo importante es el poder, la fantasía del mesías
vestido de verde con franelita roja bajo la guerrera militar, el aló presidente
de los domingos y la marcha ocasional con motivo del festejo del nacimiento de
la mamá del barbero del nieto del primo de Simón Bolívar, o el de la graduación
de bachiller del Che, solo faltó el descaro de hacer un desfile en honor a la
revolución cubana.
Nunca en la historia patria, que de por sí ha estado
llena de tipos “Revolucionarios” que cometieron cualquier cantidad de fechorías
bajo el amparo del poder, desde saqueo indiscriminado hasta la confección de constituciones
a la medida, pasando por la desaparición o presidio de los que le hacían oposición.
Sin embargo eran hombres de pelo en el pecho que sin andar haciendo alarde de
nada echaron plomo y machete en los montes, ganaron batallas de verdad, no
amenazaban por gusto y sus medallas (aunque muchas burdas) fueron ganadas a
sangre y plomo, como corresponde a un verdadero militar.
No estas pantomimas que, como decía Bakunin, al
final no son más que payasos con los cuales nadie se mete por andar armados y
con poder, aquí los militares se ganan la gloria ganando batallas de oficina y
aire acondicionado en horario de oficina , los ascensos de teniente para arriba
se los deben a un asunto político más que a labores reales. Esos mismos
militares que están en las fronteras por castigo, que hacen tratos con las
guerrillas (o forman una según se pregunte) que hacen tráfico de drogas y
cuanta vaina se pueda vender, claro todos no son, pero si le sumamos a todo
eso, la traición continuada y sostenida a la patria al aceptar subordinarse a
una nación extranjera como Cuba, no podemos pensar que realmente son gente con
honor, no señor. Seguramente algún chavista me leerá en algún momento y dirá
que los apátridas apoyan al imperio y otras sandeces, pero ciertamente en otros
tiempos los milicos del llamado imperio no ordenaban nada en el país, quien
sabe que hacían, pero ellos no eran quienes dictaban las pautas del estado, ni
compraron a 20 años el petróleo nacional (tal como lo hicieron con los Chinos),
hipotecando mi país hasta más allá de lo posible.
Quienes son los apátridas, aquellos que elegimos seguir
nuestro camino sin injerencia extranjera o aquellos que con premeditación, alevosía
y más pena que gloria han vendido y rendido nuestro país a ¿potencias? Extranjeras,
no sé, pero la verdad es que estos monos voladores deben tener alas de acero
para mantener ese ritmo entre la Habana y Caracas, o Taipéi y Ccs, mucho mérito
han de tener para soportar tales viajes casi a diario.
Ahora con el
rey muerto nadie sabe que hacer, lo importante es mantener al presidente en la
silla así sea a punta de cinta plástica, en Oz era una bruja, acá son dos
realmente, son hermanos y usan barba, se llaman Fidel y Raúl, esos mismos son
quienes gobiernan a través de los corifeos del agonizante y nosotros pues
terminamos como en la película, esperando que se aparezca Doroty acompañada del
león Cobarde, el Hombre de Hojalata y el espantapájaros para que nos liberen de
la carga dejada por los monos voladores y su emperador, larga espera por cierto
y aunque digan que el tiempo de dios es perfecto, recordemos que él tiene la
eternidad, nosotros apenas dos días.
José Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback
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