Critica introductoria a una de las grandes taras intelectuales del siglo XXI
Los Romanos se dejaban crecer la barba como una señal
externa de luto, así le decían al mundo que tenían alguna pena que les
embargaba, de resto hacían lo imposible por andar barbilampiños todo el tiempo,
en este siglo XXI me ha dado por pensar que debió haber sido terrible afeitarse
con navaja a diario, si uno tiene su maquina de ultima tecnología y se queja de
la cara ardida , de no tener la loción para después del afeitado y demás cosas,
por suerte la moda ha venido a salvar la cosa, así uno se puede dar el lujo de
andar barbado sin que nadie piense que carga alguna pena a cuestas sin hablar de que cuando menos una que otra señora de buen ver lo mira a uno bonito.
Tengo más de cuarenta años , ya caso cerca de la
cincuentena así que me ha dado por meterme en temas más o menos escabrosos por
el mero gusto de andar pensando, uno de ellos (aunque a decir verdad es desde
siempre) es el de pretender burlarme del mundo, qui´zas por eso he dejado
crecer mi barba en reiteradas ocasiones aprovechando que es lo único abundante
que me queda pues ya soy casi calvo. En este caso mi “pena” podria achacarse a
lo extraño que se hay vuelto el mundo y a mi reciente renuncia a lo que hasta
hace poco fue mi fuente de sustento como lo fue la docencia, las razones son
muchas pero entre todas y para no ponerme trágico con eso de los malos sueldos
y las nulas aspiraciones de mejorar mediante el estudio de mi area de
conocimiento digamos que he perdido totalmente la rendija de paciencia que me
quedaba y me niego totalmente a ser un cómplice más de la degradación global.
No piensen que hablo en contra de nungún estilo de
vida o posición política, más bien es por la blandengeria absoluta que se sufre
en todo el mundo, ahora debes medirte de lo que dices pues alguien puede
sentirse agredido por tu opinión, lo jóvenes no pueden salir aplazados (en
educación básica al menos) pues sus “debiles” mentes se sentirán agredidas y
les puedes crear un profundo daño psicológico impidiendoles el correcto
desarrollo emocional, la verdad me harté de ser complice de tanta pendejada
(perdón por la palabrota pero no encuentro
otro adjetivo más contundente) pedagógica con la que TODOS están
contaminados.
Creo de manera firme que el mundo es un sitio bastante
injusto, veamoslo de esta forma, la cosa más terrorifica a la que todos nos
enfrentamos es la muerte, no importa cuanto te cuides pues igual te mueres, he
ahí el primer sintoma de que el mundo es injusto, si a ver vamos casi nadie es
totalmente felíz, ¿los actores millonarios y sin aparentes problemas se
suicidan que quedara para los simples mortales que se pelean por pagar las
cuentas a fin de mes? así que ya desde ahí vamos complicados.
¿Qué cosa es
esa de que los niños no pueden perder? ¿Qué la competitividad es mala? ¿Qué el
conocimiento no puede ser evaluado?, acaso en la “vida real” cuando el jefe ve
que no sirves ¿te manda una tarea distinta para no despedirte del empleo? , si
no estudias lo suficiente ni te preparas ¿alguien ta va a pagar un buen sueldo?
Además ¿quieres vivir holgado y llegar a viejo sin hacer nada?, si logran hilar
posibles escenarios donde esas preguntas no choquen con la realidad por favor escribanlo
en los comentarios, aprender algo nuevo jamás está demás pero en este caso dudo
que pase, sin embargo la falibilidad de mi intelecto hace bastante factible un
suceso así.
Veo mal el
futuro cuando hay todo un entramado pedagógico construido para formar idiotas
desde temprana edad, pleno de aparentes buenas intenciones pero que en veza de
ayudar a impulsar un país, sacar a la gente de la pobreza, reducir la distancia
entre los distintos estratos económicos en realidad están planteando lo opuesto
pues sólo los hijos de padres que se preocupan y exigen a los maestros que a su
vez obliguen a los niños a estudiar en forma son quienes heredarán la tierra,
los demás si acaso obreros malpagados y muertos de hambre esperando migajas que
el gobierno de turno tenga a bien regalarles.
El momento en que caí en cuenta que he perdido casi
toda la simpatía por la profesión
docente, una tarde cuando la directora de un liceo donde (obligado por la
circunstancia económica) trabajé por muy corto tiempo me conminó que no le
contase a los alumnos sobre becas o posibilidades de estudios superiores pues difícilmente
ellos saldrían del barrio, la verdad casi me dio un infarto de la bronca y no
me pude contener diciéndole cuatro cosas a la señora con lo que por supuesto me
gané no sólo su antipatía si no también la de los colegas a quienes al parecer tampoco les agrada mucho que se les cuestione su dócil metodología de la nada intelectual, al poco tiempo me
despidieron cosa que agradecí.
Aun me dejo crecer la barba de vez en cuando como una
protesta silente contra muchas cosas que me desagradan, quizás también suma la
preocupación por ese cáncer de ignorancia que ha invadido los espacios
educativos bajo el mal disfraz de humanismo, asunto que no preludia nada bueno
en los países donde esa corriente educativa gane espacios , se seguirán
fabricando idiotas como carne de feria electorera y los afortunados serán los
de siempre, que espanto eso de que quienes se supone sean los buenos terminen
siendo los peores. Por el momento no uso barba pues sufro un coletazo de la
crisis de los cuarenta y la barba ya casi blanca de tanta cana no colabora en eso
de meterse el embuste de que aun no se es tan viejo, sin embargo , los barbados
deberíamos ser más , no por moda si no por la tristeza de vivir en estos
tiempos llenos de buenas intenciones que al final son realmente las peores como
sucede con casi todas las cosas traídas de los pelos que estas nuevas
generaciones de dolorosas contemporáneas dejan bastante claro cada día por
todos los medios posibles y a las que la alharaca mediática les da un inmerecido
espacio en el ideario colectivo.
José Ramón Briceño, 2018
@jbdiwancomeback