En
estos días he estado pensando como el chapulín colorado ¿ahora quién podrá
defendernos?, pasan mil cosas y solo leo tuits furibundos, sesudos artículos de
opinión de uno y otro bando pero en concreto nada, solo desilusión y
desesperación se lee entre líneas, sobre todo porque la censura así lo exige,
toca leer con detenimiento y estar atento más a lo que no se dice que a lo que
está escrito para inferir que es lo que sucede en realidad.
Vivo
molesto con casi todos pues nadie parece atinar ninguna solución, por ejemplo,
los gremios. Cuando era joven cada año había paro de docentes por cualquier
cosa, hoy nadie va a paro a pesar de los malos sueldos, de la poca calidad de
la educación básica que es una suerte de conjunción entre flojera del alumnado,
docentes cansados y mal pagados, falta de recursos de toda índole hasta la
escalada de criminalidad que no escapa a los recintos escolares, eso sin hablar
de la eliminación de todas las estructuras que le daban cierto estatus al cargo
de maestro o de profesor, ya el IPASME no existe o por lo menos no funciona, la
póliza de seguro que se supone nos cubre a los docentes y a nuestra familia
directa tampoco existe pues siempre está moroso el estado con los prestadores
del servicio, aun cuando en ambos casos se nos hacen descuentos considerables
cada mes en nuestro sueldo.
Si
hablamos de la economía pues nos quedamos cortos pues el sueldo mensual de
cualquier docente está cuando menos 200% por debajo del costo de la cesta
básica alimentaria, sin hablar de vivienda, ropa, calzado, medicinas no
entretenimiento, total, ganamos menos que cualquier otro funcionario del estado
en similares circunstancias pues en principio nos toca ser licenciados, muchos
con posgrado y los menos con doctorado, pero lo único en lo que salimos ganando
es en indefensión ante lo que presupone vivir en Venezuela.
Los
llamados a tomar cartas en el asunto, los gremios, bien gracias, sé que existen
unos cuantos sindicatos, ni los pro-gobierno ni los opositores alzan su voz de
manera contundente, los primeros son adornos que avalan la gestión maléfica de
un estado que pelea por deslastrarse de cualquier exigencia a todo nivel para
escudarse en estadísticas que dan más pena que gloria, los segundos están tan
asustados que no hacen nada más que vociferar a las paredes pues nadie les hace
caso.
Algún
gremialista me ha preguntado la razón por la que no milito en ningún sindicato,
usualmente respondo con alguna evasiva para no herir susceptibilidades, sin embargo
creo que toca tomar posición y exigirle a TODOS los sindicatos y colegas
educadores que nos pongamos en pie de lucha por nuestros beneficios, no puedo
creer que en este país sea más importante ser un gorila de uniforme y arma al
cinto para ser escuchados y hasta “consentido” mientras que los docentes de más
alta calificación ganan menos que un subteniente cuyo único mérito académico es
aprender a gritar el lema del ejército y ejecutar la orden recibida, discúlpenme
pero aprender a matar no habla bien de la inteligencia de nadie.
Tengo
pendiente un artículo sobre las condiciones de los docentes en otros países,
les he escrito a algunos y espero la respuesta de todos para poder construir un
texto que refleje nuestra paupérrima situación sin tener que recurrir a las estadísticas
que se publican en la red, me gustaría más saber la información de manos de los
colegas.
En
fin para que tengan una idea los amigos del extranjero, los docentes ganamos
poco menos de 31$ mensuales, sin beneficios, sin expectativas y con futuro de
portero de ministerio, perdón, ellos tienen más oportunidades. Desde esta
esquina le exijo a los gremios que alcen su voz, que comiencen a trabajar en
verdad por el futuro de la docencia, a los colegas que se dejen de boberas y
defiendan lo suyo que si bien es cierto que ganamos más en la educación pública
también es cierto que somos los funcionarios peor pagados del mundo, se supone
que fuimos a la universidad para elevar nuestra calidad de vida, no para
descubrir que es más rentable vender empanadas en las escuelas que dar clases
en ellas.
José
Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback