Carlos Rafael Pacheco Garcia, alias el camarada Lenin , murió de tristeza y
rabia ayer por la tarde, nació en los años sesenta, estudió en la UCV, fue
activista político, puso su grano en las conspiraciones desde los ochentas
hasta hace nos años, fue amigo de varios de los que hoy son ministros , tuvo su
cuota de cárcel y golpes por parte de las policías políticas y militares de la
época, en fin, se creía el cuento de la revolución.
Los próximos cuatro años fueron de un intenso trabajo subversivo,
reclutando estudiantes, haciendo conciabulos en universidades, campos, selvas y
hasta playas, donde bajo la cubierta de una reunión de amigos con licor y
parrilladas se fraguaban los planes del próximo golpe de estado , hasta que
llego el día, la mañana anterior a ña nueva acción salió a dar sus clases en la
escuela local donde trabajaba como maestro de historia y de paso inoculaba el
virus comunista a sus alumnos más avanzados, nunca llegó al trabajo, en la
parada del bus lo pasó buscando una camioneta negra, en el camino le avisaron
que la mañana siguiente era la cosa, le dieron sus ordenes, comenzaba
el trabajo, le tocó coordinar una guerrilla urbana que
supuestamente bajaría de los cerros de la capital a ayudar a la tropa
sublevada para tomar las instalaciones militares de la ciudad capital, se
reunió en una casa y allí esperaron las ordenes que nunca llegaron, a la cinco
de la tarde vieron, no sin estupor, que un tal Teniente coronel Hugo Chavez
solicitaba la rendición de todos los sublevados, todos se fueron en estampida ,
aquella tarde se enterraron armas, quemaron papeles y huyeron como bien
pudieron, Lenin se puso a salvo en Colombia, desde ese
país obtenía informes de cómo evolucionaba la cosa, para las
elecciones del 99 vuelve a ayudar a sus camaradas en
la reconstrucción del país, ganaron las elecciones.
Comenzó una etapa de gran trabajo en todos los frentes, al principio todo iba bien hasta que en el año 2003 ya una buena parte de la nación se puso en huelga general, se paralizó la industria petrolera, no hubo negociación posible y el país se lesionó por primera vez de manera bastante seria, comenzaron los odios y el presidente despidió a todos los empleados de la empresa estatal que no estuviesen políticamente con el gobierno, comienza la primera de muchas purgas, Lenin aunque no estaba muy de acuerdo con la cosa pues los años le habían enseñado que en la diversidad es que estaba el progreso y que las ideas políticas no estaban muy cónsonas con la realidad se quedó callado por un asunto de disciplina revolucionaria , la misma que había practicado durante toda su vida.
Sus ideas ya habían llegado a oídos de los jefes quienes por cierto veían a ese camarada como un potencial peligro pues tenía acceso directo con las altas esferas del poder y no se contenía al momento de regañar a cualquiera o ponerlo en su sitio, todo con órdenes expresas de Miraflores de no molestarlo, sin embargo lo hicieron, lo mandaron a lo profundo de la selva, lo suficientemente aislado como para que no incomodase, allí estuvo por diez años hasta que la tuberculosis lo trajo de vuelta a la capital, estuvo un año hospitalizado con todas las comodidades posibles, visita dominical del presidente, libros al mayor y por fin tiempo para descansar.
Al salir se encontró con otro país, donde la gente hacia colas para comprar
harina, carne, papel higiénico y hasta medicinas. Cuando revisó su
cuenta bancaria tenía todo el sueldo del año allí guardado, se fue a la pensión
de doña Catalina, alquiló una habitación y decide volver a su labor, se va a
Miraflores pero se encuentra con gente que no conocía y por tanto no
hace nada, al salir se encuentra con un viejo camarada que le invita un café y
le cuenta que la cosa está jodida pues ya los ideales se fueron a la mierda,
que a los otros camaradas incómodos los fueron eliminando y
camuflaron todo como del hampa común y los que sobreviven ahora son
ricos que viven en el este y tienen avión propio, que
todos están siendo vigilados y que por favor no
cometiese tonterías pues la revolución no existe.
Lenin aun sin poder creer lo que le cuentan comienza a halar los hilos de
la rebelión que aún quedan enteros, y todos le cuentan lo mismo, en
su barrio ya todo es odio declarado, antes quienes le hablaban ya dejan de
hacerlo, se entera que la policía es quien maneja el negocio de las
drogas y comparten ganancias con más de un ministro, la ley dejó de existir.
Tres semanas antes de su fallecimiento, un viernes en la noche le hicieron
un atentado, estaba en la bodega del señor Cristóbal y unos tipos en moto lanzaron
una ráfaga de metralla hiriendo de paso a una niña que compraba un
dulce, Lenin, quien por costumbre siempre estaba armado desde tiempos del
Caracazo, devolvió el fuego y mató a uno de los hampones , la policía llegó
a las horas y otro antiguo camarada también abogado lo sacó del
apuro, no sin antes advertirle que se mudase pues el muerto era primo de un
hermano del socio de un ministro que tenía nexos con el narco y las Farc, que él
le daba unos dólares para que recomenzase en otro país , que se dedicara a
escribir que algo quedaría, sin embargo Lenin entró en depresión, se compró dos
litros de Ron del caro, tres cajas de cigarros y se encerró en el cuarto, quemó
todos sus diarios, sus libros, sus cosas y al finalizar el segundo litro de licor
escribió una nota para los pocos amigos que aun tenia, cargó su arma y salió de
este mundo sin pedir permiso ni hacer pactos, tal como vivió, solo
que en un último ejercicio de conciencia descubrió que estuvo equivocado
y se condolió por haber instaurado al go peor a lo que siempre había odiado.
José Ramón Briceño, 2013
@jbdwancomeback
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