“No
vale, yo no creo, lo que pasa es que tú eres un fanático pitiyanky…”, ya ni
recuerdo cuantas veces me dijeron eso hace años, ahora el tiempo me ha dado la
razón y quizás lamento no haberme quedado con mi hija en el exterior cuando
pude, ahora pues ya se hace tarde y hasta que alguna cosa no cambie
profundamente en este país, estaremos jodidos por un rato.
Acabo
de leer un anuncio en el muro de una de mis redes sociales que habla de una
fulana misión “Cielo soberano” (cielo soberano) que al parecer ha restringido TODOS los vuelos
privados en el país. La verdad no es que tenga dinero ni para irme a Choroní,
pero uno siempre guarda la esperanza de que cualquier cosa, vende su portátil,
la cámara y alguna otra cosa para tomar el pasaporte y largarse con la música a
otra parte, donde por lo menos con trabajo y dedicación se logren los sueños,
no este eterno desengaño en el que vivimos por obra y gracia de los “señores”
del gobierno y de sus acólitos.
Si
de verdad fuesen de frente contra el narcotráfico, cortarían palitos con las
FARC, los milicos generalotes de veinte soldados serían menos poderosos, los
policías hicieran su trabajo y los “colectivos” no serían los amos y señores de
cuanta barriada existe en este país, a mí no me van a venir con cuentos de
camino cuando he visto a hordas de motorizados darle órdenes a la policía y
estos últimos asustados disolviendo una manifestación pues no aseguraban la
integridad física de nadie, eso no me lo contaron, eso lo vi al sur de mi
ciudad, una manada de fulanos a lomo de moto con pistola al cinto ninguneando a
un policía que al parecer estaba más asustado que los manifestantes desarmados.
Hace
años, cuando veía en TV a un militar dándosela de demócrata, yo decía que la
cosa no podía terminar bien, cuando en la universidad (hace 15 años) los de la
izquierda hacían planes y me comentaban que estaban con “el proceso” ya el
asunto me apestaba, ahora sé que no estaba tan equivocado.
¿Cuándo
carrizo la escasez había sido tan larga y pertinaz como en estos tiempos? ¿Cuándo
en gobiernos anteriores la devaluación y la inflación tenían este cabron ciento
y pico por ciento anual? ¿ En qué momento el billete de mayor denominación no
compra ni un cartón de huevos?, ¿Cuándo los militares perdieron lo huevos para
dejarse ningunear por cuatro pendejos cubanos? ¿Cuándo la política fue tan rastrera
para no haber vislumbrado nada?, ahí está el producto de los bailecitos, los
desfiles (perdón, manifestaciones), las manitos blancas y los gritos
destemplados, las elecciones manidas, los discursos pidiendo cordura.
Aquí estamos presos, con un “Cielo Soberano”
donde solo vuelan moscas, pájaros, zancudos (aedes egiptys a montón) , aviones
de PDVSA y los papagayos de los niños afortunados que encuentran con que hacer
alguno, una patria que apesta a cola, sudor, desesperación, desesperanza y
resignación, donde se ha vuelto sinónimo de la nada, cuando a mí en la escuela
me enseñaban otra cosa, la patria era un sentimiento, algo de argullo con alegría,
de defensa de nuestro suelo, donde nadie se vendía, ahora pues ya todos sabemos
que es la patria socialista (en minúsculas pues aplica). Amanecerá y veremos
sin estupor ya como la patria termina con nosotros que acabaremos presos por no
querer cantar el himno cubano ni bajar la cabeza ante el idiota de “izquierda”
que se ufana de su imbecilidad apoyado con escoltas y balas mientras la
intelectualidad, los militares, los políticos. La sociedad civil es la única que
pone la cara mientras la MUD pierde tiempo en conciabulos de nada.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback
1 comentario:
Cómo! De modo que ahora los venezolanos están obligados a cantar el himno cubano, so pena de ser castigados? Las imbecilidades de Maduro ya rayan en la estupidez y la ignorancia más asquerosas. Ya su rayado discurso bolivariano no se lo cree ni él mismo. Cuando una mentira se repite tantas veces, se vuelve una verdad que solo se la come quien se la inventa. El estribillo del himno venezolano parece ya una cruel paradoja y una feroz ironía que ya ni la misma gente lo canta de corazón, sino de rabia y escepticismo por la situación creada, y de la que no se vislumbra una lua al final del túnel.
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