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viernes, noviembre 14, 2014

El desván de las promesas


Mi abuela, que en paz descanse, al principio era simpatizante del  galáctico, igual mi viejo. Eso fue hace mucho tiempo, yo era apenas un fulano que solo quería beber y salir con las amigas de turno además claro de los infaltables amigotes, para ese tiempo ya las promesas del galáctico me sonaban a papelillo de fiesta infantil, pura bulla y nada de cumplir, esa abuela y mi viejo me regañaban pues “Tú eres muy joven y no sabes nada, nosotros los viejos sabemos más y ese tipo es el hombre”, años después el tiempo me dio la razón, hoy me he levantado pensando en esa época, sobre todo por el desconsuelo de no haber cobrado ni la quincena ni los efímeros “aguinaldos” aun.
Me ha dado por imaginar cómo sería la vida de todos si lo prometido hubiese sido verdad y quisiera compartirlo con todos a ver si con un ejercicio imaginativo logran (si es que algún oficialista me lee) la tristeza de este país, más allá de la fiesta y las mujeres hermosas.

En unos días vienen las vacaciones navideñas, esta tarde comparé el pasaje a Margarita para celebrar la navidad con mi novia y los hijos (el de ella y la mía) a la orilla del mar, menos mal que me dio por seguir la profesión docente, así tengo trabajo fijo y el sueldo me alcanzará para todo lo que deseo, el día de navidad le daré la sorpresa de la casa que compré, tal como la soñé, montada sobre una montaña sin vecinos ni regeton, la acabo de financiar por el ministerio de educación a 25 años sin intereses y las cuotas apenas se llevarán el 10% de mi sueldo, no me preocupa la cosa pues si nos enfermamos vamos al hospital y listo, sin colas ni tramites complicados nos atenderán, tenemos la vejez ya planificada pues lo que más preocupa lo tengo listo, pensión y gastos de medicinas corren por cuenta del estado, para eso tenemos petróleo a borbotones.

Debo pensar además en cambiar el carro este año no vaya a ser que se deprecie, he visto varios modelos y me interesa uno pequeño con aire acondicionado, el que tengo se lo regalaré a mi hija para que vaya a la universidad, mientras tanto se quedará en casa para tenerlo de repuesto por si el de diario se daña y toca llevarlo al mecánico, menos mal que eso de los repuestos lo resuelvo por internet y el mismo vendedor se lo lleva al mecánico, así no tengo que salir de mi casa a nada, total, como hay de todo lo más preocupante es encontrar un buen precio por el  repuesto.

La verdad no sé qué haré este año, ya me tienen harto familiares y amigos pidiéndome medicinas o alojamiento todas las vacaciones, la verdad los quiero pero cada navidad tengo un gentío en mi casa, el problema no es darles de comer o de beber, eso es hasta agradable, el problema es que ya la casa no aguanta más gente en ese eterno peregrinar de gente entre el sofá y las hamacas, todos esos que esperan turno para viajar por tierra, hasta un muy buen amigo se viene todos los años a pasar el año nuevo con su familia y amigotes en la orilla del mar, siempre se trae una carpa inmensa con todos los peroles para el camping, la deja en mi garaje para irse a Choroní o a Ocumare de la costa, dice que acá todo es tan seguro que pagar hotel es un desperdicio de dinero.

Llegan a mi ciudad en un tren que cruza el país de frontera a frontera, del mar hasta la selva, transita las 24 horas por todo el territorio nacional y es más barato y cómodo que andar en carro propio o en bus, todos te respetan, no hay malvivientes y hasta la policía es servicial.

En cuanto a mis aficiones, me propondré hacer un par de exposiciones individuales este año, espero vender la mitad de las fotos cuando menos para sufragar parte de los gastos del viaje de vacaciones de agosto, quiero ir a Grecia con mi novia, eso lo pago en 24 meses con un interés casi ridículo, los muchachos verán que se inventan a mi edad ya puedo planificar lo que quiera, hoy espero no olvidarme de llamar al editor a ver que ha pasado con los libros que quiero publicar, si no se venden no importa, cumplí una meta y eso es lo importante así toque regalar al mayor para que algun día uno de mis nietos se tropiece con algo escrito por el abuelo y pueda envanecerse por alguna cosa de su familia y mi hija lo use en la universidad para aterrorizar a profesores y compañeros de clase como usualmente hace desde pequeña.

Hay más cosas que se pudieran imaginar pero el espacio es poco, las carencias muchas y las esperanzas como el jabón de lavar, el champú, el enjuague, el jabón de baño o la leche en polvo a precio regulado, escasas y caras.
José Ramón Briceño Diwan
@jbdiwancomeback








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