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lunes, noviembre 10, 2014

Predicciones navideñas


Cerca de mi casa hay varias panaderías en un radio de aproximadamente dos kilómetros, son tres exactamente,  podría decirse que representan una muestra estadística bastante cercana a la realidad nacional. Una está en medio de una zona bastante populosa, la segunda, a pesar de estar también en una zona popular se encuentra al inicio de la zona comercial y la tercera está ubicada detrás de una de las urbanizaciones más caras de la ciudad, a pesar de vender básicamente lo mismo, los tres establecimientos tienen variantes que responden a la clientela común, siendo la menos favorecida la segunda panadería, imagino que será por su ubicación, mientras la primera colinda apenas por 100 metros de un urbanismo lleno de edificios de clase media acomodada  esta (la segunda) se encuentra enclavada en una encrucijada de clase baja y extrabaja que es lo que constituye el grueso de la población.

En fin, esta semana estuve de gira comprando algunas cosas y en cada ocasión paré en un local en tres días sucesivos, la verdad aun no salgo de mi asombro, el pan de jamón está entre los 500 y los 700 bolívares, mientras el sueldo promedio mensual ronda los cuatro mil ochocientos (con todo y aumento general), la verdad no creo que nadie se gaste la cuarta parte de su quincena en un alimento que al final es solo un símbolo de la época, debo confesar que soy de los que se compra uno de esos para utilizarlo como desayunos y cenas hasta que se acabe, este año dudo mucho que lo haga a menos que alguien me lo regale, me niego a gastar tanto en una sola cosa, quizás como me gusta la cocina me busque una receta en internet e intente hacer uno con la colaboración de mi novia y en plan de vaca ( para los que no hablan venezolano, una vaca es una colaboración entre varios para comprar alguna cosa), acción que ya esta de moda entre los venezolanos de a pie que no tenemos mayores medios de fortuna para acceder a cosas banales pero satisfactorias.

Si el pan de jamón está incomprable, no me quiero imaginar lo demás, un vino decente ni soñarlo, hallacas pues serán compradas al detal y medidas para compartir, el pernil pues mejor ni me acuerdo y le achaco la imposibilidad a mi estómago maltratado y a los triglicéridos disparados para no deprimirme por eso, licores de los baratos (muy baratos) bajo el riesgo de quedarme ciego por consumir alcohol de dudosa procedencia, sopa post farra navideña, seguramente será de hueso rojo, de aquellos que le compraba mi abuela a los perros para que ejercitasen su dentadura que ya no son baratos pero cuestan menos que una buena carne para sopa, sin inventar mucho pues los vegetales y verduras tampoco son económicas.

De los juguetes, resulta que quería utilizar mi cupo electrónico pero alguna cosa hice mal y al desgraciado sistema no le da más que ofrecerme una fulana remesa para estudios en el exterior que se e antemano que me negará, no solo porque no estoy en ese plan, es que tampoco se lo dan a los venezolanos en el extranjero que si andan estudiando y eso que no es un regalo, esa vaina uno la paga con el dinero que produce con su trabajo, no como algunos a quienes se lo regalan por sus triquiñuelas con el estado omnipotente. Quería hacerle un regalo excéntrico a mi hija y sorprender a unos cuantos seres queridos pero ya ni modo, tocará regalar las baratijas que acá venden a recio de oro y explicarle a mucha gente querida  que no es que no los quiera, es que si les regalo lo único que pudiere comprar con mis magros ingresos parecerá más un insulto que un acto de cariño (pendejadas sensibileras aparte).

Nunca me gustaron mucho las navidades, cuando tuve la dicha de ser padre siempre me entusiasmó la cosa del niño Jesús más allá del hecho de quedarme más pobre o no comprarme nada, igual mi navidad preferida es en bermudas y sandalias acompañado de la gente que quiero, este año mi depresión navideña comienza casi mes y medio antes, a menos que ocurra un milagro creo que no pasará nada especial, quizás encuentre alguna cosa interesante para regalar, pero con todas las privaciones y desapariciones de todo no creo que desear una feliz navidad vaya a ser este año una sentencia sincera.
José Ramón Briceño, 2014

@jbdiwancomeback

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