Crónicas desde mi celda
Anoche veía un documental de los años noventa “Bowling for
Columbine”, este hablaba de la violencia extrema que se vive en estados unidos
, adonde, al parecer comprar un arma es muy sencillo y por alguna razón son
mucho más violentos que en cualquier otra parte del mundo, a pesar de que su
crisis económica es de otro tenor que el nuestro, tienen una economía muchísimo
más fuerte que otros países, nada más el hecho de que su moneda sea el
referente económico de gran parte de las naciones del mundo nos da una idea de
que tan bien puede estar su economía, muy alejada de nuestra realidad por
cierto.
Lo que me obligó a revisar las cifras de violencia, para los
años 2006 y 2007 ese país tuvo cerca de 25.000 muertes por asesinato en su
territorio, en una nación de más de 300 millones de habitantes, siendo una
barbaridad si la comparamos con los catorce mil de Venezuela en el año 2012,
que es un país de apenas cuarenta millones, la cosa asusta, si los
norteamericanos están locos los venezolanos vivimos en el infierno mismo.
No es posible que siendo una nación cuya población equivalga
al diez por ciento de la del gigante del norte, tengamos un poco menos de la
mitad de los muertos que un país diez veces más poblado y con el agravante de
que allá es más fácil conseguir armas de manera legal, algo pasa en el mundo,
si lo contratamos con el Canadá la cosa se pone peor, resulta que la cifra de
homicidios por arma de fuego en ese país durante el año 2011 fue de 598, no, no
le faltan ceros a la cifra, solo esos se murieron en ese país por arma de
fuego, contra toda lógica pues si pueden comprar armas igual que los vecinos,
de paso legalizaron el uso y consumo de algunas drogas, tienen un país cuya
diversidad étnica sorprenden con megalópolis tan grandes como la de cualquier
parte en el mundo, escapa de nuestra lógica que la gente no cierre sus puertas
y en algunas ciudades no exista violencia por arma de fuego.
En nuestro país somos presos de nuestra calle, es decir,
todos para medio vivir tenemos que estar perennemente encerrados entre rejas, y
cuando salimos porque no hay otra opción andamos como en un campo de guerra
donde todos son enemigos hasta que demuestren lo contrario, la policía parece
tan delincuente como el malandro,. Entonces toca pensar, ¿será el frio de otras
latitudes lo que restringe el frenesí de violencia a diferencia de Venezuela?, ¿la televisión o los juegos estimulan la
violencia?, esa ultima pregunta me la hago desde hace un rato pero la verdad
las películas ahora son menos violentas o cuando menos no se van tanto, cuando
era niño lo normal era ver películas donde un vaquero mataba cientos de indios
para salvar a su damisela, pero nadie quemaba
ni violaba bebes para ritos satánicos, o ejecutaba a cientos cada día, de bolas
no habían celulares inteligentes, ni piedra que fumar, la otra es que la lucha
contra las drogas no existía y con ella, cuando arribó también lo hicieron los
carteles y el poder económico, no sé no soy sociólogo, pero igual vivo
escandalizado con esto de la violencia y el susto diario.
Solo escribo para drenar mi impotencia sobre este tema, que
no tiene color político (en apariencia al menos), aunque sospechosamente las cárceles
se han vuelto centros de poder amparados y protegidos por sus custodios, lo que
deja mucho que decir.
Ojalá todo pase o me salga una visa para irme al extranjero
con mi hija y mi gato, donde podamos vivir en paz sin el sobresalto de todas
las formas de violencia que nos encierra a ver el mundo desde una reja,
purgando un crimen que no cometimos pero que allá en la calle siempre habrá
alguien con ganas de cometer, el problema es que las victimas siempre somos
nosotros a pesar de que vivimos como victimarios, encerrados.
José Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback
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