Venezuela
es un país grande, pero sin mayores vías de comunicación ni transporte masivo
realmente eficiente, por esa razón es relativamente fácil aislarse de la
realidad, negarlo todo siempre es más fácil que dar explicaciones, tal como ha
demostrado el gobierno, ellos pues prefieren hacer de las estadísticas una
interpretación más cercana al sarcasmo pero presentándolo en declaraciones muy
serias, lo suficiente como para darle valor a cosas que de otra manera escandalizarían
al más pintado, por ejemplo, un ministro presentó como un gran logo que la
talla del venezolano haya crecido en estos años, lo que no explicó es que
realmente tenemos una epidemia de obesidad pues la alimentación del venezolano
de a pie está constituida por harinas ya que son más baratas al momento de
alimentar o cuando menos llenar el estómago de una familia que gane menos de
quince sueldos básicos, eso es el 99.9% de los habitantes quienes viven ahítos de
arepas, pastas o pan como parte de su dieta básica pues las proteínas animales
y hasta vegetales son en exceso costosas para una familia promedio.
Desde
que amaneció el año leo por las redes mensajes de gente llamando a infinidad de
cosas, sin embargo la calle sigue impávida, lo único que tiene movimiento son
los supermercados y las cadenas de farmacias con colas desde la seis de la mañana,
imagino que para saber si hay razón para hacer las colas. En muchos casos las
entiendo, es complicado conseguir cualquier cosa, en otros no las entiendo ni
las apruebo pues he visto como familias enteras hacen la cola para buscar
productos solo para revender más adelante hasta diez veces su precio regulado,
esa gentuza (discúlpenme lo poco correcto de mi lenguaje pero no hay de otra)
colabora con el régimen, parecen solazarse y disfrutar vivir de la miseria
ajena y el gobierno perece gustarle la cosa.
Los
supermercados están desnudos de alimentos, lo poco que queda lo están comprando
al precio que sea, en el aire se siente la tensión y la rabia pues la situación
social y económica está a niveles alarmantes, no conozco a ninguna familia que
no tenga alguna victima por el hampa, todos los días me entero de alguien que
ha sido víctima, se le ha muerto algún familiar, le saquearon su casa, le
robaron en la vía pública, ha sido extorsionado por algún malviviente de los
muchos que pos ahí caminan, en muchos casos desde las cárceles y con la
anuencia de los custodios y el poder judicial, tuvo un secuestro express, pero
sigue sin pasar nada, todo es culpa del imperio. Además se siente un dejo de
tristeza en todas partes por los que se van, los que no se han ido, los que
quieren irse y no tienen como, las familias separadas, padres o madres que no
ven a sus hijos crecer pues alguno de los dos se los lleva a otras tierras
donde por lo menos tienen esperanza de vida, abuelos que a sus años lloran
escondidos para que nadie sepa que están tristes por la soledad en que los deja
el exilio de los hijos y nietos, coño y no pasa nada.
Tenemos
dos opciones o nos dejamos de pendejadas y nos convertimos en terroristas de
verdad, comenzando por aterrorizar en serio a esa gentuza que apoya al
gobierno, a la policía, los militares y a los políticos tanto los del
oficialismo como a los que en pos de cualquier migaja doblan su cérvix ante el
poder sin importar mucho los votantes que creímos en ellos o comenzamos una
campaña todos los blogeros, tuiteros, nativos digitales, periodistas,
empresarios, profesores, maestros, en fin, todo el exilio venezolano para que
se arme una red internacional de empleos y sitios de acogida para esa inmensa
cantidad de venezolanos bien preparados, con niveles altos de cultura y ganas
de progresar que no podemos emigrar con nuestras familias gracias a la inopia
económica en la que vivimos, toca de verdad una reprimenda a todos los
compatriotas que se portan mal en otro país, que creen que por ayudar al prójimo
se están arriesgando de gratis o peor, creen que pierden oportunidades que
finalmente ni siquiera toman, si estoy equivocado por favor comenten que
quisiera poder llevarme a mi familia sin sentir que todo lo aprendido ha sido pérdida
de tiempo.
José
Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback