La
muerte es una constante en todos los seres vivos, todos sabemos que vamos en
ese camino, no importa cuánto pelees, te cuides, hagas dieta o te atiborres de
vitaminas, igual te mueres, tampoco importa mucho si fuiste un alma caritativa
o un bárbaro más, en algun momento te vas para no volver, el asunto dramático
es el cómo, el cuándo y la razón de esa muerte. Lo que pasa después, nadie
puede dar fe, simplemente es especulación religiosa y un deseo intenso de todos
los que por acá seguimos.
El
asunto este de morirse debería ser algo totalmente normal, como totalmente
normales deberían ser las causas, últimamente Latinoamérica se ha vuelto (aún
más) violenta gracias a los grupos de poder cuyo único talento es el de hacer
dinero por sobre las miserias ajenas, y si para ello recurren a la violencia
siempre existirán imbéciles dispuestos a ejecutarla, así este imbécil se vista
de uniforme y se excuse diciendo que sigue órdenes superiores, igual merecen
absolutamente todo mi desprecio y el de la gente de bien que todavía debe de
existir.
En
mi país (Venezuela) la muerte es una constante que cuan espada de Damocles
tiembla sobre las cabezas de todos, amenazándonos desde todas las esquinas,
bien sea por ladrones, viciosos, policías, militares y una nueva clase los “colectivos”,
las balas y puñales están todo el tiempo en actividad , matando, robando y
metiendo presos (que es una suerte de muerte en vida) a todo aquel que tenga
algo, que piense algo o que exprese algo que no esté en consonancia con las
ideas de los capitostres de la revolución, también el hampa desatada pone su
grano de arena. En las últimas manifestaciones hubo cuarenta muertos, todos por
mano de afectos al gobierno, nadie ha resultado culpable, con todo y que
existen fotos, videos, testimonios que muestran en todo su esplendor a los
culpables de tales “excesos”.
El
año pasado estuve una temporada en el sur Mexicano, visitando y buscando alguna
cosa más interesante, me devolví por razones estrictamente personales, hasta el
día de hoy hablo en público de la seguridad y la calma que viví en esos meses,
además claro que la gente me trató muy bien a pesar de ser extranjero. Hace días
miro con espanto como mataron a 43 personas por que el gobernador no estaba
satisfecho con las demandas de los jóvenes, la prensa digital reseño algunas
cosas que en verdad hablan de otro México que no conocí, ese de la crueldad
extrema y de la brutalidad intensa que se corresponde con los gobiernos que
matan para mantener el poder.
Vaya para todos los implicados en el crimen y
en todos los demás crímenes, no creo que nadie deba morir por pensar diferente,
por exigir mejoras en la calidad de vida y hasta en expresar ideas diferentes,
la muerte es una salida cobarde para quienes en vez de pensar con claridad en
una solución se aprovechan de su poder para matar y silenciar.
Algún
día van a pagar sus crímenes, en cuyo caso me parece que la muerte es muy poco
castigo, muy al contrario los dejaría encerrados de por vida, obligándolos a
mirar los relatos de su crimen hasta que la locura los alcance, en caso tal les
daría medicación, los curaría y comenzaría de nuevo, gentuza como esa no debe
andar suelta, los derechos humanos los perdieron en el momento justo en el que
se prestaron para matar por sus jefes.
El
caso venezolano ya sabemos todos quienes son los culpables, en el Mexicano la
verdad no me atrevo a sacar conclusiones, estoy muy lejos para poder tener una visión
clara del caso pero el asunto es que matar estudiantes es una de las cosas más
atroces que se pueden hacer, en ambos países el hampa es bastante creativa, la
diferencia es que en Venezuela le ganamos por asiduidad y ellos (los mexicanos
del lado oscuro) por su crueldad.
Quien calla otorga y en los dos casos los
gobiernos han callado, la prensa se ha silenciado, los funcionarios encargados
de hacer justicia han volteado la mirada mientras las familias lloran a sus
deudos y los países se llenan de tumbas que en algún momento reclamaran a los
causantes de tales desgracias, desde mi esquina reitero mi repulsa a TODOS los
culpables por acción u omisión, a quienes no toman partido, quienes se quedan
callados, los que no levantan la voz y a quienes bajo cualquier excusa se
solidarizan con los verdugos, mi asco será eterno, aunque no haga mucho ruido
ni sea de gran importancia cuando menos dejo constancia en este blog de lo que
siento al respecto y de mi opinión sobre quienes por “defender” su parcela de
poder mata, apresa y atropella a la gente pensante, en vez de cuidarlos pues
cada día son menos.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback
Foto: José Briceño |