En
estos días me encontré a un amigo en la calle, luego de los saludos de rigor, caímos
en la conversa obligada sobre la
economía y otros detalles también obligado tema de conversa en estos tiempos. Este
amigo me recrimina por hablar mal del gobierno, con un sonoro “que bolas tienes
tú” me reclama el hecho de dejar pasar por debajo de la mesa la oportunidad de
pedirle empleo a un par de personajes que por cierto son amigos desde hace rato
y tienen sendos cargos administrativos bastante buenos en esta administración,
además claro de poner a la orden ciertos “contactos” que tiene ese pana dentro
de la estructura gubernamental, que según él me hubiesen podido ayudar con el tormento de
sueldo de menestral típico de la profesión docente.
Como
fue un encuentro fortuito, en los pasillos de un centro comercial que atravieso
a diario en mi caminar cotidiano, le invité un café para conversar un poco y
explicarle la situación, la conversa fue más o menos así. Primero le explique
que ya he trabajado para el estado y en todos los casos jamás fue una situación
agradable, nunca, en ningún caso mis jefes en los distintos empleos se ocupaban
más que de hacer política en vez de tener administraciones eficientes, todos
sin excepción buscaron el provecho propio antes que la eficiencia en la
ejecución de programas efectivos que dejasen alguna marca en las comunidades,
preferían tener acciones dolosas o panfletarias, eso molesta mucho.
También
le conté que otra cosa molesta es el grado de ignorancia exhibido, en cada
caso, hablo de gente que ni bachiller es y tienen a su cargo inmensas
responsabilidades que se diluyen en esperar órdenes superiores para cualquier
acción y luego se molestan cuando se les reclama. Ahí mi amigo me dice, pero
existen los asesores, yo ya medio incomodo por la necedad de mi interlocutor,
pero sin alterarme aun le espeto, si, es verdad, los asesores, pero si no estás
ni cerca del medio en que te toque trabajar tus asesores por lo general son
gente que por mucho título que ostenten tampoco jamás han trabajado en el área que
solicitas y si de paso todo es por accionar político corres con la suerte de
que quienes te atornillen como asesor tampoco haga un carajo, lo que da como resultado
un cumulo de ignorancia que mata cualquier buena acción que tengas.
De
paso, esa misma ignorancia hace que el mentado jefe se crea muy culto, muy
sabio y jamás en ningún caso se equivoca, lo que los pone fuera de si cuando se
les reclama o no se les acata una instrucción por absurda y boba que esta sea.
La
respuesta de mi interlocutor fue decirme que eso siempre ha sido así en este
país, nunca la cosa ha cambiado desde los tiempos de la colonia, que mejor toca
morderse el codo y tener un sueldito que andar por ahí despotricando por la vía
pues entre otras cosas quizás salga un
carcelazo por pendejo y creerse la gran cosota, esta de ser intelectual,
pretendiendo pensar y peor aún, compartiendo esto con mis lectores, sin dinero
para irme de farra ni para otras cosas. Hasta allí llegó la conversa, espero
que la próxima vez ese mismo amigo me lo encuentre en alguna otra parte y en
otro tiempo para no tener que escupirle la cara.
La
verdad no sé si ese amigo tiene razón, si el equivocado soy yo, si el día de
mañana mi hija me recriminará el hecho de haberme metido en este berenjenal después
de los cuarenta en vez de haber comenzado más joven como muchos de los que hoy
ostentan cargos políticos, pero lo único cierto es que prefiero esta economía de
menestral pero con mis ideas y mi integridad intacta, que vivir con una depresión eterna y revolcarme
en la ignorancia como hacen muchos para malvivir por sueldos miserables,
integridad dudosa y accionar prestado, a la orden de cualquier imbécil con
chapa que le provoque secuestrarte la vida por tres lochas y en eterno
sobresalto por si alguno se entera que mis bienes han sido obtenidos de manera
dolosa, es que al final es muy bueno tener la conciencia tranquila como para
mentarle la madre a cualquiera sin ningún asomo de vergüenza.
Cuando
mi hija tenga edad y me pregunte con que colaboré, yo muy orondo le diré todo
lo que se hizo espero de aquí a ese
tiempo haber publicado algo para que ella con orgullo lo muestre y viva con el
ejemplo de que sus padres nunca bajaron la cabeza ante la idiotez de una
izquierda de orto flexible y cerebro ausente, pero de chequeras plenas de
patria.
En
el instante mismo en que los compatriotas tomen conciencia de esto que acá digo
hoy, se pongan los pantalones y se nieguen a seguir siendo tontos útiles al servicio del bolsillo
de otros, en ese momento comenzaremos el viaje al primer mundo, ese mismo viaje
que se interrumpió por culpa de la misma imbecilidad de otros que por obtener
votos tiraron el futuro de mi país por la borda.
José
Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback