Desde
esta esquina siempre he compartido con todo aquel que se atreve a leerme, mis
pensamientos, mi incomodidad, todo criticado desde la pretensión de que hago un
análisis más o menos apegado al “deber ser”, pura lógica. He intentado escapar
a ese espantoso lugar común, tan común últimamente donde los imbéciles del
gobierno (valga la redundancia) cometen sus payasadas a diario mientras los ciudadanos
padecemos su torpeza Este ejercicio interdiario me “obliga” a dedicarle todos
los días cierto tiempo a reflexionar sobre el país, su situación y su gente.
Esta
tarde, mientras regresaba a mi empleo luego de dejar a mi hija en su casa, iba
en un bus público (saludos y fanfarrias, hasta que algo muy bueno inventa el
gobierno), donde hay una cantidad de puestos dedicados a las personas mayores,
mujeres embarazadas y en general damas o señores a quienes ir de pie se les haría
muy incómodo, pues bien, en los asientos preferenciales estaban sentadas cuatro
mujeres, 2 más jóvenes y el resto de mediana edad, el asunto es que a pesar
de que iban de pie varias señoras y
señores mayores o con niños, no se dignaron a levantar la mirada, se hicieron
las desentendidas, a pesar de las quejas generales ni se inmutaron, lo peor,
las maleducadas son maestras de una escuela pública tal como lo denunciaba el uniforme
que usaban.
La
cosa me tenía indignado y entonces me asaltó un muy mal pensamiento, una
variación de una frase hecha que oí alguna vez por ahí “entonces lo único malo
de Venezuela podrían ser los venezolanos”, triste pensamiento para mí, se
supone que debería pensar las cosas bonitas. Es como para pensar, la gente
contamina por mero gusto, asaltan, matan, mienten, los policías protegen a los
malandros en moto a quienes les paga el gobierno, no es que lo lea en tuiter,
es que lo he visto y como la policía le dice a la gente que se disperse pues no
pueden hacer nada en contra de los “colectivos” cuando debería ser al revés,
mientras esto escribo me llaman para decirme que la policía política que la
verdad ya ni se cómo carajo se llama asalta la Universidad de Carabobo para
llevarse a uno de los miembros de su directiva, las cárceles rebosan de
estudiantes mientras los malvivientes andan sueltos, los policías y guardias
nacionales ahora son símiles tercermundistas de la Gestapo pues buscan apresan
y agreden a un grupo de gente solo porque se los ordenan, violando todas las
normas procedimentales, hasta me han contado de desapariciones y asesinatos por
razones políticas, cuando ellos deberían ser quienes nos protejan, las calles
son espacios de miedo al caer la noche pues nadie está seguro.
La
gente se calma con un aumento de sueldo que se disuelve con esta hiperinflación
que causa desmadres en los presupuestos de casi todos menos de los jerarcas que
seguro hicieron desastres con las divisas “baratas” de CADIVI.
Cuando
las maestras que imparten la primera formación a los niños se comportan como
patanes de terminal de pueblo, ya se ve que la cosa está mal, ahora entiendo la
razón de que tanta gente sea maleducada, no de ni siquiera los buenos días. Por
el asunto del oficio docente he tenido contacto con mucha gente joven a la que
he tiendo el gusto de dar clases, miren que se nota cada cosa, toda la mala educación
del mundo, también ahora que soy padre me fijo más en los detalles y he
inculcado en mi hija la obligación de tener gestos de cortesía, eso allana el
camino de la vida.
Volviendo
al tema, después de haber desgranado todas las cosas malas de mi gente, esas
que sufro a diario, también debo acotar que encuentro y conozco muchos
ciudadanos cabales y formales, quienes se comportan a la altura, pero somos minoría
en este eterno lodazal, creo firmemente que a este país se lo ha llevado el
gusto extraño de aspirar a nada, de ser solo peones sin valor real, que
prefieren su colita para el aceite, el arroz, la harina, la leche, el eterno
quejarse pero que al primer atisbo de montarse en una comisión se olvidan de
las miserias ajenas y terminan como los espantosos “patriotas colaborantes”
bien sea por acción a por omisión.
Me
gustaría estar equivocado, que el tiempo olvide mis palabras y que todo este
discurso solo sea una expresión de mi descontento generalizado entre tanto
futuro pavoroso y presente incierto.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback
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