Un
amigo de esos que nunca faltan, desesperanzado casi que de manera genética por
lo profundo de su descontento, dice que “siempre se puede estar peor”, a la luz
de todos los acontecimientos es cierto, Venezuela de tierra cálida y de gente simpática
se ha transformado en una caldera de bronca y la tal “viveza criolla” es el pan
de cada día, nadie está seguro, nadie se puede salvar, todos andan a la caza de
algún descuido del vecino para tirar baza y buscar sacar alguna ventaja de eso.
La verdad yo ya ni creo en nadie, muy pocas personas son merecedoras de mi
confianza total, en la política es peor, eso está lleno de gente que ni lava ni
presta la batea, eso con la oposición que no le da la gana de buscar reales
nuevos liderazgos y se empeña en reciclar personajes más que funestos, esos no
aportan más que majaderías, además tengo la certeza que se ubican en ciertas
posiciones para ver cuál lacayo gubernamental les afloja unos dólares con los
cuales terminar de irse al exterior, créanme, conozco varios personajes así y
he tenido el dudoso honor de tener unos cuantos encontronazos, no todos amables
pues la verdad no creo en la política versallesca de dar puñaladas de manera
elegante, quizá por eso no estoy ubicado en ningún cargo notorio dentro de
ninguna bancada opositora, es más, me niego a militar en partido alguno y si
tuviera ganas y algo de capital les aseguro queridos amigos digitales que
fundara el partido anarco-capitalista venezolano.
Ciertamente
y con cierta tristeza debo aceptar que vivo en un país donde ser culto casi te convierte en
paria, acá nadie lee, todo es una eterna guasa bañada en licor barato (hasta el
wiski que beben acá y que se creen la gran cosota con la botella es del barato)
, todo tiene fondo musical de reguetón vallenato, salsa erótica o cualquier
otra cosa sin letra y las que la tienen tampoco la entienden, si no me creen pregúntense
cuantos teatros están llenos, cuantas salas de cine de autor existen, cual es
el estado de las bibliotecas públicas además como dato aparte pregunten allí
cuantos abonados tiene el préstamo circulante o cuantos libros nuevos les
fueron dotados este último año, pero no de la editorial gubernamental que
imprime solo las cosas que les hacen propaganda, pregunten por los de
escritores serios, verán que la respuesta los deprimirá.
Acá
por ejemplo, nadie lee ni los avisos del transporte público, tienen en el
vidrio frontal un aviso con la ruta y de todas maneras quince de cada dieciséis
pasajeros preguntan por dónde va el bus, si los choferes no fuesen tan
ordinarios y groseros quizás les saldría alguna palabra de aliento pero ya
sabemos todos como son. Los eficientísimos funcionarios gubernamentales han
obligado ley mediante a que en todas partes existan carteles que anuncien la
prohibición de actos racistas, xenófobos o discriminatorios que casualmente no
existen en las oficinas gubernamentales o cuando menos jamás los he visto, cosa
que llama la atención.
Hay
también unos que prohíben fumar en sitios públicos, eso hasta puedo entenderlo
pues hay muchos que son alérgicos y el aire no entiende de zona de fumadores,
pero el más ridículo es que prohíbe expresamente el uso y porte de armas en
lugares públicos , caramba, si nadie le hace caso a los avisos de los buses
menos les harán caso a un cartelito, seguro algún estúpido chavista necio-imbécil
se inventará alguna cosa para justificar una medida tan costosa como inútil ya
que los hechos delictivos no han declinado un ápice desde la puesta en circulación
de los tales afichitos. El asunto ha de ser simple, si el estado que debe ser
garante ejecutor de las leyes, las violenta como le da la gana sin que les de
ni siquiera lgo de pudor, no piensen que unos seres cuyo resentimiento va
aparejado con la envidia y la avaricia de lo “fácil” respeten ley alguna, no me
joroben.
El
estado ha puesto en la psique del miserable que quien habla bonito, demuestra
inteligencia, hace apología de futuro e imparte la certeza de que
estudio-esfuerzo-trabajo debe ser el norte de toda sociedad, no sirve y más
bien quiere lo contrario, la oposición dentro de sus esquemas partidistas les
ha copiado la idea y ha reciclado unos cuantos animales exchavistas para sus
filas, los que no son exchavistas tienen un índice de materia gris muy parecido
al de esos otros , aunque menos hábiles, todo eso estoy seguro es culpa de los
mismos politicuchos de medio pelo que osan meterse en la cosa política, por
cierto esta opinión no es nada secreta y todos lo saben. Claro hay sus
excepciones en el asunto.
Cuando
comencemos a ver el asunto por ahí, dejemos (la oposición) de seguir a tontos útiles
que navegan en el agua turbulenta del ansia de poder y dinero (no se critica
pero hay otras formas) , impulsemos la lógica mezclada con inteligencia, en vez
de quejarnos gritemos a los cuatro vientos en la medida de nuestra
posibilidades las posibles soluciones, no nos arrodillemos por un pollo,
aceite, desodorante o afeitadoras, dejemos de pajas socialistas y asumamos el
asunto por donde es, por la economía si no hay una economía estable jamás habrá
la tan ansiada justicia social, este socialismo patriotero indicalista solo es
una forma de apuntalar el desánimo y el atraso social, cuando como sociedad
pensante nosotros los opositores nos pongamos al frente de una verdadera revolución
del pensamiento, las ideas, la economía, el respeto a las leyes (todas las
leyes), ahí comenzaremos realmente el camino del progreso y dejaremos atrás
esta inmensa oruga pestilente de atraso lena de payasos con poderes omnímodos.
José
Ramón Briceño Diwan, 2014
@jbdiwancomeback
@plurifotos, la foto claro |
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