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martes, noviembre 04, 2014

Cifras esclarecedoras

Siempre he tenido la idea de que cada ladrón juzga por su condición, es decir, uno hace conjeturas basado en lo que está pasando o por las situaciones que tiene a su alrededor, cosa que usualmente vicia cualquier intento de ser más o menos objetivo en las opiniones personales. Hoy he descubierto (muy a mi pesar) que la cosa es realmente como la veo, he visto unas estadísticas que la verdad hace que mi ánimo, sumado a la decepción y la desilusión vaya en caída libre.

Tal y como expresé hace un par de días en mi blog he decidido solo tratar a gente seria, esta tarde un amigo de esos excesivamente serios me ha mostrado una investigación que llevó a cabo una empresa para la cual trabaja, son unas estadísticas que fungen de observatorio político/social en el país, pero mi amigo, quien por cierto es uno de los lectores más constantes del blog me mostró solo las que se refieren a mi estado de residencia, antes de seguir hablando mejor les cuento algunas de esas cifras y ustedes saquen sus conclusiones:

24% de deserción escolar (solo en la educación básica), 19% de embarazo precoz, 53% de empleo no estable (a destajo), 52% desilusionados con la situación del país, 43% piensa que trabajar honradamente para hacerse un futuro no es posible, 77% no cree en el futuro del país, 57% de los encuestados asegura vivir del gobierno, 75% no cree en sí mismo, 56% quiere irse del país, 71% no votará en elecciones parlamentarias, 60% cree que la cultura no es importante, 80% teme salir a la calle.

Si leen entre líneas, la interpretación de tales cifras aproxima a mi estado a una epidemia depresiva de dimensiones extraordinarias donde nadie está libre de sentirse mal en su propia ciudad, si lo pensamos mejor, podríamos hasta asegurar que es un panorama desolador del país.

Si observamos en detalle ese 75% de gente que no cree en sí mismos, es una cifra que a todas luces parece sacada de alguna película de zombis ¿Qué vaina es esa de no tener autoestima? ¿Qué clase de vida te hace llevar a pensar que nada tiene sentido? ¿Con que valor la gente que no cree en si misma echa para adelante? , si fuesen pocos, un 6% por ejemplo, uno dice que son candidatos a tomar litio por un rato, hasta normal sería en estos tiempos de globalización e hiperespecialización, ¿pero 71%?, no soy psicólogo ni nada que se le parezca pero esa cifra pareciera cuadrar con un campo de concentración más que con un país tropical que hasta hace pocos años era un sitio para que la gente trabajadora y estudiosa echara adelante cualquier proyecto, nunca ha sido fácil en realidad pero nunca ha sido tan cuesta arriba hacer nada como hasta ahora, es más, al parecer es más sensato no hacer nada y esperar a que alguien te de una mano o te regale algo, tal como parece hacer el estado con sus acólitos.
77% no cree en el futuro, ya con eso estamos al borde si no de una guerra civil cuando menos de un apocalipsis zombi, con gente peleándose por una lata de sardinas, millonarios de quinientos dólares al año y dignos funcionarios con aviones privados, cuentas en Suiza mientras prometen lo que jamás cumplirán, como tienen 15 años haciendo.

Ahora entiendo la razón de tanto fanatismo, si tenemos a más de la población deprimida e ignorante, pendientes más de una fiesta, un negocio turbio, unos dólares del mercado negro, algún enchufe gubernamental, sin estudios ni básicos siquiera, con un embarazo precoz superior al 10% de la matrícula escolar, es decir que por lo menos 10 (para dar el otro 9% a posibles ganadoras) niñas de cada cien seguramente no culminan el bachillerato, por tanto no tendrán acceso a la universidad y ellas siempre tendrán sueldo básico que por cierto está un 80% por debajo del costo real de la cesta básica, cuyos hijos a su vez tampoco tendrán las grandes oportunidades y quién sabe si llegaran a grandes viviendo entre la miseria y la violencia de los barrios pobres de las ciudades y pueblos de este país, nada alentadora la cosa.

Fuimos una nación rica, con gente pobre de mente, cuyos “lideres” naturales han logrado el fin máximo del comunismo, regar la desesperanza y matar la iniciativa, pocos escapamos a eso, espero que estos pocos hagamos algo, sin embargo creo que mejor me busco el psiquiatra que me recete pastillas pues en cualquier momento termino igual que muchos de mis compatriotas, aunque conociéndome como creo hacerlo dudo que termine de mendigo estatal, preferiré pasar (más) trabajo antes que rebajarme a mendigar las sobras de la mesa de los energúmenos de rojo.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback



lunes, noviembre 03, 2014

Alegrías de tísicos


Aunque no me lo crea nadie, hablar de política me aburre, sobre todo esta política ramplona de la calle, ese que suena a titular bobo de algún medio digital cuyo fin pareciera ser el de parodiar pero que nadie se ha dado cuenta. Me he encontrado a gente que se frota las manos de pensar que los fulanos “colectivos” les van a prender el candelero al gobierno, o comentan voz en cuello su alegría por que tal o cual fabrica cierra operaciones, que la cerveza va a escasear y ahora si es verdad que los cerros bajarán para quitarle los calzoncillos al gobierno, así una larga lista de “alegrías” exóticas por decir lo menos de la manera más elegante.

No sé, esas conversaciones de gente que no mide el alcance de lo que pronostica me dan casi tanta bronca como los comentarios de los habitantes de la zona desconocida, esos que a pesar de las colas repite su mantra zoocialista de felicidad eterna donde jamás hace falta nada en sus casas, que celebra con ahínco un aumento de sueldo pírrico que se volverá sal y agua aun antes de ser cobrado.

Les cuento, si se termina de acabar lo poquito que queda, nos jodemos todos por igual, los barrios no bajaran mientras les den su bozalito de harina pan y pollo barato cada quince días, ellos ya están acostumbrados a la miseria y el discursito oficial los lleva a pensar con desilusión que tener mejor calidad de vida es una entelequia más allá de sus posibilidades, además el estudio al parecer no aporta nada al mejoramiento de este mal vivir que todos tienen, si no me creen revisen las cifras de deserción universitaria, pero de las universidades públicas y se darán cuenta (como yo) no sin espanto que hoy día la matrícula es cuando menos 60% menor que hace diez años. En definitiva no creo que bajen, ya al parecer los milicos han sido comprados con aumentos consecutivos que la verdad sea dicha no aportan nada al país, con esos no contaremos jamás, cuando la razón está gobernada por la obediencia ciega pues no hay salida posible con esa “gente”.

Los del PSUV que parecen ciegos –sordos-mudos a la realidad/país, con esos contamos menos, ellos se solazan en administrar la miseria y no siquiera desde las aulas de clase permiten nada, los panas estudiantes que en épocas pasadas determinaban la caída o el auge de cualquier gobierno están poco menos que jodidos, los líderes presos, los otros en régimen de presentación y los pocos con el guáramo para prender la calle andan de capa caída entre los espías y la paja de la MUD que si fuesen un poquito más brillantes se callarían la boca en vez de abrir las espitas de su verborrea sin sentido para apaciguar los ánimos, aunque sabemos que ellos tampoco están libres de culpa, el miedo es libre y a la gente mediática lo más factible es que una bala se los tropiece de frente (o en la frente) para que los cataloguen de cualquier cosa y le achaquen el muerto al primer malandro que se les antoje, total (los hampones) en la cárcel están mejor que en las calles, hasta discotecas tienen. Mal la pasa en la cárcel la gente de bien como uno, que en su vida ha tratado con el hampa ni tiene contactos a ningún nivel y mucho menos dinero para pagar protección o algún accidente procesal que te libere de todo mal.

Si la oposición sigue empeñada en demostrar que ellos son de “izquierda moderada” inventando imitar el esquema chavista no vamos a ningún lado, si no ofrecen alguna salida real a los miles de problemas que tenemos como país, más allá de la denuncia, la palabrería y la búsqueda de calle sin cerebro, mal nos vemos, señores caramba, no estoy pidiendo nada del otro jueves pero inventarse congresos, conciabulos, reuniones, marchas, asambleas de ciudadanos sin ofrecer nada por adelantado no estamos más que haciendo tiempo y dejándoles espacio a los del lado oscuro a realizar sus planes macabros donde perdemos todos sin excepción.
Si yo que no soy más que un intento de escritor con título de profesor de castellano, quien en algún momento renunció a estudiar administración por no entender más allá de la contabilidad básica puedo medio atisbar algunas propuestas para solucionar algunas cosas, los DOCTORES de la oposición también pudieran hacer algo por el país, así sea solicitar plebiscito por delante la división geográfica del país, así la gente de bien se muda a su espacio y los que no pues sigan su sueño que en diez años hablaremos y compararemos.
José Ramón Briceño, 2014

@jbdiwancomeback


domingo, noviembre 02, 2014

Opciones para la supervivencia


Como todos sabemos en este país hay escasez hasta de ciudadanos (gente hay, ahora ciudadanos, es otro asunto), tengo varios días buscando champú y desodorante, el primero para mi hija y el segundo para mí, la verdad esto me tiene muy incómodo, no es posible que un país donde hasta hace apenas unos años vendían eso hasta en la bodega de la esquina, hoy día toca hasta rebuscar en el mercado negro o depender de la buena fe de amigos y familiares para tener tal o cual producto.

Ayer precisamente mi alarma subió a otro nivel pues me sorprendí teniéndole envidia a una tropilla de indigentes que vive bajo un puente muy cerca de mi casa, ellos al parecer hace tiempo superaron todos los escollos de la vida del mortal común, el dólar les interesa poco, aparentemente tampoco se enferman y cuando lo hacen se mueren sin que su familia o amigos tuvieren que preocuparse por los gastos astronómicos de un sepelio, por vivir tan miserablemente tampoco tienen miedo de andar por la calle pues ningún hampón los robará, mucho menos tienen las angustias de todos nosotros, esas de lo que no encontramos, lo que no podemos pagar, lo que nos hace falta y hasta lo que deseamos.

Cuando uno comienza a tener envidia de la vida ajena ya debe preocuparnos, pero cuando esa envidia tiene como punto focal la locura ajena del indigente promedio, ya toca hacer cuentas para visitar al psiquiatra o comenzar a investigar en google sobre drogas legales o ilegales para bajar el estrés traumático de vivir en una economía de guerra sin frentes, donde todos pueden ser enemigos y la vida a pesar de ser un regalo divino, es complicado agradecerla mientras piensas encarecidamente como prolongarla cuando menos hasta que tus hijos tengan edad para valerse por sí mismos.

No he pensado en el suicidio ni mucho menos, pero si lo he hecho en función de tener una discusión bastante seria con mis familiares y amigos, especialmente con mi novia  (cuando tenga la edad suficiente) con mi hija, desde hoy he decidido dejar de cuidar las formas, dedicaré los sábados en la noche a beber hasta perder la conciencia, buscaré más a mis amigos inteligentes, no le hablaré más a nadie que no tenga conversa interesante, me dedicaré exclusivamente a intentar complacer a la gente que quiero, a escribir y dejaré de lado mi natural prurito a las drogas, tengo la impresión que una pastilla mágica si bien no va a acomodar nada, cuando menos bajará esta beligerancia que me está comiendo por dentro como un virus mal sano, si por casualidad no se encuentran las fulanas pastillas por aquello de la escasez me pasaré a la marihuana, al parecer ser una persona “normal” en este país está derivando a tener que estar intoxicado para no terminar en un loco ni suicidarse cuando una mañana de domingo me descubra viejo y cansado para seguir peleando contra el monstruo de la nada venezolana, donde ser imbécil y arrodillado es la mejor forma de sobrevivir a este imperio de energúmenos inútiles que mandan en el país.

Eso aplica también para mucho opositor que sigue viviendo en otra dimensión donde las leyes sean respetadas y las elecciones una forma de santificar el sistema “democrático” cuando la verdad es otra. Me niego a buscarme un arma, la verdad me dan grima todas, tengo la impresión de que la gente que usa las armas para amedrentar simplemente se está escondiendo de su poca inteligencia, la única manera en que pudiera justificar su uso es en la defensa de gente y bienes, de otra son simplemente adornos que “embellecen” la poca cantidad de materia gris de quienes las portan, una suerte de marca para imbéciles que la comunidad sociópata rojarojita ha estandarizado para justificarse.

Como no pensar en usar ansiolíticos si caminar en la calle es un asunto de extrema valentía, el motorizado bien puede ser una persona trabajadora como un asesino en potencia, el señor o la señora que caminan por la acera igualmente podrían serlo, los jóvenes son víctimas fáciles de secuestro para cualquier fin malévolo pues ni los pobres se salvan, los militares con su bozal de arepas ya ni de gente pueden ser calificados, los policías pues aparentemente son bandas armadas santificadas por su placa además de protectores oficiales de cuanto malviviente poderoso camina y respira en esta tierra de maldad institucionalizada, eso sin mencionar la volatilidad de los sueldos y la pobreza obligada en la que vivimos, ya ni meterse a alcohólico es posible pues los licores son carísimos.

Apenas pueda me daré una vuelta por los consultorios populares, pediré una cita con un psiquiatra (ellos son los que recetan químicos) y le rogaré que me mande algún coctel que me vuelva ecuánime, para que dejen de importarme las cosas que no puedo obtener y quizás así vea la salida que no he podido encontrar, saludos desde mi esquina.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback


domingo, octubre 26, 2014

Alí babá y su ministerio


Revisando las redes sociales uno se entera de muchas cosas, aunque la verdad igual toca leer bastante y bucear entre líneas para más o menos adivinar como va realmente el asunto, total, en este estado de indefensión ciudadana donde la violencia soterrada o evidente está justificada desde las altas esferas del poder cualquier cosa puede pasar y pasa.

Hace un par de días, con la poca elegancia que los caracteriza despidieron en cadena nacional a el ministro de “Interior y Justicia” quien de verdad y sin ánimo de  ser excesivamente duro parece que cuidaba los interiores de sus jefes sin tener muy en cuenta la parte de la justicia, dejando un reguero de muertos y presos a su paso, con el agravante de hacer pública y notoria la relación entre los fulanos “colectivos” y quienes deberían perseguirlos. Desde hace varios años vienen formándose “colectivos” de todo tipo, desde grupos de fotógrafos, unas cosas espantosas llamadas redes de arte popular y cientos de otras denominaciones, tengo la impresión de que a la sombra de aquellos grupos organizados, los jefesotes que más parecen pranes que gente, que siempre fueron partidarios de organizar unas fulanas milicias populares para “defender” la revolución.

Aunque mirándolo desde un punto de vista lógico (la lógica de ellos claro) tener un cuerpo armado, con gente que poco le importan las formas, que matar es divertido y además están siempre a la orden para cualquier eventualidad, con iniciativa, conocimiento de las calles junto a una movilidad difícil de detener, son unas cuantas cualidades interesantes para cualquier cuerpo armado que se pretenda formar, sobre todo barato pues no genera sueldos ni ningún otro desembolso más allá de las balas, las armas y esas motos baratas que usan todos.

Lo que nadie pareció ver con antelación es que esos fulanos no son nada de fiar, mientras están felices con su poder, colaboran en todo, cuando se ven amenazados  responden con violencia, aun cuando esto presuponga ponerse en contra de sus amos naturales, además arma y moto que es la dupla de la defensa de la revolución también son herramientas de trabajo  con las que cometen sus crímenes al amparo de sus jefes, cosa que los hace intocables hasta la semana antepasada, cuando mataron a un diputado.

No quiero hacer conjeturas que ya son de voz publica, la verdad eso ya ni interesa, sin embargo llama la atención como mataron a varios de los integrantes de algunas de esas asociaciones delictivas que llaman “colectivos”, al poco tiempo botan al fulano ministro, en cadena nacional y de la manera más grosera posible, como para que no quede duda de que la orden ha sido dada, según varios conocidos eso realmente fue un “mensaje a garcia” para con los colectivos capitalinos y así bajar un poco la intensidad de las posibles represalias.

Tengo casi que la certeza de que ya se les fue el monstruo de las manos y ahora (como siempre) buscaran a quien culpar, lo más “gracioso” es que conocen la forma de evitar que sucedan más tragedias pero eso a su vez les restará piso político que los sostenga, sobre todo a nivel internacional pues quienes los sostienen son los fanáticos de los más bajos estratos socioculturales, esos que ya perdieron la esperanza y de tanto pasar hambre y miseria cualquier migaja les sabe a banquete palaciego, además de que su capacidad de olvido es algo realmente pasmoso llegando a creer cualquier patraña como letra santa.

Sabemos hacia dónde vamos, la verdad con golpes a las rejas, marchas, bailes y otras sandeces no vamos a llegar a ningún lado, tampoco es que uno esté dispuesto a batirse contra el plomo, pero si como grupo nos defendemos, que de por si es defender el derecho a la vida que está escrito en la constitución de papel higiénico que siguen desde Miraflores, no vamos a tener ningún avance cuantitativo, sobre todo con gente que se asocia a matones, narcotraficantes, ladrones y gentuza de toda calaña, nunca jamás jugará limpio.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback




viernes, octubre 24, 2014

La guerra económica


La verdad soy calvo sin solución, aunque tengo algo de cabello la verdad he decidido hace años no dejarlo crecer y tener la cabeza rapada para evitar el incordio de tener una franja de piel donde debería estar cubierto de cabello, al contrario de muchos congéneres me siento bastante cómodo, de paso ahorro buen dinero al año en cortes que me hago en casa sin tener que recurrir a ningún barbero. También debo admitir que la costumbre se me está haciendo cuesta arriba pues gastar una invaluable afeitadora es un asunto complicado en esta tierra de escasez, donde una buena afeitadora desechable a veces toca buscarla en el mercado negro pues lo usual es que te vendan unas porquerías que no sirven ni para quitarse la barba de un día sin que te irrites la cara de tanto apoyarla ya que se mella con la primera pasada.

Ciertamente mi condición de calvo desprejuiciado me permite no tener que pensar en comprar champú ni ningún producto de cuidado capilar, sin embargo eso no quita que me indigne leer como un funcionario público dice con desparpajo y el caradurismo natural de su condición que “Si tenemos que dejar de lavarnos el pelo, lo haremos” (http://globovision.com/si-tenemos-que-dejarnos-de-lavarnos-el-pelo-lo-haremos/) , hablando a su vez de una fulana guerra económica que ya no se creen ni ellos, cuando sabemos de sobra que el estado es quien supervigila todo lo concerniente a la producción nacional y que entre sus virtudes nunca jamás se ha podido comprobar probidad alguna en sus gestiones.

Si todo fuese normal, y quizás tuviéramos algún bloqueo tipo Cuba, podría pensar en que hubiese algo de cierto, pero cuando todos los medios internacionales reportan que Venezuela es el peor país para hacer negocios, además sabes que no hay divisas pero por si fuese poco se roban descaradamente una millonada en dólares por parte de “empresas fantasmas” que “casualmente” dirigen varios capitostes de la fulana revolución, sabes que la cosa no es nada de guerra económica, es estupidez supina, aumentada desde un poder que está amparado en la impunidad más descarada de nuestra historia republicana, dejando a cualquier otro desfalcador de las arcas nacionales como simples rateros de terminal de pueblo.

Si se pudiera considerar algo gracioso, las declaraciones de los funcionarios lo serian, pero en vista de la seriedad de las consecuencias la verdad que más que reír provoca llorar, una extraña mezcla de rabia, descontento, impotencia y tristeza.

Al final da como pena incomodarse por que tal o cual marca de algún producto de cuidado personal no existan en los anaqueles, pero es una advertencia de lo que tenemos acá. Sí, soy calvo y no uso nada de eso, pero tengo hija, novia, tías, familiares y amigos que no son calvos, no sé ustedes pero a mí me gusta que mi hija luzca su cabellera cada vez que puede y mi novia también, además se supone que uno trabaja para poder tener las cosas que bien prefiera en su casa y verse tan bien como se pueda, no es posible que entre tanta porquería ahora también nos tengamos que aguantar andar mal olientes y desaliñados porque una sarta de inútiles ha destrozado nuestra economía, además tengan la desfachatez de dar declaraciones culpando a terceros.

Si les soy sincero ya casi que ni me importa quien gobierne, al final los políticos en su mayoría buscan lucrarse del producto del trabajo ajeno, como decía el General Gómez “El problema no es que meta la cuchara en el erario nacional, el problema es el tamaño de esa cuchara”, estos “amigos” tienen una pala mecánica y a nosotros nos toca lo que se desprende de ella, como despojos y miserias que no saben de estudios universitarios ni de empleos decentes, más bien se premia la mezquindad, la rapiña, el saqueo del erario nacional y como únicos requisitos son el de la fidelidad perruna y la cara dura para asegurar cualquier estupidez como si un discurso de recepción del premio Nobel se tratase.
Para terminar me gustaría saber si los hijos, esposa, novia, amante, amiga, hermana o lo que sea que tenga el fulano ministro se lava el cabello con jabón azul, de ese que huele a grasa rancia y que uno ya ni usa para bañar a su perro, o es que el cupo cadivi le da para importar el galon de Pantene a tres dólares cincuenta junto a toda la línea de cuidado personal que en otros países es casi que regalado, seguramente las mujeres de su entorno usan “Kerastasse” como lo hacían mis tías en la época en que eran “ricas y famosas”, mejor lo dejo hasta acá pues la sarta de insultos que se cuela entre mis neuronas dejarían muy mal a mi formación como profesor de Lengua y Literatura, pero ustedes queridos lectores pueden imaginar con absoluta libertad y acomodar los insultos que mejor les convengan a la sarta de disminuidos mentales que “trabajan” para el estado de este país donde la patria ya huele a excretas y es sinónimo de miseria.
Saludos desde mi esquina.
José Ramón Briceño, 2014

@jbdiwancomeback

jueves, octubre 23, 2014

El diablo anda suelto


Pensando como siempre en esta extraña situación pre-apocalíptica en la que vivimos los venezolanos, uno se pregunta muchísimas cosas, de hecho hasta he llegado al extremo de pensar que estoy equivocado de medio a medio en mis apreciaciones, pues la verdad últimamente han dejado de agradarme muchos de los actores opositores pues sus acciones, bien sea por omisión o por estupidez dejan mucho que desear.

Desde mis tiempos de universidad he tenido que cargar con el “estigma” de parecer un tipo de izquierda, sin embargo los de izquierda me rechazan pues me es muy complicado tragarme sus boberas revolucionarias que suenan tanto a panfleto estupidizador y me dan tan mala espina que se me dificulta ser un fulano de esos “fieles” al ideal, además la ignorancia selectiva que presentan los amigos en cuanto al fracaso de esa ideología ya los ponen fuera de mi alcance, la derecha ultrosa no me es más simpática, eso de tradición, moral y buenas costumbres  me suenan casi que a cantaleta militarosa que, como decía mi abuelo, no te lava el cerebro te lo llena de excretas (para ponerlo en palabras bonitas), ellos solo difieren de la izquierda pues “respetan” la propiedad privada pero todo lo demás les huele a herejía y como tales pretenden quemar a todos en una gran pira.

La historia está llena de ejemplos, es más, alguno de los grandes escritores de Latinoamérica dijo alguna vez que la izquierda y la derecha se dan las manos en la espalda, en otras palabras más criollas, son versiones del mismo fulano pero con distinto disfraz, en ambos casos una elite se apodera de todo y no permite que nadie se salte sus esquemas, por ejemplo, realmente a nadie se le impide salir del país (aun) pero te ponen los pasajes tan caros y tan escasos que se hace complicado el intento, sobre todo para el ciudadano promedio que apenas gana lo suficiente para comer (como más del 95% del país), no hay censura oficial pero si no publicas loas al régimen lo más factible es que ni papel para imprimir en formato A4 puedan tener los pocos medios no oficialistas que quedan, amén de que los anunciantes cada día escaseen más pues lo mismo aplica para las divisas o la importación de repuestos para maquinarias o simplemente para reponer el stock de sus empresas, si es por las redes pues ya es público y notorio que existen unos cuantos tuiteros presos por escribir 140 caracteres por vez sobre las idioteces gubernamentales, la lista es larga, así que lo voy a dejar allí.

La derecha no hace menos, sin embargo he de reconocerle al bárbaro malvado del tal Pinochet, quien debe estar ardiendo en la paila número 13 del primer círculo del infierno junto a la pléyade de mandatarios cuyos gobiernos estuvieron bañados en sangre (quizás hasta comparta cuarto y castigo con el galáctico, uno nunca sabe) pero en este caso dejó a Chile con una economía que de verdad envidio, una nación siempre en crecimiento y si me pongo a comparar 40 mil muertos en 20 años es mucho menos que los 150 mil de estos últimos catorce donde se supone que ya deberíamos ser una potencia que bebe agua del Guaire y se baña los fines de semana en el lago de Valencia.

En cambio por acá la cosa se ha tragado la vida de cientos de miles de mis compatriotas y todos los días se suman varias decenas sin hablar de los otros muertos por la desidia de las autoridades sanitarias. En serio, si la gentuza esa que gobierna mi país no fuese tan bruta y mal intencionada yo hasta podría creer en ellos, pero quienes expropian el 80% de las tierras cultivables para dejarlas perder sin siquiera sembrar caraotas, los rebaños se han perdido en su mayoría poniendo la carne vacuna fuera del alcance de todos, además de la desaparición de muchos productos de primera necesidad, sin contar claro con esta feroz devaluación y el asesinato con premeditación alevosa de todo el aparato productivo, además de verdadero magnicidio que está incluido en esa lenta agonía de la única industria nacional que nos representaba “PDVSA” si no me creen miren que en casi cien años jamás habíamos comprado petróleo a ningún país extranjero, hasta la semana pasada.

Ahora enfrentan sus propias filas, veo todo extremadamente mal, ya no es que en estos momentos de mi quincena lo que queda es el recuerdo, es que de paso no hay salidas posibles, ya se nota el descontento en todos lados, el hampa que alguna vez se hizo aliado del estado ya se está distanciando pues en estos días han matado a varios, hasta un diputado ha muerto de una forma bastante macabra y la explicación oficial es un buen guion para una película malosa de esas de espías de los años 80 pero que en estos días, con esta situación no es muy creíble que digamos, tanto así que los funcionarios del estado han entrado en pánico y ofrecen “pruebas” de lo efectiva de su gestión, desde “Museos” con armas incautadas en los penales, invocaciones a la paz, el amor y la buena voluntad por si se asoma el virus ebola por estos lares, maldiciones en do mayor para la tal derecha inexistente y cualquier otro chivo que les de la “sensación” de poder ser expiatorio, amanecerá y veremos, por lo pronto, igual no me comeré las tres latas de lo que sea que tengo en mi despensa, la próxima quincena compro tres más y así sucesivamente pues el diablo anda bailando en todas las esquinas.
José Ramón Briceño Diwan

@jbdiwancomeback



martes, octubre 21, 2014

Ebola

Hace días se viene comentando, no sin cierta dosis de pánico el asunto del virus “Ebola”, la verdad yo también estoy al borde de un ataque de nervios con todo eso, ¿la razón?, simple, si comparamos nuestra estructura sanitaria de una vez sabremos que la cosa será mala, si a eso le sumamos que muchos de nuestros ciudadanos viven en condiciones poco menos que infrahumanas, sin higiene, ni estructura sanitaria adecuada y como si fuese poco subalimentados a fuerza de harinas que son las que más rinden pues los pronósticos serian apocalípticos.

En Venezuela hay una epidemia de un virus menos malvado que han dado en llamar Chicungunya o algo similar, en mi casa todos lo hemos sufrido y mucha gente queda con secuelas (incluida mi persona) sin que nadie tenga ni por asomo una cura realmente efectiva ni el estado presente alguna alternativa razonable, ciertamente el virus por si solo no es mortal pero si le sumamos alguna dolencia, lo más factible es que esta dolencia haga eclosión llegando a matar al paciente, varias personas cercanas a mi entono tienen familiares que han muerto a consecuencia del fulano virus.
Si con este virus que no es tan malvado como el fulano ebola de vaina no nos hemos muerto muchos, ¿Cómo sería de espantosa una epidemia de algo ciertamente una centena de veces cuando menos peor que el chicuncucosa?, no lo sabemos con certeza pero tengo la impresión que no hay nadie en su sano juicio que no sienta un escalofrío cuando piensa en esa posibilidad mortal. Lo peor de todo es que la ministra de sanidad solo da respuestas tipo Conni Mendez “Enfrentaremos el ebola con amor” “ y cosas por el estilo, pero ni de vaina se ve nada realmente firme para ese mal.

Volviendo al tema del chicuncucosa , es que se ha tomado muy a la ligera en toda latinoamerica, por eso mis reservas ante el panorama del fulano ebola, por ejemplo, una vecina viajó al Argentina en fechas recientes con el mal en pleno y allá lo pasó también su madre quien la acompañaba en el viaje, con ese ejemplo uno piensa acá, de necio y todo, ¿Qué pasaría si algún “Revolucionario” de esos que viajan a cada rato, se contagia del virus por allá en el extranjero y se viene a pasar tres días en Choroní, la verdad es que Stephen King se queda pendejo con las posibilidades dramáticas de solo pensar tal caso, de seguro el Ebola matará a quince millones de compatriotas antes que baje su intensidad, imagino que dejará de matar solo por puro aburrido de matar así, por gusto, sin nadie que le ponga reparo.

Fíjense queridos lectores, si en Estados Unidos, que al parecer todos los centros hospitalarios parecen los de la tele, que tienen medidas extraordinarias siempre en contra de cualquier cosa similar, que no tienen escasez de nada, se les muere un paciente contagiado, como será acá en nuestro país que no se encuentra ni acetaminofén para una fiebre común y silvestre, tampoco se encuentran cientos de medicinas para cosas peores que cualquier virus como el CANCER para nombrar una dolencia, que los hospitales en muchos casos no tienen ni siquiera agua corriente, no sé, pero la “gripe española” se quedará corta en su malignidad si la comparamos con estas cosas.

 A pesar de que los venezolanos, de tanto convivir en esta zozobra eterna, nos creemos inmortales  entre las balas, los estafadores, la escasez, los malísimos servicios públicos, el hampa que ahora se parece tanto a lo que dan en llamar ley, los funcionarios que persisten en asegurar sus mentiras a pesar de que su falsedad es más que pública y notoria, en mi caso me siento un símil del soldado esperando la orden de su sargento para entrar en la línea de batalla, deseando no ser muerto pero sin posibilidad alguna de escape cierto.
José Ramón Briceño, 2014

@jbdiwancomeback


lunes, octubre 20, 2014

Caras vemos, ciudadanos no sabemos


En este país uno está acostumbrado a desconfiar hasta de las sombras, no sé si es asunto de la crisis, desesperación o alienación colectiva, es que todos parecen querer sacar ganancia por todo y de no ser así, en el peor de los casos atracarte o alguna cosa similar, el asunto es que nada es gratuito ni de “amigos”. Eso es palpable en todas partes, desde los sitios de trabajo, las escuelas, las calles, los autobuses y hasta en el abasto del portugués que si te distraes te cobra de más.

Hace un par de semanas andaba con mi novia y el carro comenzó a fallar, nos quedamos accidentados, mientras recibíamos cornetazos y de seguro algunas mentadas de madre por estar deteniendo el tráfico en una avenida, era un viernes a la seis de la tarde, yo empujaba y mi novia maniobraba el carro, se acercó un motorizado, cosa que me puso en guardia, al final el hombre me ayudó a empujar el vehículo de puro amable que es, pero la costumbre dicta que toca tenerles miedo, uno jamás sabe cuándo el diablo anda suelto.

La verdad no sé nada de mecánica, es más, no tengo licencia tan siquiera pues no me agrada el estrés de cargar con la responsabilidad de no poder entretenerme en lo que me provoque, pero así uno no quiera con el paso de los años algo se aprende, a primera vista descubrimos el fallo, llamamos a alguien que nos pudiese auxiliar y guardamos el carro. Al día siguiente salimos al peregrinaje por la pieza que se dañó. Lo primero que me llamó la atención fue que en tres cuadras y siete  ventas de repuestos automotrices tenían diversas versiones del mismo repuesto pero misteriosamente había una diferencia notable en precios entre el primer local y el ultimo, algo así como un 50% en promedio entre uno y otro local, más un recargo del 10% por usar la tarjeta de crédito para pagar, lo más impresionante de todo es que la fulana pieza “viene sin tornillos”, los vendedores de repuestos o sus empleados los retiran de los empaques para luego venderlos en 300 bolívares que representa casi el 20% del total del valor de la pieza mecánica, todo un atraco.

Llamamos a un mecánico que va a domicilio, el hombre cobró su tarifa normal para moverse a hacer reparaciones, en este caso solo tenía que quitar un par de cables y reconectar el fulano repuesto, ajá, no hay tornillos, es sábado, son las cuatro de la tarde (todo está cerrado) así que toca esperar al lunes, cuando el mecánico me da la pieza dañada, descubro que está marcada por un lado con una palabra muy fea (shit, en inglés creo que saben lo que significa), le pregunto a mi novia si esa pieza no la había comprado hace unos tres meses cuando mandó a reparar el motor de su carro, ella me contesta que si, por lo que deducimos que el mecánico le puso la pieza nueva a otro carro y a este le colocó una reconstruida por lo que con los días explotó, pero no es solo eso, casi estoy seguro que la conectó con un par de alambres pues de los tornillo originales no quedó ni el rastro.

En resumen, lo único bueno  de toda la aventura fue descubrir que no todos los motorizados son unas bestias desagradables, también hay gente amable entre ellos, lo peor fue descubrir que la gente supuestamente honesta (vendedores y mecánicos) que viven de prestar un servicio, son unos viles ladrones, no puede ser que un mecánico sea tan descarado de robar el dinero de sus clientes colocándole piezas dañadas a pesar de cobrarlas como nuevas y los vendedores ávidos de ganar más “comisiones” se roben cosas como los fulanos tornillos, tan “insignificantes” en apariencia y tan necesarios en la realidad. Quizás a algunos les parezca una insignificancia, sin embargo si en mínima escala todos quieren robarte una igualmente mínima porción, a gran escala explica mucho de lo que nos sucede como nación.

No sé, a veces pienso que es que uno es en exceso exigente, luego recuerdo que yo me niego a robar a nadie de ninguna manera, hasta si me dan un vuelto de más lo devuelvo, así como he devuelto sin pedir recompensa una cantidad considerable de celulares sin importar cuan lujosos son.
La cosa es que estamos llenos de gente pero no de ciudadanos, mientras no seamos un país de ciudadanos, el carnecito, la palanca, la corrupción, la comisión y el pillaje seguirán siendo los anhelos de muchos, mientras la minoría en la que me encuentro sufrimos los embates de vivir en este país y de seguro terminaremos adictos a alguna “pastilla mágica” que nos baje el estrés de todas maneras acá si no te jode el chingo lo hace el sin nariz.
José Ramón Briceño, 2014

@jbdiwancomeback

domingo, octubre 19, 2014

El discurso oficialista


En estos últimos años me he enfrascado en ejercitarme mentalmente para poder pensar que en algún momento pudiere sumar a mi currículo la faceta de “escritor”, casi todos los días produzco algún texto, es más, hasta una novela corta tengo escrita, pareciera que la cosa no se me da tan mal, tengo que confesar que eso me tiene tan entusiasmado que hasta la fotografía la tengo relegada, para escribir solo necesito mi PC y en el peor de los casos, lápiz y papel. Es bastante divertido plantearse la posibilidad de escribir lo que a uno le venga en gana, hasta el hecho de escribir de manera tan “seria” mis embustes que muchos hasta se lo creen, en el caso de la ficción, cosa que en ocasiones me asusta pues obliga a uno a constatar la candidez de tanta gente que se traga las mentiras en bites que uno sin pararle mucho a lo ficticio que pueda parecer.

Aunque también debo admitir que eso de la envidia no se me da muy bien, me quito el sombrero con el equipo de producción de los embustes presidenciales, no es asunto de andar fabricando teorías conspirativas tipo “Roswel”, es que los tipos se fuman unos argumentos halados de los pelos, que los funcionarios (para no dejar “solo” al presidente en su cosa)leen y comentan muy circunspectos ellos, quizás lo más increíble es que el bajo pueblo, bien sea por ignorancia, por crédulos o simplemente para no aceptar que están más pelados que rodilla de chivo repiten hasta creerse cualquier cuento de camino.

Si no me creen lean las últimas declaraciones de los funcionaros sobre el caso Serra, que fue Uribe junto a la derecha internacional y el para militarismo. Déjenme comentarles que la avalancha de puñaladas que le dieron al hombre se parecen más al castigo de una mujer muy dolida que al ataque de unos fulanos entrenados para matar, si así fue la cosa en realidad mal veo a los tipejos esos (no es que me agraden pero yo siempre creo que quienes tienen ese oficio tan feo de ser matarifes cuando menos deberían ser serios). Hace unos días escuché decir a dos personas de aspecto humilde que la epidemia de Chicungunya era un ataque químico que la Polar inoculaba virus en los paquetes de harina de maíz precocida para contaminar a toda la nación y así dañar el gobierno de Maduro, por supuesto en esa conversa no faltó la expresión “que bolas” y el otro le contestó “sí, es cierto, eso me lo dijo el camarada fulano quien es un tipo bastante [estudiado]” (que fue a la universidad)”, antes de decirles cuatro cosas francamente insultantes a esos dos individuos, me puse los audífonos y me fui caminando calle abajo escuchando los acordes de “Cerca de la revolución” del maestro Charly Garcia.

Las fabulas oficiales se pueden contar por cientos, desde aquella de “Vamos a ser potencia petrolera” en tiempos donde la comunidad internacional anda desesperada por generar energías alternativas de manera pública y notoria, cuando los esfuerzos de la petrolera nacional deberían estar encaminados a productos terminados que siempre generan más ganancias que el simple crudo, es más han vuelto nada la industria, tanto así que ahora compran petróleo ligero a terceros para no sé qué cosa, pero los justificadores ya se encontraron algún cuento y todos contentos.

Ahora confieso que debe ser  divertidísimo trabajar en esos equipos que arman los guiones, me los imagino como señores muy serios de traje y corbata, que en privado deben vivir una eterna fiesta de alcohol, pastillas, hongos alucinógenos y mucha película para poder fabular, estos a su vez tienen otros señores más serios aun a quienes les pasan mecanografiadas en máquinas de escribir (para evitar el espionaje telefónico) cualquier chorrada que se les ocurra para justificar cualquiera de sus (malos) inventos.

 A veces tengo la sensación que vivimos todos en un gran set de televisión donde se produce un “Reality Show” cuyos guiones son tan locos solo por causar un buen rating, mientras todos nos angustiamos por la situación, los televidentes de alguna otra dimensión se divierten un montón, ojalá algún día pueda tener un éxito de ventas en mis inventos escriturales que me permitan viajar y quien quita si pertenecer al equipo de fabuladores oficiales, por lo menos ganaría más que como profesor además que cuando el trabajo te divierte deja de ser trabajo para transformarse en una excelente manera de ganarte la vida sin esfuerzo.
José Ramón Briceño, 2014

@jbdiwancomeback


viernes, octubre 17, 2014

Todo malo es cobarde


El poder siempre me ha parecido un asunto incomodo, sobre todo el poder político, eso trae una gran responsabilidad, además de los consabidos enemigos gratuitos, imaginarios y merecidos de los que los poderosos, todo un sobresalto el asunto. Puedo acostumbrarme a que uno que otro alumno me odie, es algo natural eso de que uno no sea monedita de oro para ser querido por todos, sin embargo que un alumno te deteste es un asunto con el que todos los docentes hemos lidiado alguna vez, además lo normal es que el odio se disuelva con el tiempo y la madurez (mis profesores de educación física de los primeros años de liceo no se salvaran de mi mala vibra por mala gentes por cierto), en el poder político la verdad no creo que se pasen con los años, tengo la creencia que al contrario, se agrandan con el tiempo.

Lo peor del poder es que es cobarde (como todos los malos según mi abuelita que en paz descanse), tienen gestiones atroces pero apelan a la censura para mitigar la opinión pública, como si de verdad les importase lo que la gente piense, claro, también apelan a la persecución en los sitios de trabajo para impedir que hubiesen ideas diferentes, lo más sorprendente es que muchos son poco menos que rateros como jefes y administradores de empresas gubernamentales y se dedican a pontificar sobre la honestidad, los valores patrios, la fortaleza revolucionaria, el valor del trabajo junto a un montón de temas importantes y que de verdad deben ser impulsados, pero cuando quien te pontifica en público, en su vida privada se le nota por encima un enriquecimiento súbito, el asunto se enrarece un poco.
Últimamente he visto con cierto estupor como van poniendo presa a gente que publica cosas escandalosas por sus cuentas de tuiter, lo más terrorífico es que no son gente realmente importante, es decir, no manejan instituciones, ni tienen millones de militantes, es más, les tiran piedras igual al gobierno que a la oposición y a final de cuentas la verdad no tienen el gran peso en la opinión pública como para justificar su detención.

En vez de una posición de fuerza lo que están proyectando es todo lo contrario, es miedo del bueno, si fuesen émulos de Gandhi o de Mandela, son simplemente ciudadanos que hartos de los que sucede encuentran una vía de escape para liberar tensión, es más, si resulta que Mario Silva podía mentarle la madre a cualquiera o decir en voz alta unas imprecaciones que ponían en tela de juicio la honorabilidad de las progenitoras de mucho opositor y un tribunal dio su bendición por no considerar eso ofensivo, creo que es justo que uno de vez en cuando les grite cuatro insultos por esta vía sin que por ello tengamos que afrontar cárcel, no sé, seguramente el tal Mario Silva es un venezolano de una categoría diferente a la de todos los otros, a lo mejor le dieron el Nobel de la Paz, el Pulitzer o algún otro galardón importante, la oposición siempre envidiosa lo ocultó del conocimiento general y así las personas pensantes le tuviéramos el asco que realmente nos produce recordar a ese fulano.

A lo mejor esos tuiteros con sus mensajes activan un conjunto de drones especializados en atracar, amedrentar y hasta disparar sus pistolas como si lo hacen de manera recurrente los “muchachos” de los colectivos socialistas, seguramente también activan algunos procesos digitales que hacen que escaseen la leche en polvo, el jabón de lavar ropa, el de tocador, el desodorante, las máquinas de afeitar, el azúcar, el café, los libros, las medicinas, los repuestos para los vehículos, seguramente el mismo código activa el aumento desmesurado de los artefactos de computación y toda la línea blanca, además claro de la devaluación del Bolívar.

Seguramente este domingo saldrá una historia bastante truculenta por los medios, un esbirro publicará algún “sesudo” estudio sobre el impacto negativo y la gravedad del crimen de los tuiteros en contra de la defensa de los valores de la nación. Desde mi esquina muchos le sacaremos la lengua y sabremos que opinar no puede ser criminalizado pues cuando lo hacen demuestran lo contrario, una cobardía excesiva como todos los regímenes represivos, cosa que refuerza mi tesis de la maldad de su proceder, pues quien siente vergüenza por sus acciones, denotan ser seres cuya naturaleza es el mal que vive en lo oscuro, entre las sombras.
José Ramón Briceño, 2014

@jbdiwancomeback


jueves, octubre 16, 2014

Viviendo bajo el agua


Desde hace tiempo andaba buscando un símil que describiese la situación en este país, resulta que lo encontré, estamos viviendo debajo del agua, solo que según el estrato socio cultural al que perteneces te ubicará cerca o lejos de la superficie, sin embargo nadie saca realmente la cabeza, todos miramos desde abajo y solo adivinamos lo que está fuera del agua.

Unos se ahogan, otros disfrutan estar en la profundidad donde nadan sin mayor problema, es más, tal como en el mar las criaturas de las profundidades no usan sus ojos, solamente están preocupados por qué comer y si algo se les pone a tiro, cuando no hay salen de cacería y resuelven, no les preocupa en lo más mínimo el futuro ni el asunto este de que las instituciones no sirven para nada más que enriquecer a sus directivos mientras los otros siguen ciegos, sordos y mudos pero con su franelita y su afichito en la sala que (piensan) los librará de todo mal. Curiosamente ellos, los del fondo, han perfeccionado su sistema de buscar alimentos y otras cosas, ya están programados para hacer su cola desde la madrugada en algunos casos, aunque sea para saber si hay razones para tener que hacer cola, desde el gas doméstico, la leche completa en polvo, jabón de tocador, jabón en polvo, champú, desodorante y algunas otras cosas que de ser cotidianas pasaron a ser extraordinarias y mercancía preferida del mercado negro, esas personas son como las Rayas de los ríos, se entierran en la arena hasta que les pasa cerca su presa, ahí se agitan hasta conseguir lo que buscan para volver inmediatamente a enterrarse en el lecho del rio.

Unos pocos imitan a los bagres, solo comen desperdicios, claro hay entre ellos quienes no tienen de otra que mal vivir por cualquier razón, pero muchos hay que prefieren eso a saber que hay otras maneras, les encanta vivir entre excrementos por un asunto de estilo de vida nada más, la vulgaridad extrema les causa un placer solo superado por ese de sentirse poderosos cuando hacen daño a otro ser humano.

Las únicas formas de poder tener la ilusión de que sacas la cabeza hacia la superficie la otorgan las redes y la televisión por cable, sin embargo solamente son las redes quienes te dan noticias más o menos veraces sobre lo que está sucediendo en el país pues los medios entre la censura (unos pocos) y el orto relajado y feliz de sus dueños que se les ofrecen a los jerarcas del régimen, ahora parecen revistas de variedades de un mundo paralelo que no reconozco, ese que se desmiente desde los anaqueles de los supermercado o lo fatuo de los sueldos que se evaporan a minutos de ser cobrados. Tanto así que hasta los vuelos al extranjero han caído en picada, esa es la verdadera forma de mirar sobre la superficie de este nauseabundo mar en que se ha transformado mi país, quienes salen de nuestras fronteras a cualquier otro país (de Latinoamérica para no ponernos exquisitos) donde viven como nosotros a principios de los noventas, sin escasez ni control de cambio, se dan cuenta enseguida de que han logrado escapar de un abismo, quienes nos fuimos y volvimos, lo hicimos por alguna valedera razón pero esos están a centímetros de la superficie, mirando como el cielo está biselado por la tensión superficial del agua, pero al voltear miramos el extraño tono marrón con que está teñida el agua que nos envuelve a todos, solo que en la superficie es menos espesa la tonalidad.

En conclusión, vivimos en un gran charco y las posibilidades de salir de él se hacen más lejanas con cada día que pasa, aunque muchos mantenemos la esperanza, igual esta se hace menor con el tiempo, quizás la solución sea transformarse en bagre solo para reunir suficiente excremento hasta lograr la escalera que te saque del charco, sin embargo quien esto escribe se niega por un asunto de convicciones, ya veremos que sucede, por lo pronto creo que deberíamos ser estudiados por las asociaciones científicas del mundo, es una oportunidad de oro para que otros descubran el proceso por el que las naciones mueren, en nuestro caso de mengua gracias a la inutilidad oficial y al virus de la insuficiencia mental que ha hecho estragos en nuestra sociedad.
José Ramón Briceño, 2014

@jbdiwancomeback

@plurifotos

martes, octubre 14, 2014

Apocalipsis, ahora



El mundo está loco, fíjense, Corea del Sur y Cuba forman parte del comité de derechos humanos de la ONU, USA ahora es un aliado estratégico de Irán por aquello de la guerra contra el Isis, por primera vez desde el final de la segunda guerra mundial hay conflicto en los países petroleros del medio oriente y aun así el petróleo va a la baja, los Chinos no han podido repetir la carnicería de Tianamen con estos estudiante de Hong Kong, el Ebola está en los Estados Unidos y ya reclamó la primera víctima, por cierto, los Norteamericanos que se ha erigido en luchadores acérrimos en contra de las drogas ahora legalizan algunas en varios estados, Venezuela de país rico y megaproductor de petróleo se ha vuelto en un país más pobre que Haití y así la lista sigue solo para ponerse más rara la cosa.

Llevo varios días dándole vueltas a un pensamiento recurrente. Resulta que a mí me crio mi abuela paterna, una señora muy venezolana es decir, plena de contradicciones, en una época esa católica practicante visitaba los cultos evangélicos, leía sobre metafísica (antes de enterarse que Conni Mendez se había suicidado) creía en fantasmas, iba a misa de vez en cuando y además alguna vez visitó algunos videntes y leedores de tabaco, solo para que al final de su vida decidiera que Dios hablaría con ella desde cualquier pate y jamás volvió a misa ni por obligación, en fin tuve una formación religiosa bastante amplia.

Me ha dado por pensar que estamos viviendo en el infierno y no nos hemos dado cuenta, resulta que jamás la humanidad ha tenido tantos humanos al mismo tiempo viviendo y muriendo acá, si nos ponemos religiosos resulta que pone a pensar de donde ha salido tanta alma para ocupar los ocho mil millones de humanos que viven en la tierra, quizás son las almas de todos los muertos de los últimos veinte mil años que los han mandado de vuelta para su última evaluación antes de decidir si ascienden de plano o se quedan clavados en el otro infierno de por vida.

Es la única explicación lógica para que el mundo esté tan loco, la maldad ahora es un asunto cotidiano, tanto así que uno tiene miedo hasta del ser amable que te presta ayuda pues no sabes con que cosa te va a salir después, las noticias narran crímenes atroces, si no  me creen revisen las redes para que vean las caras de felicidad de algunos cuando posan con las cabezas que acaban de cortar, busquen información de cómo la están pasando en el África negra donde entre las enfermedades y los dirigentes enfermos la cosa es espantosa, mientras esto escribo seguramente en el mundo están muriendo miles de personas por las causas más absurdas, en mi país seguramente están asaltando a varias personas que se dirigen hacia sus empleos, decenas de familias están llorando algún familiar recién muerto a bala, puñal o de enfermedad (que en otras partes sería controlable pero que acá no hay con que curarlos), seguro unos imbéciles están contaminando el mar o el rio con desechos tóxicos y un funcionario está dichoso pues ya le depositaron su parte en la cuenta panameña, algún cura parroquial está esperando el desayuno que le hará su novio menor de edad, el pastor evangélico está planificando su mes de vacaciones en algún burdel del caribe con los diezmos de su congregación que por cierto cree esa historia de que se va al desierto del Sinaí a meditar sobre el mundo y sus avatares, unos padres están planificando la ablación de sus hijas, en China e India seguramente están muriendo ahogadas cientos de niñas solo por tener el descaro de no haber nacido niños, así un largo etcétera de cosas malvadas que pasan sin que al parecer a nadie se le ocurra intervenir y ni tan siquiera a Dios le dé por manifestarse (si es que existe claro).

En vista de lo anteriormente expresado creo pertinente esa explicación, la verdad creo que estamos muertos y nadie nos lo ha dicho, estamos en esta extraña tierra haciendo una suerte de examen antes de volver a “morir” para que los jueces a lo “American Idol” decidan qué hacer con nuestras almas, de paso le han dado licencia a algunos demonios para divertirse a nuestra costa, por eso en algunos casos las locuras se salen de madres, lo peor es que después de ver tanta película sobre el fin del mundo nadie más se ha dado cuenta que se está acabando de a poquito. Vivimos en el apocalipsis.
José Ramón Briceño 2014
@jbdiwancomeback