Hace
días viene rodando la noticia de un tal ballet llamado “De arañero a libertador”,
supuestamente en honor al comandante galáctico, como bien saben no soy
admirador del fulano ni de sus acólitos, pero viendo la cosa desde afuera ese
asunto del ballet más que homenaje parece una burla, estoy casi seguro que si
el hombre siguiese vivo no permitiría, bajo ningún esquema que lo “inmortalicen”
de tal manera, dudo que ningún protomacho de esos que andan acusando a otros de
“mariconsones” quiera que amariconeen la imagen con los contoneos y devaneos
propios del ballet.
Hay
jaladores de oficio que ni siquiera tienen el sentido común de hacer las cosas
bien, vale que le hagan los homenajes que les dé la gana, pero de ahí a que la
jaladera se le noten tanto las costuras hay un trecho largo en cuanto a los teóricos
valores artísticos de la pieza. Entiendo que de alguna cosa tienen que vivir
los pocos que dicen hacer “arte” patrocinado por el estado, eso sabemos que es
pura paja para distraer más que para enseñar alguna cosa importante, sin
embargo tengo la certeza de que tras el arte ha de existir un proceso de
pensamiento más allá de las “cosas bonitas” y quienes tienen ese oficio deben
ser gentes de profundas reflexiones, aunque los bodrios “artísticos” como el
tal ballet se multiplican por doquier.
Hoy
alguien me preguntaba sobre un tal fotógrafo con quien por cierto mantengo una
profunda enemistad, aparte de que el fulano tiene los humos más allá de sus
capacidades, igual toca admitir que el tipo es buen fotógrafo, sin embargo, una
vez fue jefe de reporteros gráficos de un medio nacional, donde una mañana el fotógrafo
de planta retrató a un soldado de guardia presidencial pateando a una de las
tantas señoras que pernoctaban en Miraflores para obtener algún favor divino
del galáctico en tránsito, con tan mala suerte que el fotógrafo no desconectó
el flash y otro esbirro vio el destello, inmediatamente una comisión se
apersonó en la redacción y el fulano, en vez de respaldar la imagen, le entregó
la tarjeta de memoria al milico, quien por supuesto borró las imágenes, como única
defensa en “enano” (así saben los entendidos de quien hablo) dijo que “el miedo
es libre”, lo que no explicó a nadie fue que recibía un sueldo del extinto
CONAC (comisión nacional de cultura) por algún trabajo que hacía por aquellos
tiempos, desde ese día, quizás ni sepa quién soy, aunque tenemos amigos en
común, no me corto ni un poco en explicar las razones por las cuales detesto al
fulano.
Tengo
la idea de que cuando eres jefe, tú mayor responsabilidad es el sitio donde
trabajas, tenían un “tubazo” que dejaría al descubierto la pantalla
gubernamental , además tocaba proteger a un compañero y colega, sin embargo el
tipejo entrega el material con una sumisión difícil de entender.
Todo
esto viene a colación pues a pesar del ideario político, creo que la gente
tiene que trabajar correctamente, si eres coreógrafo o bailarina, tramoyista,
escritor, fotógrafo, pintor, muralista, acuarelista, poeta, libretista, actor,
director, cineasta o lo que sea que hagas que tenga que ver con la cultura, en
cualquier escalafón donde te toque trabajar, debes tener la dignidad de por lo
menos no hacer propagandas ni ridículos así pues tengo entendido que la que
distingue a un “intelectual” de la gran masa es precisamente su capacidad crítica
ante cualquier evento, rebajarse hasta cotas tan rastreras para que tus jefes
no piensen en sustituirte por sus hijas, primas, primos, amantes, amigos o
amigas desempleados, sabiendo que quienes toman las decisiones sobre la cultura
nacional no pasan de pensar que “La Burriquita” es la expresión máxima de la
cultura nacional, es decretarse la muerte en eso de la posteridad, tu obra no
sobrevivirá al tiempo y pasaras al olvido como la porquería que jamás quiso
ser.
Entiendo
que la vida del artista es difícil, sobre todo en este país donde a nadie
parece interesarle mucho el asunto, se por experiencia que no siempre la cosa
es grata, que el sueldo se agradece y que de paso todos quieren tomar ventaja
de la situación de muchos, exigiendo sus capacidades por poco, puedo entender el desespero de muchos, lo que de
verdad no entiendo es ser sumiso y hacerse la vista gorda solo por un sueldo,
la vida sin dignidad no es vida.
José
Ramón Briceño, 2014
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