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martes, diciembre 02, 2014

Venezuela y la corte de los milagros

Mientras uno va envejeciendo se da cuenta de muchas cosas, las excusas cada día molestan más, así mismo uno se va creando una suerte de “sexto sentido” para detectar las mentiras al vuelo, quizás es este país lleno de “vivos” que se sienten muy inteligentes cuando logran engañar a cualquiera, todos quieren un carnet, una historia “heroica”, una salida “original” así eso presuponga más perder que ganar, por eso, entre otras cosas, la institucionalidad jamás ha sido algo que dure mucho, acá hasta las leyes son de uso momentáneo a menos claro que le de alguna ganancia a alguien.

Esa fama de mentirosos míticos va desde el alto gobierno hasta las calles, basta montarse en un autobús para que en cada tramo de la ruta se suban varios a mendigar “una ayudita para un niño con cáncer”, “una ayuda pues no encuentro la medicina para mi hijo autista”, “ acabo de salir de la cárcel y necesito volver a mi casa”, “el hogar de sanación del cristo de la mata de mango ardiente ayuda a la rehabilitación de jóvenes con problemas de alcohol y drogas, como no tenemos ayuda del gobierno necesitamos de su aporte, alabado sea dios”, “soy un padre de familia que no encuentra trabajo y necesita llevar la comida a la casa” , este último tiene varias modalidades, pañales, leche y hasta la comida del día. Hay veces que si el tal mendigo no recibe nada, en la cuadra siguiente se sube otro menos amable, cuchillo o pistola en mano haciendo leva de todo lo de valor que tengan los pasajeros y dice a voz en cuello que eso sucede porque la gente de ese bus no “colaboró” con su hermano.

Hablo de la mentira pues a algunos de esos “sufridos” padres los he visto en las licorerías foráneas del centro tragándose la limosna en cerveza, rodeados de funestos personajes que tienen estampa de fumarse todo el crack que se pueda. Hasta hay una mujer con un tumor inmenso en la cara, ella alega buscar dinero para operarse sin embargo, más de una vez vi a gente dándole tarjetas para atenderla gratis y operarla en algún hospital local pero tiene más de 15 años pidiendo limosna, lo que ha variado es el modus operandi, ya no se sube en los buses, ahora se para en los semáforos.

Venezuela al parecer se ha transformado en una sucursal de “la corte de los milagros” aquella de Oliver Twist, donde ser mendigo es una profesión decente, la verdad es que ellos me dan cierta envidia pues ganan más que yo, se de uno que tiene su punto estratégico en una esquina bastante concurrida, el señor no tiene piernas y se mueve entre los carros con una patineta que empuja con las manos, se de buena fuente que el señor tiene casa de dos pisos, carro especial para su “discapacidad” , cuatro hijos y vida más o menos holgada, todo eso a punta de extender la mano a quienes esperan el cambio de luz del semáforo.

Cuando uno mira eso y se comienza a preguntar cómo (aparentemente) todavía el gobierno tiene apoyo de eso que llama pueblo, la respuesta es simple, al pueblo le encanta que le regalen, eso del trabajo, el estudio y el conocimiento le incomoda, siempre será preferible la vida miserable pero fácil de levantar la mano y pedir, jamás mucho pues de otra no te lo dan, sin embargo de a poco se siente igual de bien. Los monstruos asesores estatales saben que ese pueblo ya no tiene más sueños que comer pollo los sábados, un plato de pasta con salsa de cualquier vaina en los almuerzos, desayuno y cena de arepa, quincena de cerveza a puerta de licorería, sábado en la noche de licor, reguetón, salsa erótica o bachata a volumen inaudible bañado con cualquier licor, eso basta para hacer felices a las mayorías.

Cuando esto escribo me siento un exagerado pero viendo algunas cosas como la obligatoriedad de aprobar a los alumnos de educación básica, la eliminación de las materias científicas (matemática , física, química y biología) del pensum básico con la excusa de que eso no es necesario para la vida, la pretensión de “democratizar” el acceso a la universidad para asegurar cupos en el sistema de educación superior a los egresados de esa máquina de fabricar ignorantes llamado sistema educativo bolivariano, las excusas gubernamentales para justificar su bestialidad en materia económica y fiscal, la muerte del aparato productivo, el desmantelamiento de nuestra única fuente de ingresos nacional  que sin hablar de cifras, cuando te enteras que ahora compramos petróleo y combustibles en vez de producirlos no hay mucho que especular, las colas por días de cientos de ciudadanos para comprar cualquier electrodoméstico, los buhoneros vendiendo a precio de oro lo que en los supermercados no está,  como para cerrar ves a un ministro diciendo que eliminaran la ciencia que no le sirve al pueblo. Constatas que “esto se lo ha llevado el diablo”.

Como si fuese poco vivimos en guerra, donde la ignorancia campea también lo hace la violencia, muchos piden un conflicto que queme en una hoguera cualquier vestigio de la revolución, creo que vamos tarde, ya la revolución está quemando a quienes creemos en el progreso, el trabajo y el estudio como fuente de futuro, cada día cientos de balas se llevan a cientos de compatriotas, la guerra vendrá por no por política, será cuando los mismos engendros armados por el gobierno miren a su alrededor y decidan que quieren lo del estado, hay quien aplaudirá, yo lloraré pues estaremos atrapados entre dos fuegos, sin que nadie pueda defendernos, a menos claro que nos organicemos, amanecerá y veremos.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback




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