Ayúdame con un click

miércoles, diciembre 24, 2014

Deseo de navidad

Nunca entendí la razón de que el día festivo fuese el 25 de diciembre, si yo esperaba con ansiedad el 24 para ver que cosa me regalaría el niño Jesús, con quien por cierto siempre tuve un reconcomio profundo pues jamás me trajo ni el Atari, el avión o barco a control remoto, ni siquiera una cámara réflex (ahora sé que se llaman así), es más, siempre me acostumbraron a que el fulano me traería cualquier cosa, al final, niño al fin me conformaba con cualquier cosa, quizás el mejor fue aquel en el que me trajo una bicicleta de cross, esa fue la culpable de que me enterase de la verdad, antes que descalabrase al primo que tuvo la genial idea de decirme que la había visto guardada y yo, ofendido, defendiendo mis creencias le zampé un gancho de derecha en pleno estómago, ante esa situación de violencia infantil, mi padre no tuvo más que decirme que él había comprado la fulana bicicleta. Ese día se formó definitivamente mi asco total a las mentiras, fue la gota que derramó el vaso.

Ahora de adulto entiendo perfectamente la razón de que me tocase conformarme, nunca fuimos gente de dinero y mi viejo hacia lo que podía, no había de otra, además la cuestión navideña no son los estrenos, las fiestas ni los fuegos artificiales. En casa la navidad fue siempre por y para los niños, quienes son los depositarios realmente de los regalos.

Como no soy perfecto, he caído también en la trampa de mentirle a mi hija con el asunto ese  del niño Jesús. Hace dos navidades casi me deprimo cuando ella aseguró haber visto una pierna infantil saliendo por la ventana justo cuando ella descubrió los juguetes, por suerte su mamá se asumió la tarea de decirle la verdad, yo no podría. Siempre hemos hecho lo posible por que los regalos sean si no lo que pide, cuando menos algo que le guste bastante, nunca se le han guardado juguetes, así cuesten más de un sueldo de profesor, se supone que los juguetes son para usarlos hasta que no den para más, este será el primer año en que papá y mamá le harán regalos, el niño Jesús  ha quedado atrás junto con su primera infancia, ha comenzado a transitar el camino cercano a la adolescencia, menos mal que soy calvo, de otra me hubiesen salido más canas este mes, aunque me niego a dejarme la barba que ha dejado de ser negra para tornarse gris (como corresponde a un señor de más de 40).
Hace dos días escribí sobre el asunto del agradecimiento, sé que a muchos les ha gustado y eso ya es , en principio, algo importante que agradecer pues entre la inmensa cantidad de gente que publica cosas en internet, me he tropezado con lectores que comparten mis venturas y desventuras por esta ventana electrónica.

Hoy, además de agradecer que aún tengo cosas que agradecer, ligando todas mis vibraciones a que el pernil que estoy cocinando quede tan bueno que nadie se queje y no toque dárselo al perro o al gato, que la patineta que le regalaré a mi hija esta noche le guste tanto como a mí a su edad, que la cena no me caiga mal ni el alcohol se me pase muy rápido a la cabeza para poder disfrutar al máximo la noche de navidad, que las balas cesen por una noche.

Mi deseo para todos es que el amanecer nos encuentre riéndonos, que volvamos a ser niños, (si la infancia no fue lo que hubiésemos querido pues nos la inventamos de nuevo), olvidemos por una noche los dramas de diario, que la violencia haga mutis por el foro, que sus regalos sean más de lo que esperaron, que la calle no se vacíe a media noche, es más, espero que nadie duerma en una orgia de felicidad y hermandad, donde niños, adultos, ancianos y hasta los animalitos festejen sin pausa ni violencia, que toda esa buena vibra inunde todos los hogares, oficinas, negocios, playas, campos y montañas para que hasta los que no creen se sientan bien, así, de puro milagro nomás.

En fin, que la felicidad los intoxique más que cualquier licor, droga o pastilla, que la mañana los sorprenda en la mesa compartiendo las maravillosas sobras de la noche anterior, que los hermanos vuelvan a ser hermanos, la familia olvide los bandos, recuerden a sus muertos con más alegría que nostalgia, que los exiliados vuelvan, los presos políticos vuelvan a sus casas, la economía deje de ser este sufrimiento tortuoso, en fin, que esta navidad sea el preludio de un futuro prometedor en vez de este abismo que nos traga, que  Buda, Calderon de la Barca y hasta Coelho tengan razón, la vida es un sueño y a nosotros nos toca olvidar las pesadillas y despertar alegres.
José Ramón Briceño, navidad del 2014
@jbdiwancomeback






No hay comentarios.: