En
estos últimos años me he enfrascado en ejercitarme mentalmente para poder
pensar que en algún momento pudiere sumar a mi currículo la faceta de “escritor”,
casi todos los días produzco algún texto, es más, hasta una novela corta tengo
escrita, pareciera que la cosa no se me da tan mal, tengo que confesar que eso
me tiene tan entusiasmado que hasta la fotografía la tengo relegada, para
escribir solo necesito mi PC y en el peor de los casos, lápiz y papel. Es bastante
divertido plantearse la posibilidad de escribir lo que a uno le venga en gana,
hasta el hecho de escribir de manera tan “seria” mis embustes que muchos hasta
se lo creen, en el caso de la ficción, cosa que en ocasiones me asusta pues
obliga a uno a constatar la candidez de tanta gente que se traga las mentiras
en bites que uno sin pararle mucho a lo ficticio que pueda parecer.
Aunque
también debo admitir que eso de la envidia no se me da muy bien, me quito el
sombrero con el equipo de producción de los embustes presidenciales, no es
asunto de andar fabricando teorías conspirativas tipo “Roswel”, es que los tipos
se fuman unos argumentos halados de los pelos, que los funcionarios (para no
dejar “solo” al presidente en su cosa)leen y comentan muy circunspectos ellos,
quizás lo más increíble es que el bajo pueblo, bien sea por ignorancia, por crédulos
o simplemente para no aceptar que están más pelados que rodilla de chivo
repiten hasta creerse cualquier cuento de camino.
Si
no me creen lean las últimas declaraciones de los funcionaros sobre el caso
Serra, que fue Uribe junto a la derecha internacional y el para militarismo. Déjenme
comentarles que la avalancha de puñaladas que le dieron al hombre se parecen
más al castigo de una mujer muy dolida que al ataque de unos fulanos entrenados
para matar, si así fue la cosa en realidad mal veo a los tipejos esos (no es
que me agraden pero yo siempre creo que quienes tienen ese oficio tan feo de
ser matarifes cuando menos deberían ser serios). Hace unos días escuché decir a
dos personas de aspecto humilde que la epidemia de Chicungunya era un ataque químico
que la Polar inoculaba virus en los paquetes de harina de maíz precocida para
contaminar a toda la nación y así dañar el gobierno de Maduro, por supuesto en
esa conversa no faltó la expresión “que bolas” y el otro le contestó “sí, es
cierto, eso me lo dijo el camarada fulano quien es un tipo bastante [estudiado]”
(que fue a la universidad)”, antes de decirles cuatro cosas francamente
insultantes a esos dos individuos, me puse los audífonos y me fui caminando
calle abajo escuchando los acordes de “Cerca de la revolución” del maestro Charly
Garcia.
Las
fabulas oficiales se pueden contar por cientos, desde aquella de “Vamos a ser
potencia petrolera” en tiempos donde la comunidad internacional anda
desesperada por generar energías alternativas de manera pública y notoria,
cuando los esfuerzos de la petrolera nacional deberían estar encaminados a
productos terminados que siempre generan más ganancias que el simple crudo, es
más han vuelto nada la industria, tanto así que ahora compran petróleo ligero a
terceros para no sé qué cosa, pero los justificadores ya se encontraron algún
cuento y todos contentos.
Ahora
confieso que debe ser divertidísimo trabajar
en esos equipos que arman los guiones, me los imagino como señores muy serios
de traje y corbata, que en privado deben vivir una eterna fiesta de alcohol,
pastillas, hongos alucinógenos y mucha película para poder fabular, estos a su
vez tienen otros señores más serios aun a quienes les pasan mecanografiadas en máquinas
de escribir (para evitar el espionaje telefónico) cualquier chorrada que se les
ocurra para justificar cualquiera de sus (malos) inventos.
A veces tengo la sensación que vivimos todos
en un gran set de televisión donde se produce un “Reality Show” cuyos guiones
son tan locos solo por causar un buen rating, mientras todos nos angustiamos
por la situación, los televidentes de alguna otra dimensión se divierten un
montón, ojalá algún día pueda tener un éxito de ventas en mis inventos
escriturales que me permitan viajar y quien quita si pertenecer al equipo de
fabuladores oficiales, por lo menos ganaría más que como profesor además que
cuando el trabajo te divierte deja de ser trabajo para transformarse en una
excelente manera de ganarte la vida sin esfuerzo.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback