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sábado, enero 17, 2015

Hablando de victimas anónimas


 El hampa es un asunto de cuidado en todo el mundo, quizás para los lectores de otros países lo que uno dice suena a exageración, para no extenderme tanto en contar lo que los periódicos dicen a diario y que el estado, desde su pedestal de ignorancia selectiva se empeña en negar, eso mismo que califican de amarillismo y que han combatido por todos los medios, desde la censura hasta el cerrar fuentes oficiales que pudieran darle veracidad a cualquier historia.

La verdad muy poca gente entre los que me leen me conocen y muchos otros a pesar de que nos conozcamos de vista, trato y comunicación tampoco saben quién soy. Provengo de una familia de clase baja que ha logrado a través de los años ir superando la pobreza para tener algún tipo de calma, a unos le ha ido muy bien y a otros no tanto, los de la nueva generación, ahora padres, si no se han ido del país, seguimos bregando, estudiando y trabajando todos los días para emular el ejemplo en el que crecimos.

 Al hermano mayor de mi padre, médico especialista con consulta propia y un largo historial de trabajo que le ha producido buena cantidad de pacientes, lo ha  robado tres veces en su casa, por supuesto, el hombre se ha esforzado siempre y tiene un estatus de vida algo más alto que el resto de la familia, quizás podría achacarse a eso el evento del robo, lo que colmó el vaso fue que en el último episodio los fulanos atracadores, no contentos con maniatarlos y robarles uno de los vehículos donde por cierto cargaron con todo lo de valor que les quedaba, quisieron matar a uno de sus hijos menores pero la suerte fue que se le encasquilló la pistola, cosa por la cual se contentaron solo con patearlo.

Hace dos noches, en otra ciudad, la hermana mayor de mi padre, una señora jubilada de 75 años fue víctima de un robo en su casa, cuando volvió en si, como pudo llamó a la familia que vive cerca, allí la encontraron en un charco de sangre, con la cabeza rota y varios moretones por la golpiza recibida, aún está en terapia de sueño pues la pobre señora no sale del shock, este caso es peor pues la dama en cuestión no vive en ninguna zona ni siquiera clase media, muy por el contrario, vive en una barriada populosa y su único ingreso es el de su pensión que es, en términos monetarios, menos de 100 dólares al mes, el saldo del robo fue de tres mil bolívares (30$) y un teléfono celular que creo es analógico, de los más baratos que existen en el mercado.

En ambos casos,  más allá de ser hermanos y estar en ambos extremos del estatus económico, la señora muy abajo y el señor pues gana lo que la señora en una hora con dos pacientes, es que ninguno de los dos va a obtener justicia, nadie buscará a los agresores, lo más seguro es que anden por ahí riéndose de su fechoría mientras las victimas sufren de las secuelas de haber presenciado tal cosa.
Sé que a nadie interesa la vida y milagros de las familias anónimas, mucho menos va a cambiar algo solo porque yo lo cuente por acá, es más, historias como esas se cuentan por cientos cada día y la gente ahora agradece que por lo menos no los mataron pues lo más “normal” es que cualquier evento de naturaleza delictiva termine en un hecho de sangre por la razón que sea, acá en este país te matan por tener mucho, por no tener nada, por cargar un celular costoso, unos zapatos de marca y hasta por no parecer tan poca cosa como la gente de esa ralea.

Una vez alguien que me lee y a quien conozco bastante bien me reclamó por una de mis opiniones, donde pedía pena de muerte para unos fulanos que secuestraron a una niña quien sabe con qué fin pues jamás pidieron rescate, gracias a dios a la niña la encontraron esa misma noche a más de cien kilómetros de donde la habían secuestrado, pero díganme si alguien que se ensaña con una anciana, con un niño, esas personas para quienes la vida de otros vale menos que la de una gallina vieja tiene derecho a seguir respirando el mismo aire que uno, esos seres deberían de ser barridos de la faz de la tierra con la misma saña con la que ellos cometen sus fechorías y hasta quienes por omisión o acción se hacen cómplices vale la misma cosa , claro ejemplo son las cárceles donde carceleros e internos han logrado hacer de toda la actividad hamponil un pingüe negocio con la bendición de civiles, militares y autoridades, sin que nadie ose poner el dedo en la llaga y todos nos preguntemos cada día si hoy nos tocará y respiremos cada mañana por que aún no nos ha tocado nuestra parte.

José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback





1 comentario:

Anónimo dijo...

Amigo Jose entiendo perfectamente su impotencia, a mi hermanastro lo asesinaron hace mes y medio para robarlo delante de su hijito de 11 anitos y uno se acuesta y se levanta todos los días preguntándose que clase de persona puede hacer algo así??