Es
normal enterarse de que alguien se ha mudado a otro país, ya es algo cotidiano
saber que alguien se fue, se ha ido o está pensando en irse, es un signo de
estos tiempos, nadie se salva de buscar otros caminos cuando ya estos están
intransitables por cien razones. Lo que de verdad me indigna es enterarme como
están huyendo de cualquier manera muchos funcionarios cuya responsabilidad fue
ser el brazo armado de este des-gobierno, van varios conocidos que han huido.
Hoy
alguien me contaba que un tal fulano se fue del país huyéndole a unos mal
vivientes a quienes les había expropiado sus tierras, según él su vida estaba
en peligro y nadie lo iba a ayudar a sortear el problema de seguridad personal,
entonces tomó sus cosas y se mudó de país, la verdad hasta ahí escuché el
cuento, le pedí a mi interlocutor que no me contase más nada pues yo sabía
cosas de ese fulano durante su paso por el gobierno, en conchupancia con su
jefe el “Ciudadano Ministro fulano”.
Esa
gente hizo y deshizo, la verdad lo único que hicieron fue chuparse un
presupuesto monumental sin al final hacer nada, además claro de dejar una
estela de enemigos gratuitos y con motivos a todo lo largo del territorio
nacional.
Mi
molestia básica por su huida es que hasta hace poco lo oía decir loas a la
revolución, disfrutar las posibilidades que le daba su posición, pero cuando el
asunto se complica, se encuentran cualquier excusa válida para huir con el rabo
entre las piernas, mientras los que si hacemos cosas por el país y de paso no
hemos tenido chance de reunir fondos para montar ni un puesto de empanadas en
Bogotá, nos sale calarnos todo este desastre del cual ellos han sido artífices de
primera línea, por supuesto como buenos izquierdosos ellos jamás tienen culpa
alguna, solo atendían órdenes y no sabían que colaboraban para el
empobrecimiento general.
No
hablo de los sancionables, esos pues si son inteligentes ha debido de tener sus fondos distribuidos por
el mundo, para eso hay banqueros bien informados que usan el internet de manera
interesante, son los otros, esos de rango medio, a quienes se les mueve la cola
cada vez que sus jefes les hablaban, que estaban las 24 horas dispuestos a lo
que fuere sin excusas y sin familia, esos quienes hasta abandonaron las buenas
maneras aprendidas en su casa para dedicarse al pillaje oficial. También se de
otro que se compró un hotelito en España, de esos se solo dos casos, pero estoy
seguro que han de existir cientos y cuidado de no miles, quienes muy
cobardemente cometen la fechoría y huyen al amparo del anonimato a disfrutar lo
robado de las arcas nacionales.
De
verdad espero nunca más volver a tropezarme a ninguno pues me veré en la penosa
necesidad de mandarlos al carajo, sin decencia y mucho menos con educación, sé
que no voy a lograr nada pero cuando menos que agradezcan que soy un tipo
educado pues de otra les prometería unos trancazos solo por desahogar esta
rabia que tengo contra todos ellos pues a pesar de que se les dijo en distintas
conversaciones, se les advirtió que eran cómplices del desmadre, pero que
siempre aseguraron que eran puras exageraciones y hoy, cuando han logrado todo
lo que plantearon, se van a otras tierras, ojalá les vaya bien que sus hijos
crezcan felices que nunca les falten medicinas y que vivan 200 años para que
cuando menos el castigo de una vejez larga e indigna en tierra ajena, les de el
escarmiento por haber colaborado con esto, espero de paso que me lean, ellos
saben quienes son, no tengo necesidad de contar sus nombres y quienes me leen
en el extranjero y por casualidad conocen a alguno por favor denles la espalda,
ellos no se merecen ni el gentilicio venezolano, los traidores se disfrazaron
de patriotas para terminar en el exilio.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback
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