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lunes, septiembre 01, 2014

Una aproximación a la crisis Venezolana



Con todo lo que pasa en las calles, en las neveras de conocidos, amigos y familiares, sus sueldos cada día más efímeros y lo que uno lee por las redes pues la prensa por lo general se asemeja más a una revista de farándula que a un medio de noticias por aquello de la censura, preguntarse ¿por qué? Ya no tiene sentido, creo que la pregunta debe ser ¿para qué?, me cuesta pensar que positivamente una manga de ineptos e imbéciles está a cargo del país, la verdad según mi teoría más que ineptos son criminales de la peor calaña pues hacen que muchos pasen miserias para que unos pocos sean felices.

Desde que asumió la presidencia este heredero galáctico a quien de seguro ni la mamá lo quiere pues jamás que yo sepa la ha nombrado, el país ha ido en franco deterioro, para los que solo saben de mi tierra por cifras e informes pues viven en otras tierras y para que los compatriotas que se fueron hace años vean más o menos como se ha deteriorado en su ausencia comencemos por la cosa económica. Si te quieres mudar y vivir alquilado en una zona donde las balas no sean parte de la decoración del frente de tu casa y ver las estrellas desde la calle no sea un sueño imposible, prepárate a desembolsillar cuando menos dos sueldos básicos y eso solo te dará la opción de una habitación minúscula, casi que un closet con baño, anexo a alguna casa de la periferia citadina. Un mercado más o menos, para tres personas no baja de dos sueldos básicos a menos claro que tu dieta esté basada en harina pan, pasta, huevos y alguna vez carne de tercera, además si le sumamos que toca buscar a un buhonero para encontrar leche en polvo, café, jabón de baño, champú (del que sea, la escasez hace olvidar marcas y especificidades) te sale pagar hasta el equivalente a cinco dólares por un kilo de leche en polvo y un poco menos por los otros productos, lo que reduce más tu presupuesto. ¿Salir a la playa? Aun teniéndola a una hora como en mi caso, te costaría toda una quincena y eso llevando una cesta con todo preparado y quedándote una noche en una posada de las menos favorecidas, nada de hoteles ni cosa parecida, quedarse en carpa ni de juego, lo más factible es que termines atracado (en el mejor de los casos) volverte a pie pues ni para pagar un bus te quedará.

Si te enfermas, la cosa no pinta mejor, lo usual es que no encuentres la medicina indicada por el médico, si la encuentras será por dos razones , hiciste una red de amigos, familiares y hasta conocidos virtuales para “peinar” las farmacias en su búsqueda, pero te toca ir a buscarlas pues hay prohibición gubernamental para enviar por mensajería o encomiendas medicinas y alimentos, la segunda, un amigo te la trae del extranjero en su equipaje, de otra pues volveremos a las ramas y los guarapos. Si no tienes un buen seguro que te cubra hospitalización y cirugía, ponte a rifar la casa, el carro o alguna cosa de valor pues lo más factible es que te salga ir a la clínica privada pues los hospitales ya son morideros de pobres, el promedio de espera para una operación no electiva es de por lo menos un año, de paso igual te tocará comprar todo lo que usan en quirófano pues lo más común es que hospital tampoco lo tenga, por cierto, hay reportes de que los anestésicos y los analgésicos pos-operatorios tampoco existen.

Así un largo rosario de penurias que se sufren en Pupukistán revolucionario (antes República de Venezuela), mi teoría es la siguiente, esta gente se dice revolucionaria, se supone que ofrecen un nivel de vida superior a lo que nos ofrecía un sistema basado en otras reglas, como el conocimiento, la formación, el trabajo, la seguridad económica y las libertades individuales tanto en el área social como en lo económico. Al no poder cambiar nada, prefieren destrozarlo para provocar un estallido social que justifique cualquier método represivo para intentar recuperar el país de las garras del capitalismo salvaje, matando de paso hasta la industria petrolera en el camino, eso no importa, mientras ellos no terminen de mendigos todo se vale.

Es que no existe otra justificación para tanto desastre, ellos saben cómo salir del atolladero económico y no lo hacen, recibieron millardos de dólares que se desaparecieron por arte de magia, el petróleo venezolano es de tan barata producción que si aplicasen la misma regla de precios justos perderían el 70% de los ingresos, por tanto la conclusión lógica es que si hubiese existido una decente administración seriamos casi como Suecia.

No es lógico que se envanezcan porque la mayoría de los venezolanos gana entre 50 y 60 dólares mensuales, lo que hace lógico que el mercado negro de los dólares sea un negocio interesante y los pobres prefieran hacer de la miseria del vecino su propio negocio, pues venden los artículos desaparecidos hasta por seis veces su valor, por cierto eso ni se esconde, uno se pasea por las calles de los barrios pobres y ve en casi todas las casas cuando menos una mesita donde exhiben , aceite, azúcar, café, leche en polvo, champú, jabón de baño, leche condensada, leche larga duración y un sinfín de cosas que no se ven en los supermercados.

Dejémonos de creer en pajaritos preñados, toda esta situación está conformada para que usted querido lector, el vecino, la viejita de la esquina, el señor de la camionetica, los pasajeros del metro, el heladero, el perrocalentero, hasta el barrendero, se molesten una mañana y quemen hasta los carros de policía, allí intervendrá el ejército, las milicias, los seguidores del galáctico, toda la corte de “combatientes” que igual asaltan que defienden la revolución, los que no mueran irán presos y ahí se inventarán su revolución con nuevo panteón de héroes y cepo para todo aquel que no le gusta, a menos claro que la cosa sea a la inversa y el juego les salga mal, allí imagino seguramente tendrán un plan b para hacerse las víctimas, cosa que por cierto la izquierda sabe hacer muy bien.
José Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback

Foto @plurifotos




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