Un
buen amigo me envió como el gran regalo que es, todas las ediciones de los periódicos
más importantes de Colombia que publicaron homenajes a la figura de García
Márquez ´, lo primero que me golpeo en la realidad fue la calidad de esos
diarios (que no voy a nombrar pues parece publicidad), su contenido altamente
analítico sobre la situación política, la zahiriente relación que esos medios
se permiten hablar sobre el poder. Me recordó a los domingos de prensa en la
casa materna, donde leíamos los periódicos dominicales y me maravillaba ante
las posibilidades de la letra escrita, eran tiempos de periodistas realmente
analíticos y prensa libre a pesar de las tensiones entre prensa y estado jamás
recuerdo que hayan cerrado algún medio, quitado concesiones, cerrar emisoras,
aunque ciertamente siempre saltaba alguna chispa entre los medios y el poder
gracias a la palabra excesivamente dura usada por algún periodista, se ponían en
algunas encrucijadas, se gritaban y hasta allí, si acaso algún periodista fue mandado
a matar (con todo lo abominable) ni la fantasía más delirante se le ocurría
invocar las leyes de la república para ejercer la censura hasta el peligroso
nivel de la autocensura.
Si
pensamos un poco podríamos invocar a los dos más grandes y antiguos periodos
del país, ambos parecen opositores pero no muestran ni la mitad de la virulencia
de los amigos Colombianos, ni desatan la multiplicidad de voces que los paisas invocan
en cada diario, es abismante la diferencia. Realmente acá se siente el tufillo
de miedo hasta en las líneas de los opositores de cualquier medio, claro, me dirán
que las redes, pero lo cierto es que las redes son algo así como el “ojo mágico”
de las puertas a través de donde nos percibe el mundo, mientras que la prensa
es el espejo del alma de un país y acá están opacándose un poco más cada día,
una suerte de cataratas seniles de tono rojo y aspecto turbio que está
creciendo ante la mirada atónita de quienes aún creemos en las letras de papel
y tinta.
Otra
cosa aparte, en los diarios que estoy leyendo, verdaderamente hasta los
anuncios comerciales provocan añoranzas de años mejores que vivimos por estos
lados. La prosa usada por los columnistas y personalidades están impresas de un
tono nostálgico pero respetuoso ante la imagen del ilustre fallecido. En cambio
acá, siendo citado nunca fue tan abordado a pesar de la importancia, tengo la impresión
de que eso seguramente no vende periódicos en este país de NO-lectores que por
si fuera poco se enorgullecen de su ignorancia tras gigantescos Smartphones de
prepago que poseen.
Es
una lástima reconocer en el otro las cosas de las que alguna vez disfrutamos,
leer la prensa libre y profunda es (por alguna razón que desconozco) un placer
que tenía mucho sin sentir, asomarse ante la realidad de un país que está tan
cerca pero tan lejos más allá de las coincidencias históricas que tenemos unos
y otros, hacerlo por internet no tiene esa carga de “realidad” que le otorga un
periódico al discurso escrito, vale, son las visiones tomadas en cuenta según una
línea editorial que le rinde dividendos al medio, pero esa misma línea editorial
es tan amplia que acá mataría de un infarto a cualquier jefe de redacción de
cualquier medio, esos que toman con pinzas denuncias y ruedas de prensa lo
menos espinoso para publicarlo o hacer la nota para sus telenoticieros.
Acá
vemos ya como cosa normal un diario EL NACIONAL escuálido, caro y sin casi
contenido gracias a los odios políticos, los otros medios se arrodillan gracias
a que (imagino)fueron comprados a buen precio por gente interesada en tener al
derrocado cuarto poder encerrado en sus paredes de rojo , los medios
independientes no existen.
Mientras
esto escribo pienso que debería pedirles a todos mis amigos en el mundo que me envíen
la prensa impresa desde sus países y en papel, no me importaría encerrarme a
soñar en mi sofá, café y cigarro en mano a disfrutar las letras sin mordaza con
las que se dan gusto los países que sin ser la otra cosa del universo, si lo
comparamos con este, hasta los pobres parecen de algun lugar encantado donde
todos son caballeros de la alta burguesía mientras nosotros somos los parias de
Latinoamérica, que como los (parias) Hindúes, se nos ha quitado de las manos la
potestad de disfrutar de las riquezas de oro negro que bajo la tierra hierve,
para, en cambio trocar jineteras por petróleo a un país que a ciencia cierta
nunca ha hecho más que llorar y hacerse propaganda de unas virtudes que no
posee, lástima ver que uno ya está como viejo para inventarse aventuras de
mochilero y largarse con sus música a otra parte.
José
Ramón Briceño, 2014
@jbdiwancomeback
@plurifotos |
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