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martes, julio 15, 2014

Lástima



Quisiera, alguna vez, compartir un excelente panorama, predecir un futuro amabilísimo para este país, ver mi quincena y preguntarme seriamente en que invertiré las posibilidades de inversión que este permite, hablar con mis amigos y familiares en el exilio y decirles, lástima que te fuiste, las vacaciones siguientes te visito y te llevo algunas cosas que de seguro no encuentras en el país adonde viven como harina “PAN” por ejemplo, decirle a mi hija sin sentirme mentirosos que con estudio es que se alcanzan las metas más altas, ver a mi novia y decirle, tranquila mi amor, la semana que viene vamos al banco y pedimos el crédito para la casa que queremos, hacer mercado lo suficientemente grande como para invitar a comer a mis amigos todos los fines de semana.

Poder levantarme una mañana y decidir publicar mis textos “porque me da la gana” sin tener que sufrir cada vez que pregunto en una imprenta en cuanto me sacan unos cuantos ejemplares que (teóricamente) se podrían vender muy rápido, sacar mi esquina de los bytes y transmutarla al papel, solo para compartir más de cerca mis cosas, planificar una individual en alguna galería decente sin pasar por la vergüenza de decir que no pues mi capital no da para imprimir y montar ni una foto por mes, menos las quince que debería poner en exhibición para vender (ah, si es que en este país alguien vende algo) montar un negocio en algún bonito lugar, caramba, como me gustarían tantas cosas.

También me gustaría que mi familia me visitase más seguido, los que viven en México, los que viven en USA y todos los que están regados por el mundo, sin que desde allá me digan “no vale, mejor vente tú que para allá ni de visita quiero ir, la última vez me atracaron” “un policía me martillo” “en el aeropuerto me saquearon la maleta” “me clonaron la tarjeta” “me robaron la Tablet o el celular” “Mataron a mi tío, mi amigo (a), mi primo”, en fin cualquier cosa catastrófica donde cualquier cosa puede pasar y de hecho pasa, el miedo ya tiene sucursales en todo el mundo y sus recuerdos son los menos gratos, suenan a algo así como una luna de miel en la franje de Gaza hoy día o un “disfrutar” de una tarde de verano en el centro de cualquier batalla en cualquier parte del, nada placenteros.

Seria agradable ver más películas en el cine que tener que comprárselas al amigo buhonero de la esquina, afeitarme cada día sin que me entre el pánico por que la hojilla se melle y toque salir a buscar alguna afeitadora decente en la ciudad, salir más a pasear, no tener temor por la lista de útiles este nuevo año escolar, mandar a mi hija a algún  plan vacacional, sacarla de viaje y quedarnos en carpa a la orilla de alguna playa paradisiaca aonde pueda llegarse sin problemas, caminar por mi calle de noche o pasearse la ciudad hasta la madrugada en función de algún paseo romántico, escaparme (acompañado claro) a algun refugio sin que esto presuponga una agotamiento temprano del sueldo, pensar en tener un hijo más sin entrar en pánico por lo de la leche, los pañales, las consultas y demás gastos que incluyen tener un hijo pequeño hoy día y el futuro que le esperaría en este moridero de pobres que ya somos.

Me encantaría ser más alegre y animar a mis lectores pero mi ánimo de verdad no da para mucho, sin embargo sigo pensando, en algo muy dentro de mí que sin violencia ni cuartelazos podremos salir de esta gente que cada día está más cerca a un ejército de hormigas gigantes que acaban con todo a su paso, sin pensar en nada más que su  provecho particular y con la misma carga de culpa o raciocinio que tuviera un monstruo como el que nombro.

Como me agradaría pensarme compatriota de los rojos, sin embargo mi partida de nacimiento dice otra cosa, yo nací en la REPUBLICA DE VENEZUELA, no en esta otra que intenta hacerme creer mi cédula , lástima que todos estemos pensando así, lástima que hay algunos que viendo eso piensen que son fantasías del imperio, lástima…
José Ramón Briceño, 2014

@jbdiwancomeback


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