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viernes, agosto 16, 2013

Crónica de un futuro anunciado

Roger nace en el seno de una familia trabajadora, de esas tantas que a fuerza de empuje salieron de la miseria y la casa , que en principio no es más que un ranchito terminó siendo la suma de todos los sueños que tuvieron los viejos cuando jóvenes, él, Roger, es el menor de cuatro hermanos, los otros tres se dedicaron a trabajar en la empresa familiar, al igual que el viejo son ásperos de trato, cortos en su apreciación cultural y su único disfrute es el de hacer una parrilla cada domingo acompañada por litros de cerveza y música popular.

El joven por supuesto, a pesar del cariño fraternal que sentía por su familia detestaba a rajatabla esas reuniones, las soportaba solamente por la intercesión materna, sus hermanos lo tildaban de “raro” por su manía de siempre estar acompañado de un libro y por las novias  estrafalarias que  tenía, además les molestaba a todos la lenidad con que al parecer era tratado por sus viejos, mientras ellos salieron temprano al mercado laboral familiar sin tan siquiera terminar la escuela, su hermano menor estaba haciendo maletas para irse a la capital a estudiar en la universidad, tenía pensado ser arquitecto, le atraían el arte, la literatura, el cina y el teatro, cosa que sus padres parecían no entender pero que igualmente lo dejaban ser pues al momento de su llegada al mundo ya estaban establecidos, no tenían necesidad por el momento de que el muchacho estuviese en la empresa, ya sus hermanos tomaban las riendas del negocio y el padre sospechaba que nunca lo dejarían de molestar y al primer descuido lo despojarían de su parte, envidia fraternal le decía Roger.

El joven se marcha a la capital, allí comienza sus clases en la facultad de arquitectura, al ser del interior de la república vivía en un eterno maravillarse de las bondades de la capital, tuvo acceso a la biblioteca nacional que resultó ser uno de sus refugios preferidos cada martes por la tarde, las otras horas de ocio las pasaba en los pasillos de la universidad, así comenzó a hacer teatro, pintura, fotografía y escritura, tenía un hambre voraz por el conocimiento, el mismo que aplicaba a sus trabajos como estudiante, sus notas excelentes y su interés por las artes visuales cada día más fuerte. Cada vez que tenia vacaciones volvía al hogar familiar, allí escuchaba los lamentos paternos sobre el estado del negocio, la inflación, el susto eterno sobre lo que sucedía en el país, a todo esto el joven contestaba que no iba a pasar nada, siempre  había oído a todo mundo quejarse de la situación y nunca pasaba nada, le decía que ese año tenía pensado hacer su primera exposición individual de fotografía y pintura en una galería de la universidad, mientras contaba eso , su padre le dijo que no iba a patrocinar esta vez nada pues el dinero no alcanzaba, que después de todos los impuestos y tributos ya casi ni quedaba para los gastos de la casa, es más si a eso le sumaban la inflación ya les tocaría cerrar el negocio, también le contó que de los empleados solo quedaban dos y sus hermanos cubrían todo el resto de las vacantes y entre los cuatro hacían el trabajo de los diez que en algún momento hubo.


Este año,  estaba en tesis de grado, ya no cabía en sí de contento pues había decidido dedicarle un poco más de tiempo a su ´pasión por la fotografía, gracias a la crisis su padre le suspendió todo gasto que no fuese el alojamiento en la capital, es más tuvo que mudarse a una pensión más barata y menos cómoda solamente para que le sobrase algo y poder completar el magro sueldo básico que ganaba trabajando de cuatro a once de la mañana en un farmacia local. En la capital había una fundación que proponía talleres a muy  bajo costo, a sus alumnos les facilitaban la galería que hasta las monturas facilitaba, ese último año la universidad se puso en paro,  se devuelve a casa no sin antes visitar el espacio adonde al volver pensaba hacer una exposición con la esperanza de vender su trabajo como artista novel, la verdad es que el joven tenía un excelente trabajo fotográfico digno de ser vendido, el paro universitario duro meses, en ese interin el gobierno decidió que solamente la mal llamada cultura popular era cultura, por tanto todas las otras expresiones del arte fueron proscritas, al muchacho no le quedó otra que el exilio, hoy día es gerente de una arepera en ciudad de México, de los años de universidad solo el recuerdo, de la fotografía tiene varios discos duros plenos de imágenes esperando ser descubiertas, sus viejos vendieron el negocio, liquidaron todo y ahora ´pues tienen un puesto de empanadas instalado en el garaje de la casa, los hermanos pues hicieron lo mismo pero con hamburguesas y perros calientes, la cultura en su país ya no existe y los museos se transformaron en escuelas políticas de la juventud revolucionaria, total, ya nada es lo mismo, tanto trabajo y tanto estudio tirados a la basura por que ganó la ignorancia matando la cultura y en el medio miles como Roger también vieron sus sueños morir baja la bota insolente de un retrasado mental con bigote y anhelo militar.
José Ramón Briceño, 2013
@jbdiwancomeback





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