Historia
de la normalidad venezolana
Fernando
tiene veinte años, está en el octavo semestre de ingeniería en una universidad pública,
es un tipo normal, sábados de cerveza, domingos de flojera, viernes de parranda
y el resto de la semana estudios y una que otra escapada ocasional, tiene una novia
llamada Martha, ella también estudia en la misma universidad, sin embargo ella
cursa una carrera administrativa, él es opositor ultroso ella por el contrario
está inoculada con el virus del socialismo, hace vida política en su comunidad,
pertenece a una unidad de combate electoral , en su casa le tienen hasta un
altar al comandante eterno.
Como
ya es de esperarse a los padres de Martha no les agrada mucho el novio, dicen
que es un patiquín del norte de la ciudad cuya familia vive de las miserias de
la clase pobre, claro, ellos viven en una zona populosa de la ciudad, de esas
donde no es raro oir disparos a media noche ni motos en estampida, por lo que
hacer reuniones o llegar tarde a casa es cosa riesgosa, mientras el joven novio
vive en una zona clase media de las típicas venezolanas donde todos se creen
descendientes de la realeza y sin embargo viven con las mismas angustias de la
otra clase menos favorecida. Lo que los padres de la joven no saben y a
Fernando le da fastidio explicar es que su padre y madre también son de
extracción humilde, ellos nacieron en un barrio pobre de la capital, sin
embargo a fuerza de estudios y trabajo los viejos fueron ascendiendo en la
escala económica y fueron cuidadosos hasta para tener hijos pues estos llegaron
cuando la familia tenía casa y negocio fortalecido, lo que le permitió a la
familia crecer con cierta holgura a pesar de los vaivenes de la economía
nacional, esa es la razón para que Fernando estudie en una universidad pública
y vaya como cualquier otro pues al padre de este no quiere permitir que el
joven olvide sus raíces, evitando de esa manera que creciera convertido en una
suerte de monstruo creído por el dinero que ganaron sus padres, como hay tantos
en la ruta.
Martha
se hace la vista gorda con el asunto político, ciertamente en algún momento fue
activista, participaba desde pequeña en los llamados círculos bolvarianos de la
mano de sus padres, creció admirando la figura del presidente, sin embargo
cuando conoció a su actual novio, este la encandiló con su verbo e
inteligencia, evitaban el cuento de las ideologías para no perturbar la calma
del amor, sin embargo ella notaba cierta incomodidad cada vez que el joven la
visitaba en casa de sus padres, este evitaba a toda costa pasar mucho tiempo
allí, pero el amor como cosa mágica todo lo puede, pues se encargó de que estos
muchachos se enamorasen sin parar mucho a lo que teóricamente les impediría,
una vez que se hicieron pareja fueron distanciándose de los amigos políticamente
incomodos para ambos, discutían pocas veces sobre ese asunto, pero la joven
llegaba incluso a pensar que su novio tenía razón, ella observaba como poco a
poco la familia del novio iba perdiendo poder adquisitivo, ya no habían las
cosas lujosas de al principio.
Ahora
que Martha manejaba un poco más las teorías administrativas veía con absoluta
sorpresa como la economía del país
estaba en franco declive, eso traía peleas en su casa pues sus padres decían que
cualquier cosa era mejor a la dictadura de la derecha, cerrando sus oídos a las
sensatas palabras de la joven quien al final resolvió nunca más discutir con
sus padres sobre el tema, no tenía sentido y además creía que poco a poco
dejaba de admirarlos pues una vez que los comenzó a comprender y se asomó al
abismo de su inteligencia, se aterró, eran sus padres y como tal los amaba, por
tanto tocaba aguantarlos .
Una
tarde de marzo, Fernando le pidió matrimonio a Martha, fueron felices, se
escaparon de la universidad, total, estaban en tesis y ya de salida, fijaron
boda para el año entrante de manera tal que les permitiese reunir plata
suficiente para una ceremonia modesta pero rodeados de amigos y parientes
queridos, salieron a comer en un restaurante lujoso, tomaron vino, se rieron,
se besaron y hasta alguna que otra travesura bajo el mantel.
De
allí salieron a buscar el carro, en ese momento salía un joven de mala
catadura, tenía una franela roja e iba montado de parrillero en una moto, les
gritó que eran unos sifrinos de mierda que viva mi comandante maduro y acto
seguido una lluvia de metralla acabó con celebración y la vida de ambos
muchachos.
Según
el informe preliminar el autor material era un Pran que esa noche andaba de
fiesta en el este de la ciudad, andaba molesto por que los guardaespaldas de un
alto funcionario lo habían echado del restaurante donde pretendía que le
pusieran música vallenata a todo volumen, que no estaba detenido pues la
ministra misma le había dado el permiso por un asunto de negociar la paz dentro
del penal adonde él era jefe.
Hoy
día el padre de Fernando murió de un infarto tres noches después, la madre
vendió hasta las tazas para el café y se mudó de país con los hermanos
restantes y el alma reducida, la familia de la joven se tragó su patria,
quemaron en una pira afiches, altares y hasta una constitución, de su padre
pues lo único que se sabe es que ahora es alcohólico, la madre vive en
tratamiento psiquiátrico, sus hermanos han ido emigrando, otros pues ahora son
parte del gobierno y por cierto tienen prohibida la entrada a la casa de su
familia, por ahí me contaron que al señor lo sacaron a empujones de un bar
cuando comenzó a gritar a una comisión policial que eran una mierda y que al
parecer eso de tener patria quedaba mejor en la entrada de un pozo séptico, que
su patria se a podían meter por donde les cupiese y que el socialismo solo
sirve para matar y nunca más para construir, lástima que no lo pensó hace
veinte años.
José
Ramón Briceño Diwan , 2013
@jbdiwancomeback
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