Entrar
a la universidad debe ser un asunto difícil, los jóvenes de todas las épocas han
sido siempre despistados, muchas veces sometidos por las presiones sociales o
por la necedad de los adultos quienes los impulsan a estudiar tal o cual
carrera solo por tradición familiar o simplemente por la preocupación de que el
muchacho (a) estudie algo con lo que pudiere encontrar empleo rápidamente, de
esa forma poder colaborar con la economía familiar y quizás independizarse
pronto, cosa que también se agradece. Como docente me he encontrado con casos
tristes de jóvenes que terminan una carrera de cinco años en quince o de
quienes frustrados se salen de la universidad para ser “fiscales” de tránsito,
cuando no alguna otra cosa menos elegante.
Jamás
he estado de acuerdo con la cosa esta de no hacer pruebas de admisión pues
tengo la impresión de que sin vocación no hay aprendizaje posible, ser
profesional indica que tiene que gustarte la carrera pues de otra terminas
siendo un fulano más que no aporta nada.
La
señora fiscal general de la nación ha dicho que en la “Cuarta República” las
mujeres tenían que entregar sus cuerpos por un cupo en la universidad, discúlpeme
señora pero eso no lo puedo creer, no digo que no haya pasado, al final siempre
hay flojas empeñadas en saltarse los canales regulares solo por obtener algo
que desean sin tener que estudiar, también conocí en mis tiempos de
universitario fulanas que apelaron al poder que tienen entre las piernas para
lograrlo, quizás lo más llamativo es que eran las menos inteligentes en las
clases que tuve en suerte cursar con alguna de ellas.
Eso
de asegurar que antes tenían que prostituirse deja muy mal paradas a todas esas
señoras que hoy día trabajan en el gobierno, digamos que todas las mayores de
50 años fueron universitarias en los años ochenta, entonces hablan de que jamás
hubo inteligencia en este país, que todas las egresadas universitarias
anteriores al advenimiento del galáctico han sido prostituidas para lograr sus
aspiraciones académicas, es ciertamente una ofensa mayor al gentilicio
nacional.
Caramba
señora fiscal, debería usted misma imponerse alguna pena de cárcel es más, si
este país fuese gobernado por gente seria, usted debería ser retirada de su
cargo y como mínimo asignarle una jefatura civil en el alto apure solo por no
desearle que se quede desempleada y sin la posibilidad de hacer el ridículo. Usted
realmente me desagrada como todos los funcionarios que han hecho de la mentira
oficial su gran verdad publica, pero me molesta mucho más pensar que usted ni
siquiera respete a su género solamente por intentar demostrar que la república
bananera en la que nos han vuelto y que ustedes tan malamente lo llaman quinta república,
es mejor que los años en que estuvimos en la verdadera democracia .
Se
que la fiscal no lo leerá, quizás algunos funcionarios si lo hagan y a lo mejor
le comente que un fulano equis, perdido en las profundidades de los millones de
usuarios de la internet ha escrito algunas cosas francamente ofensivas sobre su
persona, aunque para ser sincero no he expresado ni la décima parte de lo que
realmente me provoca al leer que una fulana que debería mantener al país en lo
más alto gracias a su rango y ocupación, se pronuncie de manera tan grosera
sobre los habitantes su país.
No
quiero ser ofensivo pero acá en mi tierra decimos que “Cada ladrón juzga por su
condición”, visto así puedo entender algunas cosas, desde la bronca con todos
hasta la poca inteligencia de su verbo y la pasión puesta en afirmar espantos
como esos sobre los cupos en la universidad, dejando tan mal paradas a tanta
universitaria brillante que he tenido en suerte a conocer hasta mis profesoras
del pedagógico, claro, pasando por familiares y amigas que se graduaron hace
más de quince años en las universidades públicas de mi país, a ellas sería
interesante saber que opinan de lo que la señora fiscal expresa.
José
Ramón Briceño , 2015
@jbdiwancomeback