Salí
de Boa Vista a las nueve de la mañana, iba emocionado, otro tramo pero ahora
con la incógnita de que haría, allá tenía traductor y acompañante de confianza,
después de subir al bus estaría de mi cuenta, la verdad maltrataba tanto ese
idioma que hoy siento vergüenza por tal afrenta, aunque es más que mi inglés de
aeropuerto, da mucha pena con los brasileros ya que maltratar un idioma me
parece un pecado capital. Mi amigo de Boa Vista me llevó a terminal donde
abordé un Bus de la línea Eucatur , por cierto nunca se alegren mucho del
cuento de wifi gratis ,eso funciona nada más en las ciudades y una vez en la
carretera todo se pierde, un plus es que las unidades son cómodas , no tienen
música ambiental y el aire acondicionado no es una maldición gitana como en
Venezuela, por tanto el viaje no es ni tan amargo.
En
el camino hubo varias cosas que me sorprendieron, primero en el autobús hay
agua mineral a discreción, de esa que viene en envases pequeños y están en una
nevera a disposición de quien quiera, otra fue que en Brasil el café de termo
es una maravilla, la verdad es que los amigos lo toman más o menos amargo pero
con azúcar y es barato tomar café de termo en cualquier sitio de Brasil pues
las paradas fueron desde fondas arrabaleras hasta restaurantes de esos que
venden la comida por peso, un robo total por cierto, como todos esos sitios
donde te venden comida lista pero por peso, un nuevo fenómeno que descubrí. En
ese viaje además fue donde conté en otro post nos bajó la policía a tres
prostitutas y a mí, una vez superado el trauma de la detención momentánea
seguimos la marcha por una carretera recta que parecía no tener fin, de hecho
fueron poco más de 12 horas de camino recto, sin curvas, acaso algunas
pendientes pero igual una recta que aburría no más ver por la ventana ya que
parecía moverse como en una banda sin fin.
Más
allá de la imagen que yo tenía de los autobuses de lujo que solo hacen paradas
en la via para comer, este además también tenía pasajeros que se bajaban en
sitios que sorprendían. Caída la noche, un señor con toda la estampa de vivir
en el campo solicitó al chofer que lo dejase en medio de la nada, en serio, me
asomé por la ventana y no se veía ni una sola luz , en otras condiciones quizás
me hubiese parecido aterrador el asunto de un autobús estacionado en el medio
de la nada pero como estaba en otro país supuse que allá el hampa no era como
en Venezuela donde no atracan aviones porque les es muy complicado meter
paracaídas de contrabando en el equipaje de mano. Una hora más tarde se bajó
una señora con tres niños, iguales condiciones de nada a cada lado de la
carretera, sin embargo esta vez la señora obligó al chofer a hacer varias
paradas hasta que estuvo segura de estar en la parada correcta, ahí si habían
unas casas y la fue a recibir un hombre con tipo físico indígena y acompañado
de cuatro perros, seguramente serian la versión brasilera del anillo de
seguridad en la selva.
Llegué
a Manaos casi a las diez de la noche, con una maleta a rastras y la intención
de dormir en el terminal de autobuses, por cierto si hacen ese viaje de Boa
Vista a Manaos háganlo de noche que si les dará tiempo de abordar el vuelo de
las diez, apenas hay diez minutos desde el terminal hasta ese gigantesco
aeropuerto (para ser de provincia) y los taxistas están tan locos como los
venezolanos. Por precaución viajé de día, el terminal de autobuses de Manaos es
pequeño, si bien es cierto que hay varios hoteles alrededor no estaba muy
seguro de que mi presupuesto alcanzase para dar un lujo similar y por lo
general los aeropuertos son los sitios más seguros en casi cualquier parte si
piensas en eso de dormir en la calle .
El
taxista me cobró 50 Reais que equivalen como a 17 dólares que es todo un robo,
en principio quería cobrarme 65 pero regatee y aun así creo que salí perdiendo,
el caso es que me llevó hasta el sitio donde iba, ahí busqué algo de comer y me
apropie de un par de sillas donde mal dormí desde las dos de la mañana hasta la
siete cuando me desentumecí y pude caminar hasta el baño para lavarme un poco,
a falta de ducha bien se puede uno medio enjuagar con un lavamanos ,la parte
incomoda en cazar el chorro con esas llaves automáticas pero algo se hizo.
Desayuné
lo más barato que encontré y abordé un avión que me llevaría por la mitad de
Brasil haciendo cuatro escalas en aeropuertos tan exóticos como uno que dejaba
a los pasajeros en medio de La pista hasta el de Porto Alegre que es pequeño y
milagrosamente con unos funcionarios muy amables. Por un retraso de la
aerolínea hubo que cambiar de avión y mi equipaje no había llegado, tocó
quedarse unas tres horas más a esperar el próximo lote de maletas donde vino lo
que quedaba de la mía, cosa que causó no
pocas miradas de lastima por parte del personal que vio lo maltratada y rota
que llegó la pobre.
Otro
taxi , esta vez hasta la Rodoviaria (así llaman al terminal), este si es mucho
más grande, organizado y limpio que había visto en nunca, caminé como pude con
mi maleta hasta que encontré un restaurante que abría toda la noche, allí me
arrellané a fumar y tomar café hasta que el sueño llegó, me levanté de esa
silla pues la señora del restaurante dejó muy claro que nada de dormir ahí,
caminé hasta un andén del terminal , puse la maleta a mis pies y el morral con mi cámara y PC a un lado, caí
en un coma profundo por tres horas más o menos, cuando abrí los ojos eran la seis
de la mañana, el terminal comenzaba a cobrar vida. Sin embargo la boletería
comenzaba a la siete de la mañana, era imperativo para mi salir ese mismo día
pues el permiso de estadía en Brasil se vencía y eso de pagar multa no entraba
en presupuesto.
La
empresa de autobuses que yo había encontrado en internet no tenía salidas
diurnas ´pero el vendedor muy amablemente me recomendó que comprase en otra
empresa que si salía ese mismo día, total ahora serian apenas siete horas más
de carretera y no pagaría la multa. Como ya les conté hacia una semana atrás
había botado mi teléfono celular (como lo añoro en estos instantes) así que fue
una bendición que la empresa donde compré pasaje tenía una sala de espera VIP
con Wifi gratis o pc´s a disposición de quien necesitase conectarse, lo hice ,
saque mi portátil y terminé de establecer la logística de mi llegada.
Llegué
a la frontera con Uruguay, a un sitio llamado El Chui a las nueve de la noche,
allí me esperaba mi anfitriona y benefactora por estos días mientras encuentro
empleo, además de arreglar mi situación migratoria, debo admitir que el sitio
donde estoy que se llama Punta del Diablo, es una belleza pero no hay mucho
empleo para señores mayores de 40 años y esta estampa de huido, sin embargo
busco otras opciones, no creo que el universo después de ponérmelo (más o
menos) fácil para irme de mi país a buscar mejoras económicas que alcancen a
los seres amados que dejé allá, vaya a echarme la gran vaina de seguir
haciéndome pobre, desdichado y sin ansiolíticos para soportar la miseria,
seguro me voy a sorprender pronto con el empleo soñado, con el sueldo también
soñado para darme y darle a todo aquel que quiero, la mano que merece desde
esta nueva esquina del tercer mundo por el tiempo que me toque quedarme por
esta esquina.
José
Ramón Briceño, 2016
@jbdiwancomeback
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